Heredera de la tierra, la poesía es esa noche ignorada de los
tiempos que sigue latiendo, raíces sonoras del fondo de lo que somos. Nos
traslada a un paisaje callado que murmura sin cesar que podemos estar en el
mundo como agua en el agua.
El poeta no es fiel a lo que cree conocer, es fiel a lo que no sabe. No
escribe para decir lo que sabe sino para llegar a saber lo que quiere decir.
La poesía no es
saber, o, en todo caso, es un saber desde nadie, es inocencia, hálito de terra incognita,
la del alba de todos los instantes. Escritura del deseo,
escritura blanca sin argumento, sin huella, la poesía vive de la falta, de la
lucidez desapegada de todo. Solo la precariedad puede conceder el éxtasis. Los verdaderos cielos vacíos,
El poeta es el
de antes de la palabra “poeta”, la poesía es la de antes de la palabra “poesía”,
Enigma irreductible, intransferible, revulsivo,
intenso, conflictivo, penumbroso, indoblegable, un tajo en el discurso del
mundo, la sombra que viene a desmentirnos y nos abre las puertas de lo
imprevisible. Piel del Afuera: roza la
puerta que no tiene puerta de una intemperie eterna.
El poeta desafía a la palabra cansada en la
espera obstinada de la epifanía, en la trashumancia del verbo, en el eco de la respiración.
La poesía inscribe en el lenguaje una diferencia extrema y una indiferencia
extrema a su largo trabajo de significar
La enunciación poética es el gesto puro de la
lejanía, el vértigo del verbo aconteciendo y manifestando solo la insinuación
de una ausencia que deja transparentar en el lenguaje lo que dice sin dejarse
ver
La poesía surge en medio de la mirada desapegada
de las costumbres del día, transgrede, socava, desnuda las desmesuras de lo
cotidiano y se burla del tiempo liso de los relojes. Escándalo del lenguaje, un
pliegue de rebeldía en el discurso, una ablación de las referencias. Aventura
nocturna de un impoder que se cuela en medio del poder del lenguaje, de todo el
poder del mundo, instante desnudo en medio de este tiempo abrumado de todo y de
nada.
Palabra no domesticada por el pensamiento, palabra
enigma, oráculo, camino inacabado. Palabra nacida más que pensada, venida de un
lejos, hallada en un claro, tiniebla iluminada que conserva la raíz de la
noche. Palabra acorralada, escombro, recorte, desperdicio. Calvario de la
letra. Vía crucis del poema.
Aurora que al consumirse permite su constante aparecer
La ruta del silencio es la ruta del poema que
dice lo callado y acalla lo dicho en medio de la soberbia del mundo y de la
insolencia de la costumbre, un umbral entre un mundo en exceso y un exceso de
mundo, un camino sin camino hacia un fondo sin fondo, a la vera de su precaria
cotidianidad. Es la voz que despierta, el ahondamiento de un estrépito que
obliga a la palabra y nos obliga. Trueno y relámpago
Ruta del silencio. Río de fuego donde se queman
las palabras y acontece el poema. Una flor de la ceniza
En la poesía el lenguaje encuentra su camino de
regreso a sí, a lo que es. Recupera la magia del acontecer, el aparecer de lo
inaccesible, la revelación d su in-existir ante el poema, de su misma
indigencia. Cuando las palabras ya no significan nada comienza lo inexplicable,
lo intraducible y único por primera vez, el hacerse del poema, el kairós del
lenguaje
Poesía dice el decir más de un más-que-decir y también el no-más-decir
El mundo se ha vuelto demasiado. El lenguaje le
cose la realidad y la poesía rasga sus costuras. Jamás un poema podrá ser
alcanzado por el pensamiento, solo puede ocurrir en su indigencia, a punto de
naufragio. La poesía habita un estado de no-lenguaje. Es el eclipse del
discurso. Es la palabra liberada de la fisura que nos separa de las cosas, anula
el mundo pegado al lenguaje, nos da vuelta el espejo, de cara al azogue, un viaje
de la incandescencia, los signos a punto de ceniza
Levedad de la palabra recién nacida, sin carga,
sin peso, sin adentro. Palabra ingrávida en un fuego encendida, la poesía se
dice cuando el fuego ronda el aire y el
silencio arde por decirse,
Hiato de la ilusión, pathos de la distancia, la
palabra realmente deseada es la que huye en el viento.
