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208 - La singularidad en la era digital
La Modernidad entronizó distintas narrativas, entre ellas la globalización, el anunciado y glorioso reino sublimado del progreso sin trabas, pero tamién de sus falencias, como la del ethos totalizador que aportó desniveles sociales, diferenciación, exclusión, y sobre todo, un profundo aburrimiento ante el avance del nihilismo y el peso agobiante de la falta de esperanza
La Modernidad se apoyó en un proyecto socio – político intelectual e ilustrado que ella misma generó a fuerza de la hegemónica reificación global del modelo liberal ya imperante mediante dispositivos de placer y  bienestar, remedos de una necesidad de sentido asordinada por el ruido del consumo en un presente que apostó a la eternidad por una falta de fe en la potencia del tiempo que, sin cesar, y a pesar de eso, sigue vivo, interrogando
 
Heredamos la Modernidad como destino, y a sus aportes como la gran precuela de lo que vendría

La mundialización es más y otra cosa que la globalización, hace signo hacia un mundo, hacia una posibilidad o sentido.
Con su amplitud semántica, superó el área económica para invadir las de la sociedad y la política, la religión, la cultura y la tecnología, como una denominación contenedora de fenómenos heterogéneos que se sumaron y se yuxtapusieron, una síntesis sofocante cuyo referente universal es el mercado, núcleo de hegemonía y de penetración en todos los espacios de la sociedad y con una capacidad total de creación y decisión, un poder racionalizador sostenido por un sistema autoregulado por su propia lógica, un discurso despótico, pero camuflado, que se encargó de construir realidad y mundo y fue asumido como una restructuración del ser, del pensamiento y de la acción, una reformulación del ser y de la trama de sentido basada en una configuración tecnológica – ontotecnológica - categorías que definieron la realidad y legitimaron tanto su discurso como la acción y que no fueron meras secuelas de la razón moderna sino nuevas disposiciones del pensar, el decir y el actuar con su propio discurso y lógica, colonizando e instaurando una  nueva realidad, imponiendo un nuevo lenguaje y, a través de él, una nueva interpretación del mundo y de nosotros mismos

Todo lo que es producido por la subjetividad del sistema liberal que llega a través del lenguaje, a través de la familia, y por los dispositivos, no es solo una cuestión de ideas o de significaciones por medio de enunciados significantes. Tampoco se reduce a modelos de identidad o de identificación
 
Se trata de sistemas de conexión directa entre las grandes máquinas productivas, las grandes máquinas de control social y las instancias psíquicas que definen la manera de producir el mundo

A partir de los años 70 las computadoras llegan hasta “donde vive la gente”… Fueron fabricadas por y para revolucionarios que querían desinstitucionalizar la sociedad y darle poder a los individuos. La máquina ofrecía usos creativos y abría una nueva edad relacional gracias a las primeras redes de intercambios electrónicos

Los medios electrónicos, más que ampliar la dimensión espacial, la eliminan y se convierten en instrumentos de desintermediatización. Las relaciones singulares con las tecnologías fueron entendidas como gestos de subjetivación.

La persona era la última etapa del cambio social, por tanto, las elecciones individuales del modo de vida se convertirían en sí mismas en actos políticos. El consumo y las tecnologías de la vida cotidiana se vieron dotadas de una dimensión propiamente política
 
El tecnoliberalismo rompe con el capitalismo clásico que es la principal forma organizadora de las prácticas colectivas, totalmente alejada de la moral  que encuentra su finalidad en sí misma, porque esta visión del mundo asegura el logro futuro de una vida ideal deseada
 
Las fuerzas sociales administradas ayer y hoy por el capitalismo captaron la suma importancia de la cuestión de la subjetividad, la materia prima de la evolución de las fuerzas productivas en sus formas más desarrolladas: la materia prima que animó las grandes crisis, esa especie de voluntad de potencia productiva que revolucionó la propia producción mundial a través de las revoluciones científicas y biológicas a través de la incorporación masiva de la informática y de la robótica, a través del peso cada vez mayor de los equipamientos colectivos  y de los medios de comunicación de masas

La producción de subjetividad constituye la materia prima de toda y cualquier producción

