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52 - Nuestro Truman Show
El mundo se presenta hoy como una entidad autónoma que nosotros los modernos pensamos como productora de novedad, una novedad que nos atrae, nos fascina, nos toma por sorpresa y que indefectiblemente nos hace sus esclavos, una novedad que consideramos radicalmente diferente del pasado, y no como su actualidad, donde se ocultan las claves de este Hoy del mundo, desbordado y poblado de seres que viven transmutados en súbditos del consumo en un clima saturado de banalidad

Ser, hoy, es pertenecer al Mercado y aceptar ser convertido en valor de cambio, espejarse en los demás para asegurar la pertenencia a una comunidad contenedora y perder de vista el tema de la propia vida corriendo un telón para proteger la escena del simulacro de mundo que se consume para consumir, un mundo que se pliega sobre sí mismo buscando y aceptando el pláceme de los demás compartiendo una misma ideología basada en la satisfacción de las demandas de turno, objetos, espectáculos, libros, pensamiento – lo que hay que ver, leer y pensar – Lo que hay que ser

Todo este engranaje crea un mundo de apariencia armónica, un paraíso artificial del que participa un sector de la sociedad mientras en el otro anida la envidia y el resentimiento hacia ese mundo de hojalata que la publicidad encumbra para que la cadena consumista no se quiebre en ningún punto

El hombre aparece en el mundo poseído por una especie de horror vacui - de horror al vacío - ante lo amenazante del entorno, y en un intento de exorcizar la realidad que lo atemoriza, la llena de dioses, le impone sus visiones, sus relatos, sus símbolos. La ordena creando una distancia para poder vivir en ella

Hoy, ese mismo hombre cargado de siglos, de historia, de cultura, sigue creando y recreando la realidad  en complicidad con todo un sistema al que fatalmente pertenece, pero nada más que para poder huir de ella. El hombre del antaño vivía en un tiempo mítico, un eterno presente, un tiempo primordial, sagrado, el tiempo del acontecimiento que reactualizaba el tiempo ontológico del comienzo. Lo sagrado irrumpía en su cotidianidad como eje de su devenir. Hoy, el hombre es tan solo un pasar, un pasaje hacia el futuro, un mero diferimiento del ahora, donde invierte todo su ser, basando su existencia en lo profano, viviendo en un tiempo histórico, no cíclico, que no pertenece al hombre real, a su existencia como ser

Se arranca del tiempo, del mundo y de sí, hombre hueco, con la cabeza y el alma llenas de paja

Hoy los seres llevan a cuesta su propia puesta en escena. Son signos des - encarnados, actores de aquello que los narra sin que se aperciban de ello. El mundo que habitan se transforma en su propio relato, y en el de cada uno, un mundo que los narra y es a la vez narrado por cada uno, un gran híper texto que gira sobre sí y se muerde la cola, nuestro propio gran relato que nos pone en la única escena de este nuestro único mundo, nuestro propio Truman Show

En el aire y despistados

En Groundhog Day, el meteorólogo Phil Connors, experto en cuestiones de tiempo, inadvertido de su propio presente, se ve obligado a repetir un mismo día infinitas veces, el día de la marmota, que reenvía a alguien que pasa su tiempo dormido, hasta que despierta. Justicia poética, el necio que toca el fondo de su necedad y roza el comienzo de la sabiduría

Dos filmes emblemáticos que iluminan desde otro lenguaje el estado de cosas que nos envuelve, y que quizá comenzó con el primer click que encendió las pantallas brillantes que se instalaron en todos los hogares como convidados de piedra, entronizando la imagen como boomerang de la publicidad

La gran trampa  de este mundo es la presión que se ejerce para que todas las personas participen de la imagen consuman todo lo que hay que consumir para lograrlo y luego estén listas para ser consumidas y abundar en valor de exposición, último eslabón para disparar el deseo de espejarse y broche de oro para el funcionamiento del sistema. Hoy las pantallas son la sombras de dios y por ende ser es ser proyectados y reflejados, ser trending topic, señalar el camino, hipnotizar a los que consideran la libertad un motín

Somos incapaces de reconocernos y desarraigarnos de la homogeneidad a la que hemos consentido y volver a interactuar sin desalojar las diferencias

Hay quienes aún permanecen al margen de la visibilidad, son los menos, pero también hay que pensar con Quignard que la victoria de lo invisible no brilla


 Enero 2017