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149 - La escritura de riesgo
Allí, en los bordes de la duda , de nuestro cuestionamiento incansable e insatisfecho, interrogamos sin esperanza de réplica al absoluto silencio de la tierra
A este mundo desgarrado, desbaratado por la indiferencia, el desinterés, el derrumbe de los valores, en suma, por la sombra de todas las cosas que  creímos
 
Interrogar, una exploración de la nada a través de la palabra, de sus infinitos rostros, tratar de llegar al fondo que siempre es el comienzo, sobrepasar la meta sin cesar
 
Todas las cosas están bañadas de un silencio interno que permite que las palabras se digan, una plenitud fugaz, instantánea, que da paso a la eterna pregunta que acecha en esa recóndita subversión que nos habita, esa rebeldía frente a lo dado, lo dicho, lo pensado, en la cultura, la moral, la religión 
Una insubordinación eterna que es el propio movimiento de la escritura - el desafío de un rostro desconocido y el coraje de descubrir el nuestro desnudando el conformismo, la adaptación, la adecuación a la planicie lisa y sin relieves de un mundo venal, el terror a la libertad y el total desinterés por el prójimo 
Combatir la palabra con la palabra que surge, que se tolera, que se impugna, un movimiento y una ruptura, un continuo andar cruzando fronteras, un recorrido más en el camino del extrañarse de un mundo al que no se pertenece, un sentirse extranjero buscando la palabra como territorio, que se va haciendo a la vez, un errar en la extensión y en la intenSión del verbo 
Un exilio, situación tan transitoria como la misma vida, un exilio como vaciamiento de todo lo significado
Un exilio como palabra, como la creación de un lenguaje desde la nada, de lo no-dicho, de lo borrado, reflejo de un espíritu intempestivo y subversivo
Un exilio como ex territorialidad de la no respuesta, el no-lugar de la ausencia de centro, de la segmentación y la errancia
 
No se trata del vacío de escribir sino de escribir el vacío
 
El extravío que lleva al exilio es la propia naturaleza de la condición poética. escribir es pertenecer al Afuera. Los signos nos rodean por doquier, estamos envueltos de mundo, de ruido de mundo, por eso nos cuesta saber dónde estamos o dónde no estamos.Pero cuando nos borramos, cuando rompemos con el pasado y el futuro, nos convertimos en el pasado y futuro de la palabra y somos el silencio en su mismo  descanso
 
El pensamiento es violentado hasta la depuración total de la palabra apoyándose en esas fuerzas subversivas que atraviesan tanto el lenguaje como el silencio, tan precaria es la aceptación unánime del sentido de una palabra
 
Se abre una palabra como se abre un libro: es el mismo gesto
No hay libro que no sea libros ni palabra que no sea palabras
 
 
Contrariamente a la mala prensa que tiene la palabra subversión, es tan natural, tan inocente que puede considerarse como uno de los momentos privilegiados del restablecimiento de nuestro precario equilibrio humano, así la escritura sería mantenerse en el filo de la grieta de la palabra, del sentido, en la misma oquedad del quiebre
 
La rebelión de una sombra precipita el arribo de la luz como la ilegibilidad sublevada contra sí mismo nos prepara para la legibilidad perfecta
 
 
Toda palabra pronunciada es subversiva con respecto a la palabra callada. Es subversivo el despertar que perturba el orden del sueño, el pensamiento que se obsesiona con la nada, abrir y cerrar los ojos, pensar, soñar hablar, callarse, leer
El verdadero conocimiento radica en saber cada día que no se aprendió nada- tratando de aprehender todo- y que la Nada es el conocimiento al ser reverso del Todo
 
La obra nunca se consuma, nos deja incumplidos en ese mismo incumplimiento, nos queda esa parte blanca donde levantar nuestras carpas provisorias. Palabras suspendidas, preguntas sin respuesta, silencios y vacío
No se escribe más que la blancura. Otra forma de nombrar al destino que en ella se va inscribiendo
 
Lo que queda aún por realizar, nunca es más que aquello que se da naturalmente por realizado, ese desierto adonde nuestra impotencia nos expulsa
 
 
Nuestras palabras llenan las noches del pensamiento y en la mañana de lo impensado son imperceptibles. Puede que el cumplimiento sea una forma reconfortante de lo incumplido: la única visible, la posibilidad que lo no cumplido tome conciencia de la medida de su incumplimiento
 
La escritura apuesta siempre a la soledad a pesar de todos los   modos de ignorarla que arrasan estos tiempos. Esa palabra que reúne todas las palabras de la lengua no es sino el lugar de su soledad, el lugar donde la lengua se confronta con la nada donde designando solo la nada deja de significar. La escritura es apertura eterna y es violencia en su empeño por consentir al vacío
 
Se puede imaginar una lectura de lo que ha sido definitivamente tachado. Se lee siempre lo que falta de la lectura total de la palabra. Lo absoluto de toda escritura solo podría ser el silencio del decir Una escritura de un extra- tiempo siempre fuera y no obstante legible a través de la palabra por ella trascendida
 
Una ultra escritura, incluso ultrajada, que pesa sobre nuestra escritura con su indeterminado peso de ausencia y que le permite afrontar los límites de su ilimitud de la que es miserable expresión
 
 
Una escritura que buscará infructuosamente quebrar el silencio no para producirlo sino para sobrevivirlo, que consistirá quizá en el esfuerzo de los vocablos por agotar el decir, ese instante para resguardarse en lo ¿inefable? O para refugiarse en lo indecible que no es lo que no puede ser dicho sino aquello que ha sido tan íntimamente dicho, tan totalmente dicho que no dice sino esta intimidad, esta totalidad indecible
 
Es de esa forma, por medio de la palabra incapaz de apropiarse del decir, como la eternidad se apercibe de sus diferencias con el lenguaje
 
La palabra más allá de la palabra, desprendida de la palabra callada, sorprende y sobrevive al objeto nombrado, a su verdadera razón, en una sin razón íntima de ser
 
Escribir será el tránsito de lo visible a la no visibilidad, a la no representación, a las que desafía el objeto, y la tentación de asumirlo hasta su última borradura, hacia donde deja de ser vocablo para no ser más que un trazo, una herida, un desgarro,  la huella que resulta de su propia borradura en el viaje hacia la transparencia
 
Un acto de regresión, buscar el lenguaje en el lenguaje perdido, lenguaje como lugar de un secreto al que ningún hablante se ha de acercar, un secreto impenetrable y un acrecentamiento infinito de lo ignorado. Una vez que el lenguaje ha nombrado se vuelve obstáculo para alcanzar lo que nombra
Hay que buscar ese silencio que ha dejado de ser un callarse
 
No se puede escribir desde una teoría. Antes, hay que borrar de un plumazo todo el saber y abrazarse al propio vértigo, a las propias contradicciones, sabiendo que
 
Escribir es imposible y que nunca se escribe más que esta imposibilidad. Sin esa conciencia ya no hay riesgo, ya no hay escritura….Ningún escritor se expresa fácilmente, y si no se siente atormentado por la desmesura de su proyecto, quien toma la pluma no es un escritor
 
 
 
 Diciembre 2018