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221 - Un riesgo histórico
Vivimos una democracia, la invención de una dinámica que habilita de derecho la crítica y la interrogación permanente de los fundamentos de la ley y su legitimidad. Se instituye y se preserva a través del quiebre de las coordenadas de la certeza, inaugurando una época donde los individuos experimentan una indeterminación extrema respecto a los fundamentos del poder. Hoy, además, es el reflejo de una profunda crisis de la civilización que afecta a la sociedad y se transmite a todo el resto
La democracia, por un lado, es un tejido de obras y de acciones que tienden a gobernar la vida de las personas, pero a la vez es un reservorio ineludible que oculta un exceso que no se deja reducir a las obras ni a las acciones, un exceso ingobernable que es necesario encender. En consecuencia, o busca apropiarse de ese exceso y ejercer un control a través de una red gubernamental, ya sea una gestión biopolítica o una administración tecnocrática, o asume lo ingobernable para repartirlo, sin acotarlo previamente, considerándolo no -  exterior al poder sino como su mayor riqueza. Esta forma de pensar la democracia es la que ha roto con los dispositivos jurídicos y económicos que separan una vida de sus formas y la someten al estancamiento, a la inoperosidad

La política es un desacuerdo, dijo Ranciére, una lucha contra las teorías clásicas y modernas que la entienden como un contrato, consenso o defensa de los derechos. Se caracteriza por su contingencia y universalidad, no tiene un fundamento natural ni sobrenatural sino que es un acontecimiento que constituye al mismo tiempo al sujeto y al escenario donde se producen las relaciones de poder. Los individuos que no se someten al poder luchan por una libertad solo posible transformando completamente el sistema establecido
El desacuerdo tiene que ver con las partes de una sociedad, y cuando hay una que no es reconocida, la parte actúa y habla para demandar reconocimiento. Allí se instaura la política que surge siempre como una especie de fisura que provoca una demanda y  plantea una reestructuración

El conflicto político es la tensión entre un cuerpo social estructurado en el que cada parte tiene un lugar, y la parte- de-ninguna- parte que perturba ese orden en nombre del propio vacío, de la universalidad: la igualdad de principio entre todos los seres en tanto seres que se valen de la palabra

La palabra de Derrida, resistida por muchos, siempre esclarecedora a pesar de su opacidad y hermetismo -que fuerza a pensar desde su misma dificultad -  aporta un ángulo singular de lectura sobre la democracia, consecuente siempre con su discurso orientado hacia la clausura del sistema y la apertura del acontecimiento

La cuestión de la democracia es indisociable de la que se asume como la estructura de la aporía, una contradicción insoluble. Es necesario aprender a habitar el sentido, asumir la imposibilidad de resolver la dualidad, la dicotomía con la que se nos da y asimismo la obligación de interrumpir el pensamiento. La aporía no admite la dialéctica ni la solución del oxímoron pero en el proceso de esclarecimiento se realiza la experiencia de la posibilidad de lo imposible. No se encuentra un punto de equilibrio que resuelva la contradicción pero tampoco se abandona el pensamiento a la suspensión y a la imposible salida sino que se trata de hacer la experiencia de la aporía, de hacer perdurar la falta de salida deteniéndose en lo que se escapa a lo meramente posible y asumiendo lo irreductible de la aporía del sentido. Así se llega a entender la imposibilidad en tanto única posibilidad

La única decisión posible pasa por la prueba de lo imposible. Ir allí donde no se puede ir

Así la deconstrucción intenta la desestabilización del lenguaje para abrirlo a lo que excede. Se trata de hacer lugar en todo momento del tránsito deconstructivo a ese no- lugar de la aporía, lo que implica desplazar las nociones de tal modo que emerja en ellas una fisura performativa

Lo que importa no es la incertidumbre, la imposibilidad de ordenar el sentido hacia una decisión sino lo que esta incertidumbre libera, lo que hace acontecer, lo que este imposible posibilita. Lo que abre. Hace posible la comprensión de la necesidad de articular el sentido a un no-saber, a un exceso, a algo que no se deja calcular. Si bien la aporía se debe resolver pero no se puede, la ley de lo imposible- que no se puede-no es la conclusión, no es la última palabra, es, por el contrario, la primera, la que abre

