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612 - Una pluralidad viviente
Cuando pensar desde el cuerpo se convierte en el nuevo Real, este cambio marca un descentramiento de la filosofía de la conciencia moderna,además de señalar una recuperación de su dimensión ontológica

Merleau-Ponty se preguntaba por el ser de la cosa en cuanto tal, más allá de la conciencia, una trascendencia en la inmanencia, un verdadero en-sí para nosotros

la cosa nos ignora, reposa en sí. Es hostil y extraña, no es un interlocutor para nosotros sino un otro decididamente silencioso, un si, un soi que se nos escapa como la intimidad de una conciencia desconocida

 

La cosa es el correlato en negativo de nuestro ser corporal – el vidente de lo visible – es también un ser visible que ocupa,como todo lo demás, un lugar en el panorama de lo visible, por eso contiene de alguna manera la clave muda del misterio de la existencia

Merleau-Ponty aspira a superar toda visión antropológica de la libertad y la existencia ya que la libertad no se reduce al yo sino que se extiende al otro, a todo otro, a todo ente. Piensa el cuerpo como el lugar de la aparición de la conciencia al mundo desde una filosofía de la conciencia

Todo es cuerpo: el yo es cuerpo, el alma es cuerpo, el espíritu es cuerpo, es decir, es el lugar de una pluralidad viviente

Así, frente al soliloquio de la razón subrayamos la genealogía de los cuerpos: un modo de componer relatos, de hacer historia, de crear nuestras ficciones, que no repose sobre lo absoluto sino en la contingencia de lo terreno, de lo finito

Lentamente, el sujeto fue adquiriendo dimensiones cada vez más decisivas, sobre todo referidas al concepto de individuo, al sujeto como autorreferente de todo. Al respecto dice Merleau-Ponty que el análisis reflexivo ignora el problema del otro, así como el del mundo; de esta manera, todo condujo a un universo de objetos puestos a disposición de un sujeto .Tanto las explicaciones científicas como las reflexiones intelectuales configuraron un sujeto que construye el objeto en lugar de vivirlo rechazando de plano toda inmediatez de la relación con el mundo Esta es la condición desencarnada del sujeto que nuestro tiempo sigue proponiendo ya que prescinde de lo que realmente nos llevaría a admitir al otro, el cuerpo. Se da, por tanto, una pauperización del fenómeno primordial del cuerpo vivo y vivido

Así, sería necesario desestimar el hábito de construir grandes relatos centralizados y cerrados en un dogma, para dejar que emerjan las fisuras, las discontinuidades, la posibilidad de la ruptura, y de que aquello que surja como irreconciliable remita a la construcción de una mirada renovada y transgresora desde la periferia

De esta manera se recuperaría la diversidad de lo corpóreo, del cuerpo como hilo conductor y la razón se inmunizaría frente a la pluralidad de los cuerpos

Cuerpo y yo, cuerpo y razón, cuerpo y espíritu, ya no componen un dualismo, sino que pasan a ser considerados como una unidad. Es el cuerpo como una gran razón, el que provoca la aparición del yo, el espíritu o el alma, y así, desde esta perspectiva el yo no es distinto del cuerpo sino uno de los modos de plasmar dicha corporalidad, de tal manera que el que está despierto puede afirmar

cuerpo soy yo íntegramente

Así, el cuerpo nos lleva a reflexionar sobre la conexión entre el yo, el alma, la razón, la corporalidad, pues desde esta mirada ya no se oponen, y frente a un cuerpo que ha sido depreciado, pauperizado, le devolverá al cuerpo su papel preponderante

Detrás de tus pensamientos y sentimientos se encuentra un soberano poderoso, un sabio desconocido que en tu cuerpo habita. Es tu cuerpo

Lo que podemos considerar lo impensado del cuerpo espera como suspenso de la escritura, como algo jamás pensado aún, que quiebra los signos ya codificados, y que irrumpe a través de la obra aguardando al filo del lenguaje, rozando los bordes de lo ya adquirido, lo que ya es historia

Para Merleau-Ponty, el escritor trata de producir un sistema de signos que restaure, gracias a su ordenamiento interno el paisaje de una experiencia.

