Nuestra civilización ha sufrido una increible metamorfosis desde los últimos tramos del siglo XX
– la exacerbación de la puerilidad, la enceguecedora hiper visibilidad, el desinterés y la indiferencia ante el otro , el ego como bandera, el aturdimiento de la cantidad como juicio de valor, las redes sociales como tribunal de faltas, la trivialidad del chisme intrascendente festejado frenéticamente por las gentes a través de sus prótesis digitales, los distintos sistemas de promoción de todo. En suma, la entropía de lo humano, de la humanidad de lo humano como un aire irrespirable
Lo venal, lo banal y lo viral atravesándolo todo en un orgiástico presente homogeneizado demasiado humano que nos reenvía a pensar en una crisis que inunda todo el planeta y cuyo motor principal es la tecnología, la crisis de los humanismos y el posible y cada vez más creíble advenimiento de lo ultra-humano que nos conduciría a considerar que el ojo atento de la tecnología aprovecharía este momento para devenir un alia ex machina, un ser no viviente que se asilaría en nuestro organismo y se mimetizaría con él, el endo-esqueleto. No estamos lejos, el exo-esqueletos ya ha demostrado su impresionante eficiencia en la invalidez, mejorando las performances en el deporte, and the last but not the least, como aliados de los soldados en los "campos de batalla " o escaramuzas de ataques sorpresa, simplemente adhiriéndose lo más posible a nuestro exterior
Recordamos aquí al intempestivo Allie Fox de Costa Mosquito que arriesgó su vida y la de su familia huyendo del confort para no regalársela al sistema. Una utopía, pero plena de sentido para pensar la diferencia y las fronteras que impiden el salto hacia lo nuevo, en este caso, Weir/Nietzsche mediante, un nuevo espacio para renacer en medio de la fragilidad y la indefensión de lo que nace
El desierto crece, el hombre ya no es alma ni sujeto, no queda nadie porque el que es no es nadie. Queda vivir en las ranuras o en la errancia, habitando lo abierto, fuera de los últimos hombres
Pero no somos Allie Fox aunque nos da qué pensar
Pensar incomoda como andar bajo la lluvia cuando hay viento y parece que llueve más
El intempestivo hoy, el verdadero contemporáneo, es quien “extraña” la continuidad del tiempo para transformar el porvenir, quien ve las sombras de nuestro época como algo que no deja de interrogarnos, y percibirlas no significa una forma de inercia sino que implica neutralizar el fulgor de la época para develar su tiniebla
Todos los tiempos son oscuros para quien “experimenta” la contemporaneidad
La posibilidad de reinventar la máquina obviando su sombra es lo que primero surge como un posible rescate para los aún- humanos pero sería un error que con el tiempo redundaría en beneficios para el poder que la alienta ya que crearía más expectativas aún respecto de sus ventajas. Es impensable que la tecnología pueda alojarse en un mundo distinto de ella misma ya que no es un instrumento sino que ella misma es el mundo, un mundo con sus leyes, sus estados de excepción, y su pirámide de poder que no es otra que la del mismo mundo
Aunque asistamos maravillados y estudiemos por separado cada uno de sus avances hacia la "perfección" no podemos aislar la tecnología de ninguno de los aspectos que forman el escenario del mundo, ha llegado a ser la forma universal de la producción al punto de devorar al hombre y convertirlo en su sujeto, se ha ido expandiendo sin freno alcanzando el clímax de un poder que aspira someter al mundo y reificar al hombre de acuerdo a un guión prefabricado de lo que debe-ser-el-mundo
Estamos varados en las arenas movedizas del fin de lo humano y/o de la continuación del no-humanismo como más-allá-del-hombre, una restructuración física y cerebral del hombre: El cyborg, que utilizaría nuestro cerebro como propio. Tampoco estamos lejos de eso si somos perceptivos y conscientes de ese nuevo tiempo digital que nos vive, el tiempo simultáneo que nos dejó sin presente
El poshumano sería un ser con una capacidad física, intelectual y psicológica extremas, autoprogramable, autoconfigurable e inmortal en potencia y que no formaría parte de la especie humana actual. Nosotros, los aún-humanos somos criaturas que no han alcanzado su total evolución y la tecnología –estamos en territorio de la ciencia o de la filosofía transhumanista o como quiera llamársele – podría ayudarnos. O sea, la gran revelación de nuestra existencia sería que la condición humana no es constante
Deambulando a través de una extenuación histórica, huérfanos de referentes, y cargados con toda la cruz de la existencia, acongojados por nuestra mortalidad y los miedos que ineluctablemente conlleva, enfermedades, vejez, muerte, en un mundo a un click de la explosión final, donde los vínculos son efímeros y los afectos acotados, es casi hasta razonable crear una sombra de dios a la imagen y semejanza de nuestros deseos, un ser que pudiera salvarnos de todo, y no solo, sino reconvertirnos en él y poseer todos los atributos para defendernos. Sí, el poderoso imaginario, pero de todas formas el principal interrogante que se plantea es cómo se sitúa lo poshumano frente a lo ya - inhumano? Y aunque estas líneas parezcan alentadas por la paranoia, en realidad se sitúan entre la fascinación por lo que hasta hace poco respondía a la categoría de impensable, y el terror por lo que pudiera generar esa nueva escala de poder y la consiguiente organización de la "sociedad" emergente
Hace ya mucho tiempo que los autómatas, los robots, los cyborgs, los androides han poblado nuestro imaginario a través del cine y la literatura que a su vez abrevaron en el mito, pero fue a través del discurso como se instalaron cada vez más y se fueron deslizando desde la ciencia ficción a lo posible de la realidad. Los seres de silicio conviven con nosotros all- day- long, nos facilitan las tareas, resuelven nuestras búsquedas al mismo tiempo que captan nuestra atención hacia donde ellos quieren. A quién no le sucede percibir el revoloteo continuo de la oferta de- lo-que-sea mientras está tratando de concentrar su atención en lo que lee? Y quién no hace supremos esfuerzos por ignorarlos al mismo tiempo de que a pesar de eso, sabe que subliminalmente nos enteramos de todo lo que nos están ofreciendo? Es un ejemplo mínimo de los miles que se padecen, una persecución silenciosa para unos, una silenciosa seducción para otros
No hay en el discurso digital ningún espacio inocente y donde no actúe enmascarada o manifiestamente una especie de violencia que subsume todo en un determinado sentido fijado de antemano al que se carga con las cualidades totalitarias de un poder ilimitado acabando por circunscribir a lo humano en una cosa y encerrando al hombre en un territorio de alienación porque el pensamiento no puede separarse de lo real, las cosas nunca se cierran sobre sí mismas, viven un permanente fuera de sí, y de eso se alimenta la poesía, pero paradójicamente así se ha configurado nuestra época habitando el entre las palabras y las cosas, y esa reificación es la que ha devastado lo que era el hombre-de-la-modernidad que se había perdido detrás del mundo y hoy reaparece decodificado y reconfigurado máquina
El discurso es la prueba de fuego del sistema, la que lo confirma en su inevitabilidad, el verdadero engranaje donde se pergeña el sentido del poder y cuya única función es esa obstinación de continuarse, de expanderse en cada meandro y en todo el planeta a través de su laberíntica complejidad que se realimenta y se reprograma en una infinita sucesión de líneas simultáneas, una transversalidad inabarcable y controladora de cualquier línea de fuga que pudiera producirse. El discurso sobre el poder aún no ha alcanzado ese borde de silencio necesario para que deje de ser una red irreductible. Solo Eros, el “ loco” y el poeta son su verdadero peligro
Son las palabras las que crean el sentido
Diciembre 2017