Y a esta altura de su carrera y de su inmenso talento,creo, puede hacer lo que realmente le dé la gana y sería una impertinencia criticarlo, por lo menos en lo que a mí respecta
Un film es una
escritura, un camino que no tiene fin, un trayecto siempre por hacerse que
guarda una relación de distancia con la referencia de lo que muestra y de lo
que dice, una relación sin relación, una asimetría, en cuyos intersticios se
encuentra el quid del lenguaje del cine que recoge su realidad en el olvido de
la anécdota. Transcurre soslayándola. Cine al que suscribo y donde siempre
encontré a Scorsese
Aquello que puede “decirse”
no cabe en lo que podemos ver
Desde Who´s
knocking at my door, pasando por Taxi Driver con su famoso plano de la
efervescencia que hizo innecesaria cualquier explicación de lo que ocurría por
los interiores de Travis Bickle, por Toro salvaje y sus rounds imbricados con
sus emociones - cada trompada era todo un discurso – y siguiendo por la genial El rey de la comedia
a la magistral El lobo de Wall Street, una increíble y sutil coreografía de fondo de la
Bolsa y sus derivas, llegamos a Silencio, una narración en off volcada sobre
bellísimas imágenes, ambas espejándose, remitiéndose la una a la otra y sí
dejándonos en la perplejidad
Y aquí se abrió mi
pregunta, no sobre la fe ni la apostasía ni sobre ninguno de los temas que se
enuncian en el filme con toda claridad sino sobre el porqué simplemente ilustrar
una historia que más remite a un libro de viajes, una especie de bitácora
espiritual que narra las vicisitudes de
una búsqueda donde la fe es puesta a prueba, y darle la espalda a ese Cine que
fue sello de este director y que precisamente no necesita del debate al que
parece invitarnos
Respeto
profundamente las creencias del director y no solo, es por eso que dejé que el
asombro de que justamente Scorsese, un director emblema, silenciara el puro lenguaje
cinematográfico, me sirviera de guía para reflexionar otros atajos
¿Podría deberse a
un acto de extrema humildad donde hermanándose con los sufrimientos padecidos
por sus hermanos en la fe y en las dudas, no quisiera agregar nada al relato
sino dejarlo desnudo, solo documentarlo, testimoniarlo, y de este modo, este “silencio”
sería la gran respuesta de Martin Scorsese a su propio film, un silencio que
abre la reflexión, que excava la hondura de cada espectador?
El cine es una
especie de laboratorio ontológico donde el universo se hace visible a través de
la imagen y la propia imagen deviene universo porque el espíritu es una imagen
más que se inmiscuye en el devenir y en la transformación de la materia en
discurso y puede que en Silencio ese espíritu eligiera el ascetismo de la forma
para narrar este “relato del relato” de la peripecia de la fe, con un
clasicismo a ultranza y una linealidad extrema
Siempre el
subjetivismo suma realidades, relee, interpreta - es inevitable - y como
contempladora de Silencio quedé al margen de las emociones que iba enunciando
el film. La cámara parecía no querer disturbar la historia, sino reflejarla con
un gesto de respeto. Leí la fe a través del relato - el discurso de la fe- y vi
personajes hablando de la fe pero en un lejos como si se quisiera reducirlos
nada más que a su fe, a sus dudas. Lo personal es inefable, lo inefable es intransferible y lo intransferible es incomunicable. Obviamente las grandes protagonistas fueron
la fe y la apostasía que emanaban de los diálogos y las notas pero parecía
faltar la carne a pesar del sufrimiento y las torturas infligidas
Mi mente se vio
obligada a pensar y así mi peripecia fue solo intelectual. Cito al pasar y no
por establecer odiosas comparaciones Diario de un cura de campaña, un film que
sentí hondamente en cuerpo y alma, y creo que porque la fe estaba realmente
encarnada
Scorsese es un
director inteligente y no pienso ni por un segundo que haya errado el camino,
que Silencio sea un desliz, sino que abordó el film de la única manera en que creyó
que podía abordarlo, sacrificando quizá mucho de lo que el cine a estas alturas
y a sus alturas podía darle para quedarse en un estadio casi primitivo,
renunciando al sonido, aquietando la cámara, asordinando la pasión, volcando sus
imágenes al gris, sin incursionar en lo que probablemente hubiera sido más
“atractivo” para el espectador-hoy formateado en Juego de tronos y otras
delicias seriales que le impiden llegar a cultivar esa paciencia que a veces el
Cine nos pide para entregarnos su perla
Es curioso, o no
tanto, que este film haya estado suspendido en el tiempo tantos años y que haya
elegido nuestro presente para decirse en medio del “terrible silencio de Dios” a
través del propio silencio de Scorsese donde
parecen resonar las voces de los "místicos herejes", un tanto crudas quizá para el oído epocal
acostumbrado a otros sonidos más complacientes,
Dios está
lleno de malicia. Si uno quiere que sus palabras sean las suyas debe abrazar el
silencio
Hay que dejar
que el silencio sea, es preciso permitir que lo que sea sea, y sea donde solo
puede ser, en el silencio
Enero 2018