Esta idea está ínsita en toda expresión, y no es ni -más-ni menos que el esfuerzo por poner en palabras el silencio hablante de las cosas: la función conquistadora de la palabra que se halla siempre en los entresijos del mundo vivido es por lo que el arte de escribir consistirá en revelar dicho mundo ya que se perfila como el modo universal de contacto con los otros y las cosas, una vocación de verdad: la transformación en lenguaje universal del mundo vivido, el dar cuenta de la sublimación de la experiencia del mundo de la percepción en el mundo de la expresión. Y es la palabra la herramienta

La búsqueda de un lenguaje de silencio, de un suelo de la expresión lingüística, nos conduce a la dimensión ontológica de nuestra existencia cuyo concepto central sería el de la carne, el del cuerpo; así, las ideas encarnadas o sensibles serían nociones sin equivalente, insustituibles por una expresión conceptual, por eso, el único acceso a una expresión conceptual es una experiencia carnal cuyos ejemplos más claros son las significaciones transmitidas por los signos del arte

Así, la carne se plasma como bisagra entre ambos mundos y como la puerta que conecta la percepción y el lenguaje: la textura de la experiencia, su estilo, mudo al principio, proferido después

La percepción y el lenguaje proceden de un origen común que se encuentra en la esencia, aquello sin lo cual no habría mundo ni lenguaje, ni cosa alguna

En otras palabras, la esencia es el sentido tanto de lo percibido como de lo hablado y lo pensado, es decir, existe una unidad común que sustenta el sentido de mi pensamiento y mi lenguaje y el sentido del mundo, sentido que no duplico ni copio, sino que despliego

La esencia se encuentra sostenida por el tejido de la experiencia, en esa región salvaje donde las ideas se articulan. Toda ideación es sostenida por el árbol de mi duración y las duraciones - esa savia ignorada que nutre la transparencia de la idea

La esencia no se halla ni encima ni debajo de las apariencias, sino incrustada en la carne del mundo, y, a su vez, con la carne de mi cuerpo. Así, la carne sería la condición de posibilidad de la comunicación de la experiencia

Nuestro autor se propuso acabar con el pensamiento dualista que instaló la polaridad cuerpo-espíritu y, en consecuencia, afirmó

Hay un cuerpo del espíritu y un espíritu del cuerpo, y un quiasmo entre ellos

No puedo plantear un único sensible sino como arrancado de mi carne, extraído de mi carne, y mi carne es uno de los sensibles en el cual se hace la inscripción de todos los otros

Lo único esencial es entregarse con una mirada auténtica y plena hacia el interior. La verdad genuina está en el fondo, solo queda la abstracción de lo transitorio. La génesis del lenguaje se vincula con el cuerpo y la expresión pre-categorial de los gestos, en los que el silencio, que funda la prosa del mundo, describe una profundidad secreta e inagotable, una dimensión inalcanzable con una opacidad inaprensible que obstruye nuestra llegada a lo real. Este recorrido hacia el silencio primitivo es una manera para el cuerpo humano de celebrar el mundo y finalmente vivir, ya que el fondo del silencio no deja de rodear a la palabra sin el cual no diría nada

El lenguaje no es traducción sino inmediatez del cuerpo viviente, un exceso sobre el habla. La palabra es un gesto y su significación un mundo

En la comunicación originaria mis palabras me sorprenden a mí mismo y me enseñan mis pensamientos

La percepción se corresponde con esa posesión del mundo en un pensamiento pre-reflexivo, un cógito intencional, pero no reflexivo, sino operante. Es un movimiento de relación con el mundo, pero no mediatizado por representaciones, es un tender a pleno de significación

Del yo natural vienen las intenciones que no son propias, no son reconocidas ni elegidas por un yo- sujeto, pero sí por un yo-cuerpo

Percibir y querer, así como imaginar, soñar, afirmar y negar, son funciones del cuerpo como carne del mundo. Para este pensador, la carne designa un tipo de ser que no tiene nombre en ninguna filosofía,ya que no es materia, no es espíritu, no es substancia. La carne es una cosa general a medio camino entre el individuo espacio-temporal y la idea

El mundo no es ajeno al cuerpo porque él es el mundo. No está en el mundo como si este fuera un espacio diferente de él que lo acoge y le permite ser, sino que el cuerpo es el mundo operando como conciencia y voluntad, el ser sí mismo es a la vez ser mundo: estamos presentes a nosotros mismos porque estamos presentes al mundo

La carne es la noción por medio de la cual Merleau-Ponty designa el tejido ontológico común que entreteje nuestro cuerpo, el del otro y las cosas del mundo, envolviéndolas en un horizonte de co-pertenencia en el interior del cual el sujeto y objeto aún no están constituidos. Por tanto, todo cuerpo y toda cosa no se da más que como diferencia en relación a otros

Es el permanente movimiento del cuerpo haciéndose cuerpo el que hace al mundo y viceversa. El cuerpo no es nada, sino que se va haciendo cuerpo en el dinamismo de su relación con el mundo

Antes de enfrentarme, el mundo es nada más que lo que me rodea, coincide conmigo y allí está el nivel naciente del sentido. Está en el gesto de responder, en el entrecruzamiento gestual y silencioso de cuerpo y mundo


 

Abril 26 de 2024