¿Somos sujetos? En cuanto somos proyectos, somos ese sí mismo como un supuesto que siempre nos precede y que nunca está allí y por tanto siempre está sustraído a la presencia
El sujeto no es nada más que la infinita identidad de una precedencia que
se traspone en la infinita identidad de una sucesión
Somos en el vamos siendo. El hombre es auto trascendencia infinita, el aún del misterio cada vez
El sujeto se encontrará en el fundamento de sí
que será su ficción, su ilusión, su proyección. Es siempre el que ha llegado
pero también el que siempre está por llegar. Se puede inventar la vida pero no el estar llegando. El abismo infinito es la verdad de
ese sujeto
No ha habido nunca un “sujeto”, es una fábula,
una ficción, pero no por eso amerita dejar de tomarlo en serio. El discurso del
sujeto - ese resto desustanciado -
parece haber proscripto, sin embargo, sigue siendo continuamente releído, y es al
mismo tiempo un acontecimiento activo en la historia que abre la pregunta sobre
quién está allí en su lugar
Después del sujeto ¿quién viene?
"¿Quién es esa quintaesencia de polvo?"
¿Quién pregunta? ¿Hay alguien allí donde el supuesto proyecto de sujeto se sustrae? Todo el tema gira en saber qué es alguien, o si hay alguien allí y quién es ese alguien. La noción de sujeto ha padecido la entropía en el interés que despertaba debido a la afluencia de las singularidades pre individuales y a las individuaciones no personales. El “quién” parece hacer señas hacia una gramática que no estaría más sujetada al sujeto quien sin haber sido destruido, se halla reinterpretado, desplazado, sin centro. “Quien” designa un lugar, este lugar del sujeto que se manifiesta por su misma deconstrucción, y una vez que ciertos predicados son deconstruídos, la unidad del concepto y del nombre resultan sustancialmente afectados: la estructura subjetiva, aquello que enlaza el sujeto a la conciencia de la humanidad, a la historia y sobre todo, a la ley
De lo que se trata no es de una simple
destrucción del sujeto sino del reconocimiento de que el sujeto es el pensamiento que
reabsorbe o que agota toda posibilidad de ser en el mundo, toda posibilidad
de existir, es decir de ser lanzado a lo posible, abriéndose al pensamiento del
quien del existir, de un uno, de un alguien, de un singular que el sujeto
proclama, promete y encubre a la vez
Este “algo – uno” donde se juegan todas las
figuras del sujeto individual: pueblo, estado, historia, mujer, animal, hombre,
es un pensamiento que hoy nos requiere, nos convoca
Hay una necesidad, no de un retorno del sujeto, sino de un avance hacia alguien –
algo - uno y
donde todas las posibilidades están abiertas. Nos sustraemos constantemente, dejamos de ser, pero existir es exponerse. Cada ahí pide otra apertura y acontece otro acontecer
En lugar del sujeto hay algo así como un lugar,
un pasaje singular, un cierto no- lugar, asignable, a la vez necesario e
inhallable, la impronta de un paso –el vestigio- que no configura ninguna otra esencia
que la existencia fugitiva de la singularidad
Cada uno, cada quien, cada alguien, se presenta y se expone como el último, como ser singular, ya que cada uno - que no es singular debido a una singularidad exterior- se singulariza gracias a lo propio de sí mismo. Es per se
El verdadero sujeto es el ser-sí-mismo sin cualidades
que solamente incluye bajo esta ausencia la presencia de su conjetura y la
conjetura de su presencia, ausencia no como lo que se retira sino como presencia de lo que no se alcanza. Es necesario que el ser sea absolutamente y sin
predicado. Si el ser es la realidad de la existencia, la existencia no es un
predicado, se está en ella, no se la piensa, se la vive, y tampoco se ausenta. Acontece como obstinada presencia
Hay algunas cosas. Hay algunos unos, hay unos numerosos,
singulares. Hay siempre los unos y en consecuencia también los otros. Los unos
y los otros, la existencia - la singularidad - cuya esencia consiste en estar
ahí, singularmente ahí: la singularidad como existencia única, la esencia
numerosa de la existencia, lo que hace que cada uno de los singulares,
además de poseer su singularidad radical, sea diferente de los otros, pero esa
diferencia es la que también los relaciona con los otros: Es el individuo,
aquello que en sí es indistinto pero que es, en cambio, distinto de los
otros
Los singulares no son puro espíritu, ya que el
cuerpo sería el rasgo escatológico de la singularidad, de una relación singular
consigo mismo, no de identidad, pues su sí mismo sería aquello a través de lo
cual un existente, un yo, un ego, se atestigua como existente. Es y es para sí
mismo el único garante de su existencia. En cambio los cualquiera permanecen
indistintos en sí mismos. Lo que tienen en común es exactamente lo que los
separa
La comunidad es la inconmensurabilidad de los
singulares. Mantienen una relación con el otro singular en tanto que singular y
en lo irreductible e inconmensurable de su singularidad. Los singulares
comparten su singularidad que a su vez los reparte, pero no como si se partiera
la esencia común de la singularidad, sino que simplemente ser-singular es estar-con
o estar – en- común, relacionándose con el otro singular no como un ejemplar
que solo se distingue por la identidad numérica, sino como un ejemplo en el
sentido en que cada individuo es un ejemplo, la mostración ejemplar de su
esencia, una esencia propia, es decir, la exposición de la singularidad
El sentido es la singularidad de todos los singulares en todos los
sentidos simultáneamente y en el sentido colectivo o individual de lo que hace
de la totalidad lo absoluto singular del ser
Cada uno es un hombre, y como tal atestigua y garantiza su existencia exponiéndola, sin garantía de ninguna esencia. Existir es exponerse a ese afuera que me hace estar dentro del mundo. Hay un exceso de existir en cada ser, la existencia expuesta a su acontecerse
Desde que hay un mínimo de presencia, un instante, una mirada, una ojeada, hay un atestiguar, una garantía de existencia singular
Cada vez es una novedad completa, una
singularidad completa, una existencia, cada vez un hombre, una mujer, un
animal, ¿ un cyborg?, ese singular que uno encuentra dentro de la humanidad
No hay esencia común, el ser no es un ser común,
es un ser en común. Ese “en” de lo “en común” es la relación de las singularidades.