Es porque hay algo indecidible, porque hay imposibilidad de decidir que es necesario un movimiento en dirección de un exceso
La deconstrucción no es simplemente una crítica, es la justicia misma
Y esto se debe al ser posible una deconstrucción del derecho a través de algo que solicitaba esa deconstrucción. Ese algo que fuerza la deconstrucción de las cosas es lo otro. La justicia es el peso de lo otro que dicta mi ley y me hace responsable de responderle al otro, de obligarme a hablarle

La democracia no existe nunca en el presente. Es un concepto que lleva consigo una promesa y que parte de la libertad y del respeto a la singularidad del otro, no puede adecuarse en el presente a su concepto. Es preciso transformarla porque es una promesa y no puede ser sometida a cálculo ni ser objeto de un juicio del saber que lo determine

En el concepto de democracia derridiano, se conserva la apertura al acontecimiento siempre y cuando sea considerado como imposible y no esperado, nunca resultado del ejercicio de una norma, programa o saber calculable, si no estaríamos frente al mismo despliegue en el futuro de algo ya contenido en el presente, y de esta forma perdería su condición de ruptura. Así, la democracia por venir es la espectralidad que planea en el presente de las democracias actuales
En toda democracia actual se cobija, al menos como espectro, la idea de una democracia por-venir que hace estallar tanto la organización del presente como a su concepción ideal

La democracia por-venir no es la democracia, sino el porvenir, es lo que resta del concepto deconstruido de democracia actual. Es lo indeconstruible, como herencia de una promesa

Las democracias actuales aun siendo incapaces de encontrar soluciones a sus problemas no dudan en exportar su retórica y su conceptualidad como si se tratase de un universal aplicable a cualquier concepto. Es en este sentido que este concepto debe ser deconstruido para poder mostrar los binarismos sospechosos sobre los que funda su retórica

En las bambalinas de las democracias actuales, conocidas sus imperfecciones, se ocultan fatalmente ilusiones necesarias que tal vez posibilitarían su regulación y su organización. ¿Una última reserva? Podrían funcionar como el ideal posible aunque infinitamente postergado de las democracias reales
 
En la democracia por-venir, al tener una estructura aporética sin salida posible, lo imposible funciona en el sentido de lo inaccesible, de lo no realizable, pero lo imposible debe escapar a la dicotomía entre lo real y lo posible ya que lo imposible es real

No existe acontecimiento sin golpe. Un acontecimiento es algo que debe sorprender e interrumpir. Y que venga alguien a inscribirlo

Cuando se funda una institución se produce un acontecimiento que interroga al pasado pero que inventa algo nuevo. Una institución no es una cosa, en su interior hay formas de conflicto que trabajan. Cada momento de la institución debe ser una refundación

Pensar es una acción. El pensamiento actúa si no lo minimizamos y lo reducimos a una mera representación especulativa 

La democracia es compleja y paradojal. Hoy se la considera como un sistema de gobierno, un conjunto de instituciones o un método de elección que posiciona lo político en un plano distinto al de la economía social, cultural y científica, asociándolo solo a los asuntos de estado y su administración olvidando que las personas que la conforman adquieren en ella una determinada visión del mundo, una experiencia de su humanidad

Es el régimen por excelencia para aceptar la pluralidad y la disparidad social y considerar en igualdad de condiciones a todas las persona  - El más alejado de una imagen homogénea de la sociedad - .  Consecuentemente la división social y el conflicto son inevitables y solo se pueden gestionar con una concepción abierta a los derechos y a la deliberación pública

En la democracia el lugar del poder es un espacio simbólicamente vacío, ya que ningún grupo, partido o persona puede apropiarse del poder por tiempo indeterminado, porque la legitimidad no está garantizada a priori
Según Lefort, la democracia es el régimen del riesgo histórico, nos invita a sustituir la noción de un régimen reglado por leyes, un poder “legítimo” por la de otro fundado sobre la legitimidad de un debate sobre lo legítimo y lo ilegítimo, debate sin garante y sin final