Mientras el hombre avanza, la poesía retrocede
desmintiéndolo, grieta infinita que atraviesa el revés del mundo, un gesto de
insubordinación frente a la humanidad que crece a expensas de sí misma, un
puente infinito hacia ese que no nos sabemos, desobediencia del significado,
indiferencia del significante. Fuego y transmutación de la palabra.
Rumor de
fragua. Palabra ardida. Fuego de fuego, el clímax del poema.
Poesía como soplo de tormenta, hebras de aliento
furtivas perseverando en el viento, Verbos que cortan el aire. Letra y vacío
Estirpe de alusiones, elusivo diseminarse de lo
irrepresentable, la fuerza de la palabra poética es evocar
en su propia ausencia la ausencia de todo. Desde nada y desde
nadie.
Ingravidez
de la palabra a puro vuelo
La poesía
es inasible, siempre inaugural, la del alba de todos los instantes, siempre naciente y
nacida, un deslumbramiento ciego, la extinción de las cosas vistas, la
intuición de lo nunca visto
Aliento enredado de auroras
La poesía es cada vez una sola vez el envío de su destino a la lengua
La perplejidad de estar alojado y desalojado,
habitado y deshabitado, sumergido y expulsado, ni adentro ni afuera: el vivir
lindante del poeta, alma desasida, solo verbo y lejanía, va quemando puentes tras
de sí, desviviéndose sombra
Mientras el mundo nos contra–inicia, la poesía
nos re-inicia. Vuelve por nosotros una y otra vez. Nos estrena los ojos
Mientras la palabra guarda las llaves de puertas derruidas, la poesía nos
conecta con secretas cerraduras.
Es subversiva, muestra lo que permanece oculto en lo que se exhibe. Vértigo de la letra inadvertida que hace crujir todos los huesos del mundo, es un regreso fugaz de lo continuo, abre más la sed, la afirmación rotunda del gran Sí nietzscheano frente a todo lo que hay.
Poesía es hacer hablar todo y a la vez vaciar todo hablar en las cosas
Poesía y libertad se espejan. Poesía es la libertad de la transgresión del lenguaje. Libertad es la poesía de la existencia, la vida y la poesía comparten un mismo destino, el del siempre que vive de su nunca. La fatalidad del alma en suspenso.
Es la voz lo que se te ha confiado y no lo que ella dice. Entonces no eres
tú quien habla cuando hablas
Abandonamos lo poético cuando no dejamos abierta
la pregunta del poema, el enigma de lo que no representa, de lo que no sabe
Y cuando me resulta extraña una palabra es entonces que ella adquiere
sentido. Y cuando me resulta extraña la vida, entonces comienza
La poesía es como el rayo, una intervención brutal y súbita del cielo, que
nunca se repite el mismo
La poesía nos
permite sumergirnos en la ceremonia del mundo, no para transfigurar la realidad
sino para mostrar su estado de transfiguración, su permanente hacerse de vuelta
No somos nosotros los que hacemos otras
las cosas mediante la poesía sino que es el estado poético de las cosas lo que
nos hace otros. Con la poesía saltamos no hacia otra cosa sino hacia un aquí
mismo donde las cosas no significan lo ya dado sino la “otredad”. No vemos más
allá sino que aún vemos más acá, lo que
nuestra mirada pasa por alto
La poesía como
el mundo, es un aparecer constante pero no dicho, no dado, no sido. Es un
continuo gestarse. Es desapalabrar el mundo y nombrarlo todo de nuevo
2016