De ahí que la comunidad nos está dada con el ser y como ser previamente a
nuestros proyectos, a nuestra voluntad, a nuestros intentos. En el fondo, perderla
es imposible, está implícita de suyo en el ser en común
Lo que articula la relación de los singulares es
que se interesan los unos por los otros, “el ser entre”
La existencia como tal pone de relieve que el
existente es de entrada último, y lo es a cada momento de su existencia. Esta
manera de transitar la vida reenvía al pensamiento del estar vuelto hacia la muerte,
pensamiento de la existencia en tanto que exposición a cada instante a su
propio final. La muerte contempla todos esos momentos singulares, todos y cada
uno, como el último momento
Entonces lo escatológico es también la parusía, cuya dimensión es el
presente
Uno no se vuelve individuo el día de su nacimiento, no más que el día de
su concepción, no más de lo que lo será el día de su muerte, no más de lo que
lo será más tarde en la memoria de los otros. ¿Cuándo se es uno? A cada instante
El sujeto es siempre ya llegado o al venir pero el existente singular está simplemente presente, expuesto a cada instante y a los otros singulares, como otro, expone cada vez que se expone y todo su sentido está allí. Cada uno compromete un testimonio de existencia.
¿Qué atestigua el singular? Atestigua que existe
Pero puede preguntarse uno por lo que alguien atestigua o compromete, por
lo que alguien como tal compromete. Yo nombro a eso el sentido. Alguien
compromete cada vez el sentido de ser alguien, o atestigua, compromete el “ser
alguien” en tanto que sentido. Compromete y a la vez atestigua que “ser
alguien” es ser en el sentido, el sentido de existir o el sentido de la
existencia
El sentido de la vida
Estamos bien fundados para existir porque
existimos. Eso es todo
Como el singular se singulariza por sí mismo,
así mismo hace sentido por sí mismo. El sentido del singular es cada vez una infinita
novedad o reinvención, como una nueva posibilidad del sentido singular
El sentido en lugar de ser lo que habría que descubrir y lo que habría que
suponer detrás o delante, sería lo que singularmente se compromete, se
garantiza, se promete cada vez, a cada momento, no detrás ni delante sino aquí
mismo, en el lugar de exposición de una singularidad
Atravesar la vida, experimentarla, salir de lo que uno es. La vida es inacabada. Hay una verdad existencial, lejos de la idea de identidad constitutiva, una verdad que se aprende donde cada uno puso el cuerpo, la fidelidad a lo que no se ha podido dejar de ser
No hay otra evidencia que la del cuerpo, pura exterioridad, espacialidad, coexistencia. No es una unidad, una organización, una totalidad. Remite a lo abierto, a lo desorganizado, a lo fragmentario, a la dispersión y da lugar a que la existencia tenga por esencia no tener esencia, por eso la ontología del cuerpo es la ontología misma. El cuerpo es el ser de la existencia
Los cuerpos son el existir, el acto mismo de la ex -sistencia, el ser
La existencia no consiste en el despojamiento de
todos los predicados sino en los predicados sin soporte manteniéndose juntos
los unos con los otros singularmente
Hay numerosísimos algunos, hacen mundo y hacen
sentido, Algunos, algunos unos, el uno numeroso, es decir, el singular – plural, esa
es la repuesta al sentido del mundo
Hay ser expuesto. Hay mundo
Cada uno es el fin de la venida sin fin del
sentido. Cada uno es escatológico. Cada uno es tan singular como cualquier otro
uno, infinitamente sustituibles los unos por los otros. Cada uno naciendo,
muriendo, siendo, son la singularidad
La existencia no es una esencia, es la esencia cuya esencia es existir en la experiencia. Hic et nunc, Aquí y ahora
Quién es quién no es cuestión de esencia, sino
de presencia y la presencia ocupa un lugar
La decisión es el existir en cuanto tal y esa decisión es lo que decidamos en y para el mundo, lo que decidamos de nosotros mismos y de cómo podemos decir “nosotros” y nombrarnos “nosotros”. Hay un mundo que no es, que aún no sabe lo que es y hay los hombres que no son, que no saben quiénes son
Es necesario que el sentido sea significado de todas las formas posibles,
por todos y cada uno, por todos los singulares “individuales” o “colectivos”,
por todo lo que puede hacer que alguno, en alguna parte, se exponga al sentido,
a hacerlo, a recibirlo, a dejarlo abierto
El sujeto hace de sí mismo un (otro) sujeto en vez de hacer de sí mismo un prójimo