Las sociedades arcaicas que aún no se han integrado al proceso del capitalismo tienen una percepción del mundo completamente diferente de la que se acostumbra a tener desde la perspectiva de los esquemas dominantes, otros modos de representación del mundo que no solo serían adecuados para ellas sino que podrían extenderse a otros sectores de la vida social en una sociedad de otro tipo 
La producción de sentido es separada y pasa a una esfera que se designa “cultura” y a cada alma colectiva –  etnias - le será atribuida una cultura. Pero estos pueblos arcaicos no viven esas actividades como una esfera separada. Estas sociedades no hacen “cultura”. Todas sus expresiones están articuladas entre sí en un proceso y articuladas con su manera de producir bienes, de producir relaciones sociales. No asumen en absoluto las distintas categorizaciones de la antropología
 
El capital funciona de modo complementario a la cultura, se ocupa de la sujeción económica y la cultura de la sujeción subjetiva
 
Hay que saber mirar los restos primordiales que se travisten a su pesar en medio del ruido contemporáneo, auscultar con oído atento los sonidos de una cultura deformada y desbaratada por el hiato cada vez mayor entre el hombre y sus orígenes. Por eso el lenguaje es fundamento y hábitat, el verdadero espacio de la interrogación, el auténtico intermediario con el universo
No obstante, parece haber solo “una” cultura, la capitalista. Es una cultura siempre etnocéntrica y logocéntrica ya que separa los universos semióticos de las producciones subjetivas, por eso las creaciones de toda especie implican siempre correlativamente dimensiones micro y macropolíticas

Sin embargo, persiste algo aún fuera de la cultura del consenso desde lo cual es posible reiniciar las cosas,
una región imperceptible de indeterminación, una suerte de absoluto local, desde donde el hombre puede pensar y vivir de otro modo
 
volver a pensar la vida suspendida y siempre abierta a la llegada de lo otro, intensidad subversiva de la existencia


El nuevo lenguaje ontotecnológico, un tecno -  dialecto que fluye en la economía planetarizada en expansión nos habla de una totalización otra, imprevisible, que dibuja todo el espectro de la realidad con caracteres tecnológicos, un nuevo relato fundacional basado en un relato de sentido y no en una multiplicidad de posibilidades pragmáticas y paradigmáticas de la Modernidad

Esa gran fábrica, esa poderosa máquina del capitalismo produce incluso aquello que sucede cuando soñamos, cuando fantaseamos. Así pretende garantizar una función hegemónica en todos los campos. Pero es posible desarrollar modos de subjetivación singulares, “procesos de singularización”, una manera de rechazar todos esos modos de codificación preestablecidos, todos esos modos de manipulación y de control a distancia, rechazarlos para construir modos de sensibilidad, modos de relación con el otro, modos de producción, modos de creatividad que produzcan una subjetividad singular

Una singularización existencial que coincida con un deseo, con un determinado gusto por vivir, con una voluntad de construir el mundo en el cual nos encontramos, con la instauración de dispositivos para cambiar los tipos de sociedad, los tipos de valores que no son nuestros

… Me pareció entender, con bastante más evidencia que antes, con qué se vinculan ciertas secuencias intensas y felices de la existencia: con la exaltación de todas las virtualidades del cuerpo y del espíritu, en soledad o con los otros

La cultura de masas produce, en cambio, individuos normalizados, articulados unos con otros según sistemas jerárquicos,  sistemas de valores, no se trata de sistemas de sumisión visibles y explícitos sino de sumisión muchos más disimulados que no son interiorizados sino que lo que hay simplemente es producción de subjetividad

La propia esencia del lucro capitalista está en que no se reduce al campo de la plusvalía económica, está también en la toma de poder sobre la subjetividad

Hay algunas palabras – trampa (cultura) que nos impiden pensar la realidad de los procesos en cuestión pues el lenguaje global de dominación se ha instalado sin participación, ilegal y no legitimado
 
Saber quién manda es saber quién impone los lenguajes

Nuestra experiencia hoy está encadenada a procedimientos de una realidad aumentada que circunscribe la existencia en una única vocación utilitarista. La relación con el otro no será percibida en su alteridad y singularidad sino como un objeto, una cosa inscripta en el mundo que nos rodea apuntando a una finalidad

Contra esta tentativa de desencarnación, la única posición consecuente consiste en continuar gozando de las fuentes infinitas de lo sensible… El respeto de lo sensible representa un factor de dignidad e integridad en la medida en que rinde homenaje a la pluralidad de dimensiones que nos constituyen, el equilibrio multidimensional de la vida humana



Junio 2019