75 - El otro lado de la esperanza. Aki Kaurismäki
Para acercarse al cine de Kaurismäki simplemente se necesita un requisito, abrir esa zona que el ruido del mundo actual no nos permite y colarse en la travesía de sus personajes que deambulan a través de los laberintos de la pérdida y el desamparo donde no se escucha otra cosa que la vida en su desnudez
La vida es respuesta y las criaturas de Kaurismäki responden al mundo y responden del mundo en una puesta de calles umbrosas salpicadas de cuando en cuando por algún que otro bar donde la música narra con lucidez y sin angustia el calvario de esos hombres como única contención, único asilo, la única identidad donde se ven reflejados, el verdadero refugio para la melancolía que les está vedada
Es esta puesta de tintes sombríos, de calles silenciosas que nombran la ausencia, de cuartos precarios que contienen apenas la inmensa soledad del exilio, la que guarda el alma genuina de los personajes, parca, sobria, pura, donde la cámara, de movimientos lentos, casi anónima, actúa como la sombra de los personajes, seres auto exiliados que se arrancaron de su suelo, y desgarrados, emprendieron el destierro
El mundo de El otro lado de la esperanza es un mundo donde el sentido está más allá de la espera, donde el hombre ya no hace pie, donde no hay dios ni religión pero donde inexplicablemente para este lado de la Tierra tampoco hay resignación ni escepticismo. Esta es justamente la recompensa de un sentido que está más allá de todo sentido pero que no llega de un” más allá “del mundo, sino de un más allá de los bordes, de las certezas, de la seguridad, de la identidad, de la filosofía como lugar de los valores, de la religión. Lejos de las demandas agotadoras de un sentido detrás de otro que jamás es el que debería
La solidaridad y el interés por los otros que han ido mermando en estos últimos tiempos hermana a todos estos seres del exilio en su naturaleza esencial, la de ser hombres para el hombre sin distinción, la de ser- en- el mundo antes de cualquier otra significación. Entonces, el sentido del mundo está en cada uno, cada vez al mismo tiempo, como todos y como uno; en cuanto individuos expresan el mundo entero, pero no lo expresan sin expresar más claramente el último rincón del universo
Si el mundo es en el sujeto, el sujeto no es menos para el mundo
El singular plural, el uno numeroso, los unos y los otros, los unos con los otros es la respuesta para un mundo como el nuestro que se debate entre el egoísmo y la competencia salvaje
La filmografía de Kaurismäki puede considerarse un continuum sin comienzo ni final, como las perlas de un collar – muchos de sus films se citan entre sí, así el ataque a Khaled reenvía inmediatamente a Un hombre sin pasado - es la ”duración” de un mundo habitado por sus siempre queribles losers con sus miserias, sufrimientos y extravío a través de sus historias, las mismas y distintas a la vez, en medio de una existencia cuyo sentido es justamente que no lo tiene, y ese no tener sentido ya es el sentido con toda su fuerza de insurrección
El abandono, el exilio, es la categoría ontológica necesaria para comprender nuestro tiempo y nuestra historia. Es el gran tema de nuestra tradición occidental y Kaurismäki lo plasma con un cine sentido, personalísimo, hondo y sin verborragia
Un alguien que filmando su Tierra, logra hacerla universal
Agosto 2017