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112 - El maestro ignorante
Si hay una palabra emblemática en el pensamiento de Jacques Rancière es emancipación, una vía que lo lleva y nos lleva a abdicar de las explicaciones cerradas y eternas hacia una ignorancia compartida, sostenida en una mirada abierta a lo nuevo por acontecer y, al mismo tiempo, en un ejercicio de desconfianza hacia las propias opiniones
¿Qué es la emancipación? Bastaría con aprender a ser hombres iguales en una sociedad desigual


Una invitación a quebrar, a fragmentar, y a estrenar los ojos para recomponer de otro modo lo previamente desarticulado, a desandar la textura lisa de la falsa igualdad de un mundo edificado sobre la desigualdad, a pensar del lado del disenso para arrancarse de la revalidación de un orden conveniente de sentido único que se siente natural, como una forma inconsciente de refugiarse en el respirar de ese orden instalado de la sociedad, de hermanarse en una especie de farsa en la que nos reflejamos, con la que acordamos, que nos acompaña y nos consuela. Esa ilusión es parte de un largo proceso de adiestramiento que nos ha acostumbrado a percibir como natural el lugar de poder de algunos hombres sobre otros que aparentemente los hace idóneos para explicarles el porqué de la debacle del mundo, de su incultura, explicación que es una forma más de lo mismo bajo la custodia de un saber de autoridad que demuestra que quienes se habían propuesto cambiar el mundo han caído en la trampa del otro orden que no ha hecho más que erosionar sus teorías

Una invitación a desandar la comodidad de las teorías que sí quieren ser escuchadas, las explicaciones tranquilizadoras del mundo, y a darnos la vuelta hacia territorios menos placenteros de sinuosidades desconocidas e inquietantes
Una invitación a distanciarse de sí, a vivirse en la incomodidad de un desacuerdo consigo mismo que lave las retinas de lo acostumbrado de los ojos de quienes renunciaron a mirar y que solo ven bajo la indiferencia del hábito de lo ya establecido, de la negligencia de no reflexionar

El extranjero – el ingenuo, el que aún no está informado – persiste en la curiosidad de la mirada, desplaza su ángulo, vuelve a trabajar el montaje inicial de las palabras y las imágenes y, deshaciendo las certidumbres del lugar, despierta el poder presente en cada cual de volverse extranjero al mapa de los lugares y trayectos generalmente conocido con el nombre de realidad. De este modo el extranjero desata lo que anudó


Un pensamiento que se cuestiona a sí mismo y se desbarata como saber de autoridad, sin certezas irrefutables, y que en cambio nos permite esbozar el círculo de la creencia, una especie de distancia frente a lo que se es, con el cuerpo en el espacio y tiempo “inadecuados” suplantando a la impotencia y sus razones, sin recostarse en ellas. La emancipación consiste en crear otras apariencias, reinventar nombres, identidades, tiempos y palabras, teniendo la igualdad como axioma y lo político como espacio
 
El arte mezclado con la vida. Un modo de mirar, pensar y hacer como alteración de lo dado, a partir de la igualdad como principio, creando lo político como espacio

Un pensamiento como espacio político del disenso, como perturbación de un poder que organiza y perpetúa las divisiones sociales, que asigna funciones y congela roles e identidades, que halla sus razones en la exclusión de un “múltiple”, alterando las jerarquías en torno al “uno”. Por eso la política no puede existir sino como un acto de interrupción, de desregulación o de fractura que disuelva la concepción elaborada por los que detentan el poder y que consideran a la comunidad tan solo como la suma de sus partes, una política que se interese por el análisis de la distribución de los espacios, los tiempos y las prácticas que han conducido a ese estado de cosas

Un pensamiento que se erige sobre la propia dificultad de la política, empezando por aquellos que dividen y distribuyen y dirimen las cuestiones sobre quién es competente y quién no lo es. Una puesta en crisis de la parte de los sin – parte y una afirmación de la igualdad por la cual cada uno se considera igual al otro y considera al otro como igual a sí mismo y que deviene punto de partida como una condición que nos habita, a la que lo hombres podemos recurrir para interrumpir la desigualdad
Hannah Arendt con otras palabras,
La política brota en el entre los hombres tratando de estar juntos los diversos

La emancipación del espíritu respecto de su condición como mera vida o como vida desnuda depende del despegue del hombre de su apego a la representación del dispositivo categorial que lo determina, de la violencia por medio de la cual la potencia del ser traspasa el discurso categorial que lo aprisiona. Emanciparse sería una forma de inventar otra forma de habitar todos juntos el mundo sensible en medio del mismo curso del tiempo

