desplegar menu

114 - TRACKS El viento del espíritu solo sopla en el desierto

A propósito de Tracks, las siguientes líneas sobre las huellas de los maestros de la errancia

… La metáfora del vacío, a fuerza de haber servido, ha impregnado completamente la palabra desierto. La palabra misma se ha vuelto metáfora. Para restituirle la fuerza es necesario volver al desierto real, que es en efecto el vacío ejemplar, incluso con su polvo

El desierto ha tenido en algunos filmes una presencia omnisciente y sugestiva, así en los notables El desierto de los tártaros (Valerio Zurlini),  The sheltering sky (Bernardo Bertolucci), y, apelando a toda su metaforicidad,  El desierto rojo (Michelangelo Antonioni)

Tracks no escapa a esa presencia omnisciente y la travesía de la protagonista semeja la aventura del peregrino responsable de sus propios pasos que mira hacia adelante donde no hay confines. En el silencio del desierto hay que deslizarse suave y callado para poder soportar su gravidez. Su idioma son los ojos y las manos, el único lenguaje que quiebra todos los discursos

El desierto es una voz sin voz. Su palabra es de arena, tan vasta como la nada. Es que el desierto confiere al menor gesto, a la palabra más insignificante, su aura de un fuera de mundo

Resulta difícil imaginarse fuera del tiempo que nos vive como costumbre, en un tiempo infinitamente más vasto, un tiempo que se percibe fuera de los acontecimientos. Solo el nómade sabe transformar ese tiempo de silencio abrumador en energía vital 
"Hay nómades para quienes cualquier lugar es bueno para vivir, y otros para quienes no existe ninguno". Robyn pertenece a estos últimos

Sería necesario haberse comprometido con otros caminos y habiendo descubierto el error - el errar –percibir que en ningún momento se ha abandonado el propio, porque jamás una ruta por la que se ha decidido transitar - movidos no se sabe bien por qué, quizá por un deseo ávido de desarraigarnos, de desprendernos y de desaprender, de arriesgarnos al abismo - nos habrá engañado

Y si hubiera una morada y estuviera en ruinas?
Y si estas ruinas fueran el desierto? Sería la piedra molida, sería cada grano de arena, los que responderían por los pasos dados y sería su paisaje más íntimo

En los mismos bordes de la ciudad, el desierto representaba para mí un corte salvador. Respondía a una necesidad urgente del cuerpo y el espíritu y allí me dirigía con deseos completamente contradictorios: perderme para reencontrarme algún día


En el desierto el uno se vuelve un otro, el que conoce el peso del cielo y la sed de la tierra, el que ha aprendido a contar con su propia soledad. Lejos de excluir, abriga, Se deviene inmensidad de arena y Robyn se vuelve una con el desierto, ha roto todos los lazos, ha cortado con su pasado, perdido su identidad. Es la señora de los camellos, la “loca”, la que se liberó de vivir esclava del  repertorio del sistema y exponerse al vértigo de la libertad

Sin distancia no poseemos las cosas, somos abrumados por ella. Allí, en el desierto, las cosas corrigen su rango de necesidad, y pareciera que existir se da solo fuera de toda pertenencia, la disponibilidad como la sustancia misma de la existencia


... El desierto es infinito pues su voz es más antigua que todas y  no hay quien pudiera lograr algo mejor dentro de sus límites que ajustar piadosamente su voz a los ecos sin tiempo de la suya

La película sería invisible si nos empeñáramos en buscarle una certeza, mientras lo que se deja ver desde ese retiro del mundo es nada más que la infranqueabilidad de la distancia, la de la mirada sin frontera, franca, honesta, brutal, un mirar errante a través de un tránsito de vacíos, un tanteo a través de la línea sinuosa que une Silver Springs con el Océano Indico

Para poder ver habría que dejar de ver cosas y disponerse a mirar sin la urgencia de ver algo. Deshabituarse. Deshabitarse. Salir de la encerrona del cauce social, de la órbita familiar, de la identidad personal, entrar en la ausencia, extranjerizarse. Es dejar lo conocido, dejar el mundo, ese todo que estalla sin control, la ciudad de las repeticiones, del ruido, del exceso de palabras, de la obsesión y de la obsecuencia por la comunicación  Es exiliarse y darle la espalda a todo para fundirse en el desierto

La identidad radica en la distancia. Lo que es contemplado se pone a contemplar

El exilio, la soledad no es huida, no es una venda sobre los ojos, sino la mirada soberanamente consciente de que para ser es necesario rechazar cualquier otro requerimiento

“Tirar una granada y saltar” para no quedarse siempre en el mismo lugar



¡Suelta las cosas, los nombres, los compromisos, las previsiones, estarás (igual a como estuviste siempre): en el aire, en la tierra, en el cuerpo que sangra, en las palabras! 

Tracks es una película singular y que se suma a las antes mencionadas por darle al desierto un papel preponderante lejos de los acostumbrados avatares de la épica que proveía de continuos peligros para probar la fortaleza del héroe. Aquí, el desierto oculta entre sus pliegues otra clase de peligros, de provocaciones, otra clase de dramatismo. Otra clase de épica
 
Ahí donde está el mayor peligro
Ahí también está lo que salva


Mia Wasikowska se destaca nuevamente en un trabajo de riesgo como lo hizo en Stoker. Simplemente llega, trasmite, crea resonancias

TRACKS (John Curran) Mia Wasikowska, un film basado en el libro escrito por la misma Robyn Davidson sobre su extraordinaria, enorme travesía, casi 3000 Km del desierto australiano acompañada de Diggity, su entrañable perra, y cuatro camellos


Junio 2018