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82 - Un tiempo incómodo
Este ahora impone un momento de reflexión sobre el curso del hasta-aquí del tiempo que ha revisado nuestros pensamientos que "pensábamos" eternos y también ha cambiado los modos no solo de pensar sino de leer y de escribir, ha derrocado las convenciones del arte, desafiado las instituciones que las avalaban y transgredido sus márgenes


Nos encontramos formateados dentro de una nueva escritura que ha puesto en evidencia que es ella la que nos escribe

El tiempo hoy se solaza con la porosidad de las fronteras y la fluidificación de los límites entre ficción y “realidad” desatándonos de la omnisciencia y la omnipresencia del autor, de la tiranía de un Cronos prolijo y ordenado, de la falacia de las explicaciones totalizadoras y totalizantes y de la rigidez de los preceptos de la moral y la religión

La crítica y la academia han sido intensamente provocadas desde este afuera de lo establecido y obligadas a releer sus corpus y a penetrar incluso en ese extrañamiento que vive la escritura y el arte en todas sus manifestaciones. Lo que hoy se llama arte ha dado un giro copernicano. No hace demasiado el  crítico-curador viajaba a través de la obra del artista  y dejaba en claro qué íbamos a ver, proponiendo “su” imagen pensativa y usurpando el único instante valedero, el de cada contemplador. Hoy, ha intensificado su intervención y es casi coautor de la obra, generalmente la de un grupo, que a través de la idea y del debate van pergeñando un conjunto de obras que se revalidan entre ellas y que casi siempre tienen un mismo objetivo, la concientización del espectador y la desaparición del contemplador, rebautizado elitista. La exhibición de las obras no agrega nada porque se les ha silenciado lo más propio, su lenguaje. Despertar conciencias no está en la picota de nadie, pero sería preferible evitar que el arte pase a ser un material de ilustración, en otras palabras, una especie de alegoría, donde se nos pide que encontremos lo que ya se dijo. Lo mismo de lo mismo en distinto formato, contradicción que pone de relieve que el arte hoy pretende subvertir los discursos dominantes pero al mismo tiempo dependiendo de ellos para su existencia

Algunas obras de arte han alojado su propia crítica, una reflexión implícita sobre su propio ser y algunas, explícitas, se han vuelto pasmosamente referenciales ocluyendo esa ausencia reveladora que abarcaba todo lo que hoy se intenta decir “acercando” el arte a la gente y sustrayéndole su auténtica lejanía

El viento del tiempo desplazó la igualdad de una cultura centralizada a culturas descentralizadas que provienen de  los sistemas de consumos imperantes. Hoy la escena del arte es una trama globalizada y también es un comercio donde el arte es un objeto de consumo más, con tendencias claras y dominantes, donde nada es original, donde el pasado y la tradición han sido reutilizados convirtiéndose en nuevos textos y han sido incorporados pero violentados por la parodia, cita y eco diseminado de otros textos que proponen una infinita reconfiguración del sentido señalando abiertamente su carácter transitorio y paradojal, además de ofrecer una relectura irónica de ese mismo pasado

De a poco el tiempo se despertó de su sueño de cosas claras y distintas y se volvió autoreflexivo, desestabilizador, contradictorio, más explícitamente político y fundamentalmente incómodo, alejado de certezas y verdades universales, un pliegue de tiempo abierto a la superposición de discursos y a sus diferencias irreconciliables, tierra de cultivo de los metalenguajes en los que casi todo ha sido dicho o donde todo ha sido casi dicho, releído, a veces a través de la ironía, una nueva manera de escribir que transita un entre estar dentro del mundo y a la vez fuera deconstruyéndolo, un pertenecer y a la vez un ser testigo crítico de esa pertenencia

Todo lo que decimos o hacemos cita, remite, connota. La inocencia ya no habita estos tiempos, los discursos contextualizan todo lo que se dice y se hace y es la parodia  irónica el instrumento que pone al desnudo este hecho ineludible. La nostalgia nos borraba del presente y nos regresaba un pasado imaginario, mientras este tiempo confronta críticamente el pasado con el presente, uno en referencia con el otro y nos devuelve un pasado textualizado que va en busca de su propia diferencia a través de la repetición

Tiempo éste que llegó hasta aquí renegando de su centro y del orden que  prometía, repensando los bordes y los límites extremos que el mismo centro ignoraba, haciendo lugar a lo otro, lo diferente, lo híbrido, combatiendo los clichés de nuestra cultura, cuestionando lo que interrogaba, difiriendo la respuesta que no cierra ni clausura

No obstante es el tiempo de lo cercano, de lo próximo, todo resulta banalmente accesible. Es el tiempo de la fuga del aura que se ha retirado en silencio en medio de las voces disidentes, es un tiempo que exige pensar desde el desastre del pensamiento, no recostado cómodamente sobre su historia, un tiempo que socava nuestro antiguo sentido de certeza y de referencia, un tiempo que empuja al hombre hacia lo no pensado, sabiendo que cualquier cuestionamiento  nos llega desde una herencia que ya está ínsita en la estructura de lo cuestionado, escondido, cifrado quizá, en su propia evidencia que es la que abre el espacio de la pregunta

Tiempo que apunta a la unión de todos en todos los ámbitos y que no obstante y a pesar de afirmar una  nueva conciencia geopolítica, aún existe el riesgo de convertir a la comunidad en un sujeto colectivo que anule a los individuos singulares que se ven así yuxtapuestos y sumados compartiendo la misma ideología y no expuestos a los otros como verdadera alteridad. La comunidad no se encuentra en un ser común sino en el ser-en-común que hace que todo lo que existe no se explique por sí mismo sino por estar en relación con el otro, en una exposición infinita, que imposibilita el repliegue de todo ser sobre sí mismo 

La verdadera conciencia se hace experiencia de la comunidad que se distancia tanto de la comunidad de los orígenes como de la de la utopía de un futuro ideal. No se la crea como obra, ya está dada en la experiencia del individuo sin la cual no habría ser

Somos diferentes…nuestra razón es la diferencia de discursos, nuestra historia, la diferencia de épocas, nuestro ser, la diferencia de máscaras. Esas diferencias, lejos de ser el origen olvidado y recuperable, es esta dispersión que somos y hacemos

 

Llegamos a un tiempo de gesto cuestionador, de paradojas en tensión, irresueltas e irresolubles. Sin última palabra

 

Octubre 2017