72 - Porque Poesía...
Porque Poesía...
La poesía no necesita ser explicada y la única respuesta está implícita en su misma esencia. Tampoco necesita ser defendida ni justificada. El mundo trata de desterrarla, pero nunca podrá agotarla, es una vibración ontológica que nos habita aún sin que lo sepamos y que recorre todo el universo
La vida y la poesía comparten un mismo destino, el del siempre que vive de su nunca, la fatalidad del alma entre un deseo de querer regresar sin saber adónde y una auto exigencia de permanecer. Poesía es una cuestión de umbrales, un puente sin fin hacia eso que no sabemos pero que no dejamos de buscar
Extasis de no saber, momento único e incapturable de lo fugitivo, río rumoroso que nos vive susurrando, apenas balbuceando la distancia irrenunciable
La poesía habita en un secreto del lenguaje y nombra lo desconocido y es ese mismo desconocimiento lo que acontece como poema, la posibilidad de decirlo sin tocarlo, de dejarlo tal como siempre, totalmente otro, a la espera de una inminencia siempre al llegar, cada vez ausente y constantemente aplazada. Es un pliegue de rebeldía en el lenguaje, habla con una voz que oscurece la cotidiana claridad de las palabras del día y abre el vasto enigma de la existencia que así abjura de la costumbre del olvido causante de la oxidación banal en la que el mundo está sumergido. Provoca la dehiscencia del discurso y limpia el lenguaje de las perversas exigencias de la contingencia, el derroche y la trivialidad consuetudinarios. La poesía aloja un intenso deseo de liberación de las ataduras mundanas, no se busca más que a sí misma. El espíritu arranca la expresión poética del lenguaje del mundo relatado y lo hace retornar a lo que era en un principio, lo restituye a la vida, a la experiencia original del primer murmullo, el todo lo por decir antes de todo decir, la curva del eco que nos alcanza desde el pasado develando la relación primordial entre las palabras y las cosas
La poesía nos hace habitar la sonoridad de un tiempo donde jamás estuvimos pero en donde ya fuimos, donde aún somos, nos desconoce el mundo y se desconoce palabra para vivirse poema. La poesía sucede en el rehuso del habla, acontece donde cede el lenguaje y comienza la materia de la palabra, en ese lugar sin lugar, allí donde se abre
Es un rozar la cosa de las palabras evidenciando el desacuerdo entre mundo y lenguaje. Cuando la poesía tropieza con la palabra allí está su libertad y también su necesidad, busca en la palabra lo que no es para ser lo que es.
Las palabras se vuelven palabras cuando dicen no cuando significan. Esa es la coherencia de la poesía, no transigir con el lenguaje. Cribarlo, vaciarlo para inventarlo de nuevo. El milagro de la palabra poética es volverse ausente haciendo desistir la referencia de las cosas, in-expresarse
Poetizar es burlar la lengua, acosarla, trastornarla hasta su total extrañamiento
Hay un silencio anterior al habla como un presagio del lenguaje y un silencio que se recuesta sobre él donde se aloja nuestro eterno enigma. El poema transita entre esos silencios y se aventura en la desmesura del lenguaje perturbándolo, desarticulándolo, hasta que se transforma en lenguaje poético - peripecia de la palabra a pesar de ella misma. Es un otro modo de producir sentido donde el lenguaje se escurre detrás de lo que dice haciendo desaparecer la densidad de las cosas, disolviendo la representación. Así la poesía se vive música, embriaguez que disuelve el sueño de la ambición y la gélida indiferencia del poder
Cenizas esparcidas. El aire como polvo. Casi nada
La poesía nos desmiente, desempaña el espejo y demuele nuestra pretendida identidad, pone fin a los falsos sonidos del hombre y va al encuentro de la cuerda que no pulsaron
Nuestro tiempo es el de la caída en el presente. Nada o casi nada sabemos de él pero los poetas sí lo saben, el presente es el manantial de las presencias y la poesía es el lugar donde todo está presente, donde el hombre es religado, salvado de su caída en el tiempo. La poesía es un nacimiento perpetuo, ve en las cosas la eternidad de cada instante, de cada ahora, la realidad de lo que realmente son. Es palabra viva, descorre el telón de la historia y tira del hilo del tiempo para descubrir al hombre en la soledad de su carne
Hay que vestirse de soledad para borrar el presente con la presencia
En cada hombre duerme un poeta de siglos y la poesía custodia el aura de la tierra, deserta de los ojos y despierta la mirada. El mirar, no lo mirado
