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184 - Reflexiones y delirios en torno a la política
La política se ha convertido hoy en una presencia omnívora en todos los ámbitos del mundo actual, una lucha entre varios frentes, los ciudadanos divididos y replegados sobre sí, los políticos enfrentados y los Media con su circo en el centro de una comunicación prostituída de discusiones desbordadas, grandilocuentes y deficitarias
 
Es la humanidad a expensas de su humanidad. En realidad la política debería ser un plural que no multiplica un singular sino que singulariza una pluralidad material y espiritual 

Once upon a time la política aspiraba a configurar otro mundo mejor pero en este presente oscuro y caótico los responsables que se alojan en el entorno cercano y vacilante de la política no saben bien a qué atenerse frente a la imprevisibilidad y descontrol del mundo y no aciertan a dejarse interpelar por este mismo presente y no por uno imaginario que solamente nos deja con el desencanto de haber agotado los recursos, de haber reciclado la última versión de lo Mismo. Todos los partidos políticos surcan en mayor o menor medida las mismas aguas. La impotencia es un mal común, rige para todos por igual

Pensar la política hoy es pensar el desastre de la política. No se pueden desligar las ideas políticas de una concepción del mundo. La plataforma de un movimiento político debe ser una declaración de principios
La política, hable de lo que hable, debe dar cuenta también de su discurso. En todo decir dice ante todo el lenguaje mismo. Todo se repite, se agota, se banaliza, también el discurso desencantado, sustituto crítico del orden establecido que se vacía y se prolonga

Cualquier novedad supone un acontecimiento en la encrucijada de los pliegues del tiempo y del espacio. Hay un espacio de experiencia, un pasado- presente en el que los acontecimientos han sido incorporados a la existencia y un futuro hecho presente que señala un “todavía-no”, lo que solo se puede descubrir pues aún no ha sido experimentado, un horizonte de expectativa, la línea tras la cual el futuro promete abrir un nuevo espacio de experiencia que sin embargo no nos es dado contemplar 
El presente es ese lapso de tiempo donde coincide el espacio de la experiencia con  el no- horizonte de expectativas

El cambio histórico resultaría más razonable si se coordinaran mejor las expectativas y la experiencia. La Modernidad solo se puso concebir como tiempo nuevo desde que las expectativas aplazadas se alejaron de todas las experiencias hechas anteriormente. Si bien cuanto menor era el contenido de la experiencia, mayor fue la expectativa
 La perspectiva tendida hacia el futuro fagocita progresivamente la experiencia dejándonos hueros de experiencia y es allí es donde se engasta el acelerado aluvión de expectativas. Pero es difícil encontrar en la historia una versión del progreso emancipada de los acontecimientos del pasado y liberado de experiencias anteriores

El Estado ha reducido la eficacia de su soberanía aunque haya crecido su número, por lo que ya no es más ni podrá nunca volver a ser el objeto y referente privilegiado de la política 
Este fenómeno no es fácilmente perceptible a simple vista porque implica un sutil movimiento de autodeconstrucción del mismo Estado, de desarticulación, de descentramiento de sus funciones, y el gran desafío que debe enfrentar llega a través de los núcleos de poder económico, etnocultural y religioso
El Estado se ve asediado desde los grandes complejos económicos financieros y desde el movimiento autónomo de las comunidades que ejercen una presión convergente generando nuevas formas en las que resultan indiscernibles las fronteras entre intereses y valores, economía y ética, necesidades materiales y simbólicas
 
La soberanía ya no es capaz, ni como concepto ni como operador analítico, de dominar y comprender los fenómenos que se están produciendo ante nuestros ojos

La posibilidad de configurar un futuro está muy lejos de una política que simula ser todo- poderosa frente a los límites impuestos por otras esferas de la vida social, en primer lugar la económica, pero que conserva en su avío todos los mitos y rituales de una época anterior a la globalización
La política debería asumir alguna forma transnacional para compensar el tremendo desequilibrio que existe entre su sedentarismo, atado a la soberanía territorial y a una sociedad y una economía cada vez más globalizadas, fluídas, nómades, desterritorializadas, que la condenan a la impotencia

Se había previsto para el capitalismo futuro un destino de progresiva simplificación y concentración, sin embargo hoy muestra el paradójico aspecto de un sistema-mundo concentrado pero a la vez difuso y geoculturalmente diferenciado respecto a sus modos de expansión en las distintas áreas del mercado

El universo tecnológico al que nos enfrentamos no es una colección de prótesis o una parafernalia de instrumentos sino un mundo- ambiente de signos

En los conflictos de la era global, la existencia situada- una identidad irreductiblemente plural- de cada ser, se convierte en un requisito previo para la identificación simbólica de las propias preferencias
 
Los intereses y la identidad cortan transversalmente tanto a lo local como a lo global y entran dentro del fenómeno de la glocalización que se presenta no solo como entrelazamiento sino como la desaparición del Estado en el flujo de las interconexiones entre global y local ya que no responde ya más como eficaz regulador de los dos flujos y se enfrenta a una crisis de legitimidad en relación con la ciudadanía tanto como con el gobierno

Hay sectores que piensan que no se necesita la política sino solo el quehacer de un grupo de expertos, pero los problemas y desafíos que enfrentamos necesitan de la acción conjunta y colectiva porque no hay ninguna solución individual a problemas sistémicos

Una política que no quiera reducirse a la impotencia de una mera gestión heroica pero radicalmente vacía debería reconocer su carácter contingente, revocable, tentativo
En la actualidad la naturaleza transcultural de los conflictos da lugar a impulsos centrífugos que tienden a amalgamarse en una constelación reticular de esferas públicas diaspóricas que modelan las propias identidades a partir de la potencia extraterritorial de los multimedia postelectrónicos
 
Las esferas  públicas en diáspora son prácticas sociales de la imaginación y se apoyan en las tecnologías multimedia digitales 
Pareciera que la política ha tocado sus límites y más allá de ellos solo puede encontrar un mundo distópico. Quizá la literatura y el cine ya estén alertando  desde lo que se acostumbra a llamar ¿ciencia ficción?