 El hombre se deja desviar de su destinación natural por el poder de las palabras

Lo que a este orden le interesa no es que el hombre despierte, que piense libremente, que deje vagar sus pensamientos que potencie sus talentos y capacidades sino que siga creyendo en sus límites, en su incapacidad, y así sostener y justificar el mismo orden de cosas

Pero quién es el incapaz?
el que debe resignar lo que piensa? el que debe resignarse a no pensar? O el que se olvidó que la huella del hombre primitivo perdura en todos y cada uno de los seres, que el ejercicio de la virtud primera de nuestra inteligencia, la virtud poética, actúa sin que el hombre la reconozca del todo, entrelazando redes de significado sobre las que inconscientemente se desliza como el único espacio que aún le brinda un sentido. Es justamente porque no puede decir la verdad a pesar de sentirla que habla como poeta, narra las aventuras de su espíritu y sabe que los demás lo comparten
 
El cualsea es engañado donde el progreso reduce sus capacidades a una fórmula unívoca, o sea en la arenga que promete liberarlo de la cadena de la barbarie a costa de fabricarla, es traicionado cuando los lazos de la necesidad ligan su ocupación a una forma de inteligencia, producto de la lógica social de la distribución de las posiciones
 
Pero todo hombre es ante el lenguaje nada más que un artesano que usa las palabras como herramientas para comunicar algo, para acercarse de la mejor manera a un indecible aunque algo se sustraiga

Un maestro ignorante es aquel que no sabe lo que enseña. Pero ignorando lo que enseña hay algo que sin embargo sabe: sabe que debe encerrar a quienes lo siguen en el círculo de un problema del que saldrán cuando sus inteligencias lo requieran

Enseñar es romper la superficie continua de las cosas, el saber acumulativo, es abrir espacios, plantar abismos, no es allanar caminos sino perturbarlos, dificultar la comprensión porque no hay nada que exponer sino un exponerse-a Una enseñanza auténtica señala lo desconocido en aquello que se presenta a través de la distancia El maestro es lo inacabado, enseña lo que no es asimilable, esa excedencia, ese ceder afuera de lo sabido, ese ceder su yo. Hablar lo desconocido sin yo-ahí.  Resonancias blanchotianas

La emancipación se fortalece cada vez que alguien se aparta de la lección del maestro Se la considera un arte cuando los hombres se ayudan unos a otros a emanciparse por el solo hecho de compartir la vida en este círculo al que se le opone como la más grande amenaza el círculo de la impotencia que amalgama a quienes se olvidan de sí mismos y coleccionan guías para andar por la vida. Cada vez que se rompe este círculo hay emancipación
 
Paradójicamente, obra haciendo regresar lo que siempre estuvo en un principio, el retorno de lo que cada uno aprendió por sí mismo, la memoria de una aptitud, de una capacidad para poner en relación cosas entre sí, que nos orientan y nos permiten la legibilidad del mundo en un plano de igualdad

La creación de un poema o de una vasija de barro requieren la misma destreza intelectual. El lenguaje es la materia común que los relaciona y que refuta toda jerarquía entre los hombres dedicados al trabajo manual y los hombres destinados al ejercicio del pensamiento

Lo que está en la base de la política es la creación de disensos que hallan en el arte una forma de expresión. Las prácticas estéticas se cruzan con las prácticas de la política porque configuran un sistema de evidencias sensibles que tornan visible estos dos modos distintos del ser-juntos de lo humano

Lo sensible plasma una manera de ser y una relación de visibilidad/invisibilidad que estructura el espacio social, representa el modo inmanente sobre el que se estructura arbitrariamente la dominación social y política. Al percibir  un aspecto de los “otros” – un olor, un sonido - que enunciamos de distintas maneras, en realidad estamos expresando la  interiorización de las divisiones sociales
Lo sensible o la estética se vuelven así referentes de divisiones desiguales, de un modo de distribución de los cuerpos, de un recorte del espacio y del tiempo, de lo visible y de lo decible que posibilita al mismo tiempo elaborar un patrón de lo que es normal y aceptable con la consiguiente exclusión de los fuera del rango

Ya hay en la base de la política una estética

Este mundo que construimos nos protege del choque de la contingencia, de la conciencia de finitud y mal que nos pese se ha convertido en un destino que nos dificulta ver las discontinuidades que nos atraviesan, pero

El hombre es voluntad, un puñado de pensamientos y palabras siempre insuficientes y un eterno hambriento de poesía




Mayo 2018