Hay una letra ingobernable en medio del poder del lenguaje, un decir escondido en la sombra, un resto dormido. Lo no dicho. La poesía se resiste a ser explicada por ese exceso indecible que la habita. El poema fuga pero la huella resta
El límite del lenguaje no es el no-lenguaje, sino la posibilidad de expresar lo otro del lenguaje, huella inescrutable que permite instaurar en el presente el retorno de lo perdido y señalar un lugar desconocido de la tierra, un afuera. Nunca nombrar la falta va a colmar la oquedad por eso la poesía está destinada a trashumar y a enrarecerse cada vez más como si un velo se tendiera sobre el lenguaje generando una total extrañeza , un velo que se sustrae a la obviedad de la mirada del mundo
Poesía es lo otro de lo que se puede decir, no expresa nada que no sea el decir mismo, el poeta escucha la extrañeza, su voz se estrella contra lo incomunicable y sigue diciendo lo indecible, su fatal ignorancia. Es la escucha del decir verdadero donde nadie está presente, ningún sujeto de enunciación que diga, ese es el lenguaje poético, una especie de metalenguaje inapropiable que desarticula el simbolismo de la escritura. Allí radica la fuerza de la poesía, en ese ese hueco que abre en el lenguaje
La poesía vive de todo lo que está fuera de sí. Es el único adentro impenetrable que nos incluye y nos arroja en un paréntesis fuera del espacio –tiempo. Huella sin contornos que se desdicen fugando hacia un horizonte velado, tejido de trazos elípticos que envuelven su propio decir, su auténtico in-decir
Juego de ecos, vibraciones y desbordes, la palabra llega imprevista, es imposible inventarla. Hay que devastar el lenguaje mantenerlo en una inestabilidad permanente para que desde él surja lo absolutamente nuevo, lo absolutamente otro
Hacer hablar hasta el blanco de la página/esos puentes que nos lanzan hacia lo desconocido/ el blanco que está en el fondo de lo que no tiene fondo
El poema desata silencios. La palabra poética interrumpe el continuum del pensamiento, lo silencia y se lanza por un más allá de la idea hacia lo otro Es la gracia que disuelve la gravedad del mundo y nos permite el reencuentro con lo sagrado de la existencia, lo otro, lo real. Es la redención de la época en la que el hombre corre peligro de extinguirse en lo fatídico de la cosificación que ha aniquilado el sentido del mundo para dejarnos un mundo sin sentido que se revela en la banalización del lenguaje, en su entropía y en el engranaje eslabonado del poder
El poema no se somete al sentido. Rescata desde el fondo de la memoria muda aquello que permanece intocado pero que hemos perdido, por eso el poema nos llega desde la perplejidad de vivir en un lugar que no reconocemos como nuestro. La misión del poeta es la de conducirnos hacia ese tiempo donde todo retorna a lo in–significante, ese mundo que dejamos de ser. La poesía es la única que sigue diciendo cuando todo parece haberse dicho y aún en medio de las sombras de dios continúa explorando ese afuera imposible siendo el único discurso ajeno a toda experiencia, por eso le cabe la posibilidad de lo imposible, de lo ilógico, de lo indescifrable
La poesía desvive nuestra historia, la recorre hacia atrás hasta el ensueño primitivo desde donde el hombre ha sido expulsado, el paraíso perdido, la primera aurora, todo lo naciente en lo nacido. Extrae su exceso de ser de una ancianidad inmemorial, de su eterno retorno
El poeta solo espera a un lector providencial. Ha roto con su época y respira por sí mismo de cara a lo inacabado e imperfecto de la condición humana, mientras la poesía arrasa y resquebraja la base que nos construimos con la que nos defendemos, con la que nos postergamos y circula en medio de la prepotencia del ruido y la mirada simplificadora de la costumbre, en dirección hacia el sueño que le ofrece como verdad absoluta su intangible nudo de noche
La palabra nueva, la siempre al llegar, surge en el poeta desde el vacío que lo habita y que escribe para mantenerlo abierto
El poeta va más allá de las apariencias, accede al lado oscuro de la obviedad pero tampoco así logra discernir la verdad del origen, la raíz de lo insondable que no obstante devela su palabra. La poesía afirma la experiencia de lo que el lenguaje no puede. Si afirmara otra cosa que ese no-poder del lenguaje se convertiría en profecía, promesa, ley. Solo es experiencia de sí misma y para sí misma. Experiencia de la extrañeza
Poesía es ese sentimiento anónimo y secreto de quien se ha exiliado del mundo para conjugarlo en un verbo
Julio 2017