Se necesita partir desde la singularidad con su cuota de irreductibilidad y no desde la identidad con sus diferentes configuraciones comunitarias, estatales, étnicas o lingüísticas. Se necesita partir para delinear una esfera pública global que se reconozca en el único universal no homologable, el universo de la diferencia
 
Se necesita de la paciencia, no como responder de algo sino responder a algo, intensificar el aspecto dialógico de la reflexión y posicionarse de otro modo como interrogante, dejarse interpelar por un presente abierto a la contingencia, a cuestiones que siguen abiertas pero veladas, a la espera de la palabra que pueda enunciarlas y no encerrarlas en viejos conceptos. Todo pensamiento vivo va a encontrar respuestas para nuevas preguntas que al responderlas se volverán otras

¿Qué es un discurso acabado sino una lengua muerta?


El pensamiento vivo surge cuando el hombre es capaz de dejar que aparezca la Nada que le sale al encuentro, ese pensamiento que, más allá de toda interpretación, se encuentre abierto y nunca clausurado, eternamente volviendo a nosotros, un pensamiento que no contenga todo ya sabido de antemano sino que lo aguarde todo y se mida por los vínculos entre los hombres, la captación de todo ser en la inmediatez de un instante
 
De un golpe de vista se pisa la frontera de la humanidad

En el método del hablar, impensable para el pensador pensante, algo acontece en el instante en que se dialoga, se espera todo y nada se anticipa. Hay un lenguaje vivo  que acontece verbo,  diálogo, en un tiempo que está sucediendo, donde no se construyen las ideas, sino que se espera que el habla hable. Es un pensamiento que descubre la necesidad del otro. Hablar a alguien y pensar para alguien
Allí se da la posibilidad de la novedad donde puede aparecer la alteridad

No se descarta la dificultad, casi la imposibilidad, de llegar a estas instancias ya que todo este mundo de egoísmo, de caos, de banalidad, que hemos construido se ha convertido en un destino

Si la política sigue sujetada al discurso del Ahora y pretende adaptarse a la dinámica del mundo en lugar de interrogarse sobre el curso deseable de las cosas, está destinada a la in –significancia y a la insignificancia

En los individuos en general, existe una manera poco seria de involucrarse en la política, una política de forma negativa, una anti- política, en la que prima el propio interés basado exclusivamente en sus necesidades que son las que reorientan los  discursos y se convierten en promesas incumplidas.  La política como se la entiende hoy se encuentra con cada vez menos posibilidades de proyectar un futuro y ha perdido la capacidad de prever lo que puede suceder. En los sistemas complejos  e interdependientes que vivimos aumenta la imprevisibilidad de los riesgos y la imposibilidad de la política de suprimirlos desata la incertidumbre y la incomodidad de quienes solo planean un futuro impostergable, pero que son asumidos por quienes entienden el riesgo y la incertidumbre como una parte de la vida

Aunque hoy nos parezca ilusorio una reconfiguración de lo político, es cierto que ésta no podrá darse sino a través de un universalismo de la diferencia, capaz de desarticular la obsesión identitaria de la cual se nutren las nuevas formas de poder y de iluminar el potencial liberador encerrado en la constitución múltiple-íntimamente conflictiva e intrínsecamente polemógena-del Sí mismo

Pero en primer lugar debemos atender al nudo crucial de la relación poder-lenguaje en el que la dinámica de las estructuras se entrelaza en forma perversa con el destino de los sujetos dando lugar a un hiato imposible de cerrar entre la dimensión material y la simbólica, a un vacío cada vez más ocupado por el reino de lo imaginario, una especie de paradigma, una identidad otorgada por un poder que elimina cualquier disenso y  convierten a los seres en un espacio vacío que él mismo ocupa. Los paradigmas ordenan, dirigen, son imprescindibles para “funcionar”, una guía subliminal, la contra- iniciación de la vida, la nulificación de la imaginación, por eso la alienación del hombre encerrado en el lenguaje es lo que conduce a los pueblos hacia un único destino ya que el lenguaje no solo es escenario de las crisis sociales, sino que las sostiene. Lo que en un tiempo se llamaba vida hoy se encuentra reducido a la esfera del puro consumo

Nuestra época que se muestra a sí misma su tiempo como un sucederse precipitado de múltiples festividades, en realidad es una época sin fiesta, una época de pasiones tristes. Aquello que en el tiempo cíclico de las sociedades tradicionales representaba el momento de la dépense  improductiva (del gasto), de la suspensión del tiempo necesaria para la participación de una comunidad en el gasto dispendioso de la vida, se ha convertido ya en imposible para una sociedad sin comunidad y sin lujo. No se trata de un tiempo de vida como en las antiguas comunidades sino de un tiempo de mera supervivencia. La realidad del tiempo es sustituida por la publicidad del tiempo

En esto reside la insalvable distancia entre la dépense de las sociedades de la Antigüedad y el consumo productivo de la sociedadcapitalista hipermoderna Mientras que el consumo del tiempo cíclico en  las sociedades antiguas estaba en consonancia con el trabajo real de estas sociedades, el consumo seudocíclico de la economía desarrollada se encuentra en contradicción con el tiempo irreversible y abstracto de la producción

Hay un hiato entre un tiempo inaugural y éste de incertidumbre y desasosiego. Ese hiato es el que urge rescribir



Abril 2019