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182 - El poder de las palabras
La política es el territorio de la máscara, de la gestualidad absoluta, del puro gesto- una pura medialidad-, es simplemente la evidencia de lo que es, la comunicación de una incomunicabilidad que hoy no tiene nada qué decir pero que pretende ser absoluta, siendo solo puro ruido, un testimonio de su ausencia. Pura mímica
Hoy se  ha radicalizado y devenido un escenario paródico donde impera el vacío de la ley.Escribir desde Argentina, un perfecto estado de excepción, hace difícil la distancia, aunque la mayoría de los países atraviesan situaciones parecidas, la impudicia del poder y la inanidad del no-poder. El “corpus”, el adentro de la ley hoy está fuera de la ley. Todo, incluso la ley está fuera de la ley. La humanidad entera se convierte en la excepción que la ley tiene que contener. El pensamiento contemporáneo tiende a reducir la ley a su nada y, sin embargo, a mantener esta nada como grado cero de su contenido 
Esta ley se vuelve imposible de remover, se mantiene como la nada de la revelación en un perpetuo estado de excepción, éste que está frente a nosotros y no logramos resolver, una ley que está vigente pero no significa

La política nació para la humanidad, para “todos”, para el ser-en-común, ser-con-el-otro pero en estos tiempos de banalidad y vileza la relación de la ley con la vida no radica en su aplicación sino en el abandono. El poder absoluto se apoya en esa vida desnuda que ha devenido en la forma de vivir desde que el estado de excepción fue la regla. La vida humana hoy ha ingresado en el terreno de los cálculos de poder despojando al hombre de su condición de sujeto, solo cuerpo vivo, nuda vida. El poder jurídico se convierte en testigo del propio perderse del hombre,  y los ciudadanos en testigos impávidos de la clausura de la alteridad, pero el ser del hombre se define y se ratifica nada más que en el encuentro con el otro. Cuando la lucha deja de ser contra el otro y pasa a ser por el otro la ética se transforma en política

El misterio de la política no es la soberanía sino el gobierno, no es dios sino el ángel, no el rey sino el ministro, no la ley sino la policía

El poder absoluto y perpetuo que define al poder estatal no se funda sobre una voluntad política sino sobre la nuda vida que es preservada solo en la medida en que se somete al derecho de vida y muerte impuestos por el soberano y su ley. La existencia de la política está determinada por la exclusión de la vida natural (zoe) que a su vez está asociada a la idea de humanidad, una relación de exclusión inclusiva, o sea una excepción. No es la excepción lo que se sustrae de la regla sino que es el sustraerse de la regla lo que da lugar a la excepción y solo así se instituye como norma bajo la forma de su desaplicación. Esta situación generada por la excepción tiene la característica de que no puede ser definida ni como una situación de hecho ni de derecho sino en un entre,  un umbral de indiferencia, o sea, el soberano, al decidir, demuestra que no tiene necesidad del derecho para crear derecho

La ley abandona a la vida y la deja expuesta en el umbral en que tanto la vida como el derecho son prácticamente indistinguibles

El hombre es un ser infinitamente arrojado a la libertad, no como libre arbitrio sino anterior a todo concepto de libertad que como quehacer de la existencia va palmo a palmo con la vergüenza. Ambas son un querer de la propia obligación, una servidumbre y una soberanía. Para el hombre antiguo la vergüenza, fundada sobre la imposibilidad de desolidarizarnos, de estar clavados en sí mismos,  no era un sentimiento embarazoso sino que le hacía reencontrar el coraje y la piedad. Hace falta reencontrarse con ella

Se vive urgido de cotidianidad, de normalidad, de una cercanía que nos impide salir de lo habitual y contemplar lo abierto para que se revele. Fue la modernidad la que fundó lo humano del hombre y es ella misma la que le obstruye el afuera, el exponerse a lo abierto donde acontece la novedad, pero el hombre debe abrir espacio y no puede pensarse desde sí si no abandona ese sí, de ahí la necesidad de deconstruir el ícono de la modernidad, en especial el lenguaje, donde se encuentran las huellas diseminadas sostenidas por un poderoso aparato de dominio y es el que declara que en un estado de excepción permanente no hay afuera de la lengua que está siempre más allá de sí mismo. La política contemporánea es este demoledor experimentum linguae que desarticula y vacía en todo el planeta tradiciones, creencias, ideologías, identidades  comunidades.  Solo hay salida si el afuera es provocado por un movimiento que lo arranca del vacío. La vida como fuerza del vacío

Una comunidad de lo (im)político es ser en la ausencia, en la negación de toda clausura  por eso se asienta en un espacio sin determinar, propicio a la inclusión de la diferencia y a la convivencia con la otredad. Simplemente demuestra a la comunidad política la finitud de sus límites sin rechazar la política misma sino que es la mirada misma de la política y de la comunidad desde  sus bordes
Lo (im)político surge en oposición directa a toda forma de politización, es lo que se evade de toda representación política y se sustenta en una convivencia no basada en principios identificatorios en común ya que la identidad no constituye a la persona- es una sustracción original, una identidad narrada- sino en la posibilidad de hacerlo en la alteridad y en la apertura. Así, no se es en la identidad biográfica particular, sino solo en el así, la exterioridad singular y su rostro. Ser en comunidad sin sujetos

