Nos encontramos formateados dentro de una nueva
escritura que ha puesto en evidencia que es ella la que nos escribe
El tiempo hoy se solaza con la porosidad de las fronteras y la fluidificación de los límites entre ficción y “realidad” desatándonos de la omnisciencia y la omnipresencia del autor, de la tiranía de un Cronos prolijo y ordenado, de la falacia de las explicaciones totalizadoras y totalizantes y de la rigidez de los preceptos de la moral y la religión
La crítica y la academia han sido intensamente provocadas desde este afuera de lo establecido y obligadas a releer sus corpus y a penetrar incluso en ese extrañamiento que vive la escritura y el arte en todas sus manifestaciones. Lo que hoy se llama arte ha dado un giro copernicano. No hace demasiado el crítico-curador viajaba a través de la obra del artista y dejaba en claro qué íbamos a ver, proponiendo “su” imagen pensativa y usurpando el único instante valedero, el de cada contemplador. Hoy, ha intensificado su intervención y es casi coautor de la obra, generalmente la de un grupo, que a través de la idea y del debate van pergeñando un conjunto de obras que se revalidan entre ellas y que casi siempre tienen un mismo objetivo, la concientización del espectador y la desaparición del contemplador, rebautizado elitista. La exhibición de las obras no agrega nada porque se les ha silenciado lo más propio, su lenguaje. Despertar conciencias no está en la picota de nadie, pero sería preferible evitar que el arte pase a ser un material de ilustración, en otras palabras, una especie de alegoría, donde se nos pide que encontremos lo que ya se dijo. Lo mismo de lo mismo en distinto formato, contradicción que pone de relieve que el arte hoy pretende subvertir los discursos dominantes pero al mismo tiempo dependiendo de ellos para su existencia
Algunas obras de arte han alojado su propia crítica, una reflexión implícita sobre su propio ser y algunas, explícitas, se han vuelto pasmosamente referenciales ocluyendo esa ausencia reveladora que abarcaba todo lo que hoy se intenta decir “acercando” el arte a la gente y sustrayéndole su auténtica lejanía
El viento del tiempo desplazó la igualdad
de una cultura centralizada a culturas descentralizadas que provienen de los sistemas de consumos imperantes. Hoy la
escena del arte es una trama globalizada y también es un comercio donde el arte
es un objeto de consumo más, con tendencias claras y dominantes, donde nada es original,
donde el pasado y la tradición han sido reutilizados convirtiéndose en nuevos
textos y han sido incorporados pero violentados por la parodia, cita y eco
diseminado de otros textos que proponen una infinita reconfiguración del
sentido señalando abiertamente su carácter transitorio y paradojal, además de
ofrecer una relectura irónica de ese mismo pasado
De a
poco el tiempo se despertó de su sueño de cosas claras y distintas y se volvió
autoreflexivo, desestabilizador, contradictorio, más explícitamente político y
fundamentalmente incómodo, alejado de certezas y verdades universales, un
pliegue de tiempo abierto a la superposición de discursos y a sus diferencias
irreconciliables, tierra de cultivo de los metalenguajes en los que casi todo
ha sido dicho o donde todo ha sido casi dicho, releído, a veces a través de la
ironía, una nueva manera de escribir que transita un entre estar dentro del mundo
y a la vez fuera deconstruyéndolo, un pertenecer y a la vez un ser testigo crítico
de esa pertenencia
Todo
lo que decimos o hacemos cita, remite, connota. La inocencia ya no habita estos
tiempos, los discursos contextualizan todo lo que se dice y se hace y es la
parodia irónica el instrumento que pone
al desnudo este hecho ineludible. La nostalgia nos borraba del presente y nos
regresaba un pasado imaginario, mientras este tiempo confronta críticamente el
pasado con el presente, uno en referencia con el otro y nos devuelve un pasado
textualizado que va en busca de su propia diferencia a través de la repetición
Tiempo éste que llegó hasta aquí renegando de su centro y del orden que prometía, repensando los bordes y los límites
extremos que el mismo centro ignoraba, haciendo lugar a lo otro, lo
diferente, lo híbrido, combatiendo los clichés de nuestra cultura, cuestionando
lo que interrogaba, difiriendo la respuesta que no cierra ni clausura
No
obstante es el tiempo de lo cercano, de lo próximo, todo resulta banalmente
accesible. Es el tiempo de la fuga del aura que se ha retirado en silencio en
medio de las voces disidentes, es un tiempo que exige pensar desde el desastre del
pensamiento, no recostado cómodamente sobre su historia, un tiempo que
socava nuestro antiguo sentido de certeza y de referencia, un tiempo que empuja
al hombre hacia lo no pensado, sabiendo que cualquier cuestionamiento nos llega desde una herencia que ya está
ínsita en la estructura de lo cuestionado, escondido, cifrado quizá, en su
propia evidencia que es la que abre el espacio de la pregunta
Tiempo que apunta a la unión de todos en todos los ámbitos y que no obstante y a pesar de afirmar una nueva conciencia geopolítica, aún existe el riesgo de convertir a la comunidad en un sujeto colectivo que anule a los individuos singulares que se ven así yuxtapuestos y sumados compartiendo la misma ideología y no expuestos a los otros como verdadera alteridad. La comunidad no se encuentra en un ser común sino en el ser-en-común que hace que todo lo que existe no se explique por sí mismo sino por estar en relación con el otro, en una exposición infinita, que imposibilita el repliegue de todo ser sobre sí mismo
La verdadera conciencia se hace
experiencia de la comunidad que se distancia tanto de la comunidad de los orígenes como de la de la utopía de un futuro ideal. No se la crea como obra, ya está
dada en la experiencia del individuo sin la cual no habría ser
Somos
diferentes…nuestra razón es la diferencia de discursos, nuestra historia, la diferencia
de épocas, nuestro ser, la diferencia de máscaras. Esas diferencias, lejos de
ser el origen olvidado y recuperable, es esta dispersión que somos y hacemos
Llegamos
a un tiempo de gesto cuestionador, de paradojas en tensión, irresueltas e irresolubles. Sin última
palabra
Octubre 2017