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93 - SILENCIO. El silencio de Scorsese
Martin Scorsese es un director emblema del Cine con mayúscula

Y a esta altura de su carrera y de su inmenso talento,creo, puede hacer lo que realmente le dé la gana y sería una impertinencia criticarlo, por lo menos en lo que a mí respecta

Un film es una escritura, un camino que no tiene fin, un trayecto siempre por hacerse que guarda una relación de distancia con la referencia de lo que muestra y de lo que dice, una relación sin relación, una asimetría, en cuyos intersticios se encuentra el quid del lenguaje del cine que recoge su realidad en el olvido de la anécdota. Transcurre soslayándola. Cine al que suscribo y donde siempre encontré a Scorsese

Aquello que puede “decirse” no cabe en lo que podemos ver

Desde Who´s knocking at my door, pasando por Taxi Driver con su famoso plano de la efervescencia que hizo innecesaria cualquier explicación de lo que ocurría por los interiores de Travis Bickle, por Toro salvaje y sus rounds imbricados con sus emociones - cada trompada era todo un discurso –  y siguiendo por la genial El rey de la comedia a la magistral El lobo de Wall Street, una increíble y sutil coreografía de fondo de la Bolsa y sus derivas, llegamos a Silencio, una narración en off volcada sobre bellísimas imágenes, ambas espejándose, remitiéndose la una a la otra y sí dejándonos en la perplejidad

Y aquí se abrió mi pregunta, no sobre la fe ni la apostasía ni sobre ninguno de los temas que se enuncian en el filme con toda claridad sino sobre el porqué simplemente ilustrar una historia que más remite a un libro de viajes, una especie de bitácora espiritual que narra  las vicisitudes de una búsqueda donde la fe es puesta a prueba, y darle la espalda a ese Cine que fue sello de este director y que precisamente no necesita del debate al que parece invitarnos

Respeto profundamente las creencias del director y no solo, es por eso que dejé que el asombro de que justamente Scorsese, un director emblema, silenciara el puro lenguaje cinematográfico, me sirviera de guía para reflexionar otros atajos

¿Podría deberse a un acto de extrema humildad donde hermanándose con los sufrimientos padecidos por sus hermanos en la fe y en las dudas, no quisiera agregar nada al relato sino dejarlo desnudo, solo documentarlo, testimoniarlo, y de este modo, este “silencio” sería la gran respuesta de Martin Scorsese a su propio film, un silencio que abre la reflexión, que excava la hondura de cada espectador?

El cine es una especie de laboratorio ontológico donde el universo se hace visible a través de la imagen y la propia imagen deviene universo porque el espíritu es una imagen más que se inmiscuye en el devenir y en la transformación de la materia en discurso y puede que en Silencio ese espíritu eligiera el ascetismo de la forma para narrar este “relato del relato” de la peripecia de la fe, con un clasicismo a ultranza y una linealidad extrema

Siempre el subjetivismo suma realidades, relee, interpreta - es inevitable - y como contempladora de Silencio quedé al margen de las emociones que iba enunciando el film. La cámara parecía no querer disturbar la historia, sino reflejarla con un gesto de respeto. Leí la fe a través del relato - el discurso de la fe- y vi personajes hablando de la fe pero en un lejos como si se quisiera reducirlos nada más que a su fe, a sus dudas. Lo personal es inefable, lo inefable es intransferible y lo intransferible es incomunicable. Obviamente las grandes protagonistas fueron la fe y la apostasía que emanaban de los diálogos y las notas pero parecía faltar la carne a pesar del sufrimiento y las torturas infligidas

Mi mente se vio obligada a pensar y así mi peripecia fue solo intelectual. Cito al pasar y no por establecer odiosas comparaciones Diario de un cura de campaña, un film que sentí hondamente en cuerpo y alma, y creo que porque la fe estaba realmente encarnada

Scorsese es un director inteligente y no pienso ni por un segundo que haya errado el camino, que Silencio sea un desliz, sino que  abordó el film de la única manera en que creyó que podía abordarlo, sacrificando quizá mucho de lo que el cine a estas alturas y a sus alturas podía darle para quedarse en un estadio casi primitivo, renunciando al sonido, aquietando la cámara, asordinando la pasión, volcando sus imágenes al gris, sin incursionar en lo que probablemente hubiera sido más “atractivo” para el espectador-hoy formateado en Juego de tronos y otras delicias seriales que le impiden llegar a cultivar esa paciencia que a veces el Cine nos pide para entregarnos su perla

Es curioso, o no tanto, que este film haya estado suspendido en el tiempo tantos años y que haya elegido nuestro presente para decirse en medio del “terrible silencio de Dios” a través del  propio silencio de Scorsese donde parecen resonar las voces de los "místicos herejes", un tanto crudas quizá para el oído epocal acostumbrado a otros sonidos más complacientes,

 

Dios está lleno de malicia. Si uno quiere que sus palabras sean las suyas debe abrazar el silencio

Hay que dejar que el silencio sea, es preciso permitir que lo que sea sea, y sea donde solo puede ser, en el silencio

 

Enero 2018