El vacío comunicativo a partir del cual surge el” rostro” humano es pura comunicabilidad y por ende, resulta amenazado por ella misma. El poder del Estado se funda en la exposición en un mundo espectacular donde la comunicación se separa de ella misma y se ahueca, donde todas las identidades sociales se disuelven realizando paródicamente el sueño de la sociedad sin clases, la secularización hegemónica del existir con sus arquetipos de consumo, consuelo y bienestar, alienando la calidad e instalando la pertenencia, el amparo de lo conveniente, o sea la de ser uno más en el sistema y no ser uno con los demás hombres. Un mundo está hecho del valor único de cada persona. No está regido por valores que flotan sobre él sino por las puestas en valor de todos y cada uno. Ser contemporáneo es ser ahí: la vida desnuda es ahí, a espaldas de haber pertenecido

Pensar la política supone concebir la vida que, en su modo de vivir se juega el vivir mismo y a la que en su vivir, le va también su modo de vivir


Hoy se viven los signos invertidos, la parodia de la espiritualidad, de la belleza, del amor, de la amistad, así como de la política y de los vínculos en general. Los seres se hayan suspendidos de cualquier símbolo o representación ingenua de la vida que los sustraiga del vacío, polvo prendado de fantasmas, tal es el hombre

La vida del hombre está irremediable y dolorosamente asignada a la felicidad. Y esto hace a la forma -de –vida como vida política

Para recuperar la vida y la política, usurpadas por el capitalismo es necesario resistir a sus mecanismos de dominación y esto implica que los individuos hagan la experiencia no de la esencia lingüística del lenguaje sino del lenguaje mismo, teniendo en cuenta que la comunicatividad misma del hombre se identifica con el espectáculo, con el mundo como espectáculo en todos los aspectos de su mundanidad, es en nuestra naturaleza lingüística donde lo reencontramos, por eso hay que abrir el juego a la palabra para neutralizar los dispositivos del poder mediático. Descubrir el poder de las palabras
Por eso la historia es la lucha perpetua con los dispositivos que el hombre ha producido y en primer lugar, el lenguaje. La política es un relato que hoy debemos releer porque miente su contingencia en la secuencia de los hechos. Todos los discursos son iguales de verdaderos, van suturando los huecos de sentido, pero no son índice de verdad, solo son efecto de verdad. La verdadera crítica desenmascara la realidad no por medio de la inteligencia sino por la crítica de la inteligencia, evitando apropiarse del discurso

El sentido de la política es la libertad en la comunicación

Se buscan los límites del lenguaje no en su afuera, en dirección a su referencia, sino en una experiencia del lenguaje como tal, en su pura autorreferencialidad donde no existe la pertenencia ni las presuposiciones. Lo indecible es lo que el lenguaje debe presuponer para poder significar. Es el lenguaje el que puede decir lo imposible pues es el que piensa

el polvo juega a la vida
     sobre el espesor de la lengua
     la vida vuelve a la vida

Aquella parte del pensamiento que no fue capaz de entender el movimiento de la enunciación fue la causante de la asfixia de la humanidad en el discurso del universalismo que viene encadenado a través de la mecánica de la inclusión de lo mismo y la exclusión de lo otro
Reivindicando el ser en el lenguaje como medio sin fin, se recupera la posibilidad de existencia de la comunidad por venir impelida por la potencia del pensamiento que no es el acto sino que es la vida, la indecibilidad del lenguaje que se abre a la multiplicidad

El pensamiento es la potencia unitaria que constituye la forma-de-vida de las múltiples formas de vida

Mientras el poder excluye y expulsa a la nuda vida –la que se puede eliminar- la potencia de pensamiento es libertad, es abrirse en el centro del lenguaje donde solo resta el vacío. Exponerse hacia lo otro no es otra cosa que la existencia tal cual sin predicados, existencia neutra, sin marcas e inesencial de la comunidad por venir donde las cosas no está hechas, no están en acto, siempre en un constante deshacer
Para que el ser sea a su manera singular no debe atravesar una propiedad que lo identifique como como esencia, ya sea en la mismidad o en la exclusión, sino por una impropiedad, el verdadero uso libre del lenguaje que reivindique para lo común

Es mucha la tarea que aguarda, casi podríamos pensarla como una utopía, una utopía de orden ético, sobre todo porque nuestra contemporaneidad busca un interés previamente garantizado que provoca un vaciado en la atención y un déficit en el ejercicio del pensamiento, y la clave de la tarea de pensar está en el pensamiento mismo del pensar, siendo el pensamiento el único intelecto posible común a todos los hombres

 La utopía surge ante las deficiencias del hombre, nos impulsa más allá del horizonte, deterritorializa el pensamiento y deja ver la verdadera vida ausente -no el sueño de la banalidad cotidianidad. Dilata el espacio, ocupa la región de la distancia, señala un nuevo espacio donde renacer. Es un territorio de ausencia, pero de aquí, de la inmanencia. Singular pero plural porque nos abarca a todos

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Todo sería como ahora solo que un poco más diverso


Abril 2019