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163 - Y el viento nos devolverá
La coherencia de pensar pasa por las cuestiones que introduce un Afuera y son las que aparecen antes de la constitución de una sociedad, una zona anterior a la configuración de un "nosotros" que apela a la "multitud" singular, informe, desprovista de mitos y modelos "mayoritarios", algo que inventar, que no apunta al reconocimiento de nosotros mismos sino a un encuentro con lo que aún no puede determinarse porque carecemos de las palabras, de la lengua que devuelva a los sonidos su valor de enfrentar al poder, una lengua extranjera que hable a un pueblo aún inexistente
Todas las actividades de comunicación son nulas en tanto no sacuden el nihilismo del que proceden. Es preciso que algo llegue de ese Afuera, algo que rompa el encadenamiento de los clichés que nos hacen soportable el mundo,

 cliches físicos, ópticos y sonoros y clichés psíquicos, se alimentan mutuamente. Para que la gente se soporte a sí misma, y al mundo, es preciso que la miseria haya ganado el interior de las conciencias y que lo de adentro sea como lo de fuera

Las condiciones del pensamiento se acomodan de hecho a los modelos del dominio en lugar de interrogar el posible acontecer de la novedad, de lo no pensado aún, no de las cosas hechas sino de las cosas en gestación, así la filosofía dejaría de ser la corrección del error y se transmutaría en la posibilidad de construir experiencias anteriores a los sujetos y a los objetos, buscando establecer las coordenadas de la existencia, un plano de inmanencia  que implica un dinamismo absoluto donde los seres no estarían determinados por nada previo sino configurando un entramado infinito de elementos y potencias que articulan la realidad y la existencia de los entes en la interacción de esos elemento

El pensar es inseparable de una violencia que conmueve a la opinión, al sentido común, y aporta lo nuevo para pensar, por eso para engendrarlo es necesaria la violencia o la “extrañeza” de lo que aún no pude decirse en el lenguaje común – dominante
 
Pensar no es ni un hilo tendido entre un sujeto y un objeto, ni una revolución de uno alrededor del otro. Pensar se hace más bien en la relación entre el territorio y la tierra

Ya no se dispone de una imagen del proletariado que bastaría para adquirir conciencia. Sería necesario, en lugar de hablar de clases ya constituidas, avanzar en la cuestión de las minorías y las zonas de indeterminación explorando los movimientos de desterritorialización que deconstruyen la concepción que tenemos de nosotros y del “otro”. La Tierra aligerada anterior a las identidades, que se da a partir de una relación nómade con las fronteras y que conserva solo lo que incrementa las conexiones

Aligerar, arrancar de los cimientos, liberar el aire fresco d otras posibilidades, combatir la estupidez y los clichés

Toda reivindicación aspira a poseer un territorio, es antes que nada territorial. Implica arribar a un medio, crearse allí hábitos, inscribir allí sus marcas y sus referencias, adoptar conductas
La cuestión política concierne íntimamente a los modos en que se puebla la tierra y a la manera en que esos modos afectan las potencias vitales de los seres. Una mayoría se define por la selección jerárquica de los derechos en el seno de la mayoría que supone un estado de poder y de dominación. Es el producto de una selección y no una segregación como en el caso de las minorías que son simplemente una cuestión de número y que ya no pertenecen al mundo exterior o solo aparecen bajo formas de clichés, camufladas, detrás de las cuales desaparece su realidad efectiva

Los clichés sobre la miseria hacen desaparecer la miseria misma

Tema que se relaciona íntimamente con el tratamiento del reparto de lo sensible en Ranciére
 
Una visión, un acto de videncia, una fulguración instauradora. ¿Cómo plasmarla sin aletargar el instante de su surgimiento?
Pequeña imagen alógica, amnésica, casi afásica, a veces sosteniéndose en el vacío, a veces temblando en lo abierto 

Una imagen sosteniéndose en el vacío, de espaldas a la palabra, a la historia y al recuerdo, guarda en sí una enorme energía en potencia que libera y hace estallar al volatilizarse y apenas si tiene tiempo para exhibir su potencia antes de su fuga ya que si bien está construida a partir de los datos de la experiencia apunta a describir un plano de una naturaleza totalmente diferente

El comienzo de todo es una limpieza, un borramiento, una reducción, un despoblamiento, una desertificación. La imagen señala al desierto como referente deleuziano de la tierra, del cuerpo sin órganos, de la filosofía, de la propia soledad 
Si bien es cierto que se habla de una soledad absoluta, no obstante es una soledad bastante poblada que ya cuenta con un pueblo futuro, una nueva tierra para el pensamiento y la vida, el plano absoluto de la filosofía, el plano de inmanencia, su Tierra o su desterritorialización, el suelo sobre el cual se crea la palabra. La tierra se confunde con la desterritorialización misma, es infinitamente móvil, sin fondo ni cimiento, por eso es su más grande movimiento y son los nómadas  los que van tras ella, los que justamente están en una relación de inmanencia con ella porque son los más desterritorializados, los más libres respecto a la noción de territorialidad. No cesan de desplazarse sobre un espacio sin territorio y hasta parecen inmóviles y fundirse con ese espacio sin referencias territoriales
 
El hombre ausente, pero enteramente en el paisaje

La desterritorialización no es un movimiento que nos aleje de la tierra sino por el contrario el que nos reúne con ella. Es un movimiento de la propia tierra, la tierra a ras de sí misma, Es la tierra la que se desterritorializa a través de los seres humanos y no –humanos, por eso no solo se habita la tierra como poeta, se la ocupa como nómada, como animal, como propietario, como hombre de estado, como déspota, como burócrata, etc
 
Cada uno reivindica una tierra, cualquiera sea el sentido que haya que darle a ese término

El hombre despuebla la tierra para repoblarla de otro modo. Se alcanza el paisaje antes del hombre, en ausencia del hombre, según un movimiento de desterritorialización absoluta que no implica abandonar la tierra ocupada por los hombres sino arrancar la tierra a los hombres y devolverla a sí misma, abrirla al cosmos, despoblarla y vaciarla de los hombres que la ocupan y la hieren y volverla a poblar de otro modo, no con hombres sino con todo lo que hay de no - humano en el hombre y fuera del hombre 

No consiste en llevarse la tierra con uno, lejos del mundo de los hombres, sino solo unirse al desierto a condición de deshacerse de su propia humanidad, de arrancarse a sí mismo según los indicadores de desterritorialización de la nueva tierra

Uno se acuesta directamente en la tierra desértica  - uno no se eleva hacia el sol
  
Así se suprime toda verticalidad, toda trascendencia, echados sobre la tierra y abrazándola sin mirar, sin reflexión, privados de comunicación
Nada pasa todavía pero se presiente que algo va a pasar, es el tiempo del desierto, un tiempo puro que no pasa como un acontecimiento que sería espera de acontecimiento
 
El desierto se confunde con un campo de potencialidades; es un cielo tormentoso cargado de energía, una suerte de tormenta abstracta movida por los vientos y llega un momento en que todo explota, algo llega del afuera y la imagen se transforma, se disipa en el momento mismo en que el desierto se vuelve a poblar. Ya no hay hombres, ya no hay cuerpos, no hay sujeto ni objeto solo una pura materia intensiva, sus flujos, sus singularidades, sus poblaciones moleculares
En el desierto deliramos las moléculas para formar otros cuerpos, otros seres, el niño, la mujer, el ave

Los cuerpos ya no están dados, son deducidos de la luz, se forman a partir del polvo del desierto y toda percepción exige órganos receptores que recojan las vibraciones que se propagan a través de la materia

Los devenires son reales sin que sea real lo que deviene

La divergencia de los mundos hace que jamás ocupemos el centro de un mundo sino que siempre estemos al borde de las multiplicidades que nos pueblan y nos desterritorializan

El devenir es forzosamente alucinatorio pero exige producir el nuevo cuerpo que le corresponde, los objetos que corresponden a sus alucinaciones y los contenidos que corresponden a sus delirios
 
El sujeto está eternamente descentrado, incapaz de ocupar el centro, se ve empujado a la periferia, siempre al borde, pasando de una individualidad a otra. Es el eterno retorno que hace aparecer y desaparecer el mundo bajo una luz cada vez nueva, es el gran viento que agita el desierto, quien disloca la unidad del mundo en una pluralidad de mundos incomposibles, quien nos convierte en nómadas entre esos mundos siempre en el entre

Pensar sin principios, en ausencia de dios, en ausencia del propio hombre, ha devenido la peligrosa tarea de un niño jugador que destrona al viejo Señor del juego y que hace entrar los incomposibles en el mismo mundo fragmentado

El desierto vacía la tierra de los hombres, la despuebla, raspa el inconsciente familiar, limpia la tela de todos los clichés que la nombran, expulsa la materia de los cuerpos, desarticula el lenguaje para transportar incesante y progresivamente la lengua del desierto

Es preciso borrar todo para recomenzar de otro modo, sin fundación. Es preciso recomenzar todo en el desierto a partir del desierto, volver a poblar todo
Ya no se conciben los cuerpos a partir de la representación que nos hacemos de ellos ni de lo vivido que en ellos tenemos; se los produce a partir de los perceptos y de los afectos de los que uno es capaz

Se trata de fabricar lo real, no de responderle 

Las luchas políticas valen por las imágenes que producen, los nuevos tipos psicosociales que engendran y los posibles que liberan

¿Desierto como utopía?, no la utopía de otro mundo sino una utopía en este mundo. Es un lugar de justicia, es en nombre de la justicia del desierto que se pueden denunciar las injusticias de este mundo
Es con la utopía cada vez con lo que la filosofía se vuelve política y lleva a su máximo extremo la crítica de su época. La utopía no se separa del movimiento infinito: designa etimológicamente la desterritorialización absoluta, pero siempre en el punto crítico en el que esta se conecta con el medio  y sobre todo con las fuerzas asfixiadas y sometidas en ese medio

Las fabulaciones, los delirios, las alucinaciones nos dan razones para creer en él. Lo que hemos perdido son las razones para creer en este mundo. Solo nuevos delirios, nuevas fabulaciones nos harían creer nuevamente en él

Carecemos de resistencia al presente, en tanto que las imágenes son huidizas, se disipan tan pronto como se forman. Pero en el intervalo en que se forman sucede que tengan la suficiente potencia como para agrietar la mónada y engendrar nuevos mundos

¿No es en nombre del porvenir que los combates del nomadismo o de las minorías están perdidos de antemano? Es un concepto desencantado, es siempre en su nombre que se renuncia a luchar. Para devenir capaz de acción hay que renunciar paradójicamente a la idea de porvenir. Hay que saltar en otra temporalidad y descubrir las nuevas fuerzas del tiempo

¿Ese otro tiempo no es acaso el de la utopía, ese vértigo de un lejos que va dibujando caminos, tiendas provisorias donde alojar los deseos? 
Las utopías dilatan el espacio, surgen ante las deficiencias del hombre, no es otra vida, es vida, más vida una vida verdaderamente ausente que las utopías dejan entrever al desterritorializar el pensamiento. La utopía ( erewhon, nowhere, now here) ocupa la región de la distancia, territorio de la ausencia pero de aquí, de la inmanencia, de donde esperamos las rupturas
 
Las utopías saltan el abismo de lo Mismo sin vacilar, son pensamiento de la diferencia, líneas de fuga brechas que dejan entrever el resto de los posibles, conexiones que operan con otras posibilidades no dadas de antemano

No se trata de ser optimistas o pesimistas sino de ser realistas acerca de las fuerzas nuevas que aún no contienen nuestros proyectos ni los modos de pensarlos. Para hacer conexiones no es necesario ni el conocimiento ni la certeza sino quizá la confianza, la creencia en el suceso azaroso improbable, imposible de abolir




 Febrero 2019