Ante la emergencia de lo nuevo, sin pensamientos fijos y acabados, desde el pánico que provoca esa sensación de vacío e incertidumbre, es imprescindible pensar sin presupuestos, y a pesar de que parece que está todo dicho y que no es posible la palabra inesperada, es preciso estar abierto a un debate interminable donde nadie puede asumirse como la última palabra

Este nuestro tiempo es el tiempo de la democracia: gobiernos, partidos políticos, organizaciones políticas y sociales apelan a su espíritu para legitimar sus acciones o su falta  siempre en nombre del “gobierno popular”. Sin embargo no han advertido su significado simbólico, por el contrario las teorías sobre la democracia han versado sobre el análisis empírico de sus bases, instituciones o prácticas y de esta forma se la ha reducida a una forma de gobierno o estado sorteando el hecho de que constituye una forma de sociedad, un modo de vida

La característica más sobresaliente de la peripecia democrática es su deslindarse de un poder omnímodo que se ampara en la representación de la voluntad colectiva sojuzgando los derechos individuales a su idea de bienestar público y a su concepción de la orientación correcta por donde la sociedad debería guiar sus pasos, una ruta donde el individuo puede quedar amalgamado con la sociedad, impulsado por las ambiciones sociales pero lejos del interés común, de la libertad política

En la democracia, los individuos se descubren entre-sí, cada uno-entre-los-demás, todos prometidos por igual al ejercicio de la autoridad pública o a su control

La libertad política y la libertad individual revelan la esencia de lo político. Cualquier medida que atente contra los males de la democracia no podría obstruir la libertad política. Este hecho representaría la inmolación del individuo y, por ende, de la democracia

La democracia representó en la historia un gesto revolucionario, transgresor, y sin precedentes, al desafiar a los individuos a crear por sí mismos los fundamentos de su propia institución y al establecer la singularidad de una sociedad donde el lugar de poder es un lugar vacío, un lugar infigurable que no está ni adentro ni afuera, una institución puramente simbólica pues no se localiza en lo real, una sociedad enfrentada a la prueba de una pérdida de fundamento último, la noción de conflicto político como centro y eje de la socialización, la noción de representación política como imagen de pluralidad y de unidad a la vez

Pero la democracia al instituir el sufragio universal se convierte, en apariencia, en la gran paradoja, ya que cuando la supuesta soberanía popular debe manifestarse, el ciudadano se ve despojado de todos las relaciones vinculantes y pasa a ser un número, pero esta ambigüedad, no obstante, cuenta a su favor  ya que
 
En una sociedad donde los fundamentos del orden político y social se escamotean, donde lo adquirido jamás lleva el sello de legitimidad plena, donde la diferencia de los estatutos deja de ser irreprochable, donde el derecho se revela dependiente del discurso de quien lo enuncia, donde el poder se ejerce en la dependencia del conflicto, la posibilidad de un desarreglo en la lógica democrática queda abierto

El sufragio constituye algo así como un eterno retorno, una diferencia itinerante, ya que cada elección es un enfrentamiento con el azar donde la mismidad retorna como diferencia. Es el único sistema constitucional en el que uno tiene el derecho a criticarlo públicamente, incluso la misma idea de democracia. Es el único universalizable solo en la medida en que se defina a sí mismo en función de su capacidad de autocrítica, esto es, en su máxima apertura. Es en cierto sentido lo no habitable porque sobre ella se cierne el abismo de esta apertura. Ella es lo abierto
Y concluye magistralmente Derrida,

El problema es haber querido hacer de ella nuestro hábitat y haber cerrado sobre sí misma lo abierto para convertirlo en un cerco con apariencia de apertura

 La democracia por venir es lo incondicional, lo incalculable y solo puede ser objeto de creencia y no de saber. Ha de ser una invención constante

Para Nancy democracia es en primer lugar el nombre de un régimen de sentido cuya verdad no puede englobarse en ninguna instancia ordenadora ni religiosa, ni política, ni científica ni estética, pero que compromete por entero al hombre en cuanto riesgo y posibilidad de sí mismo
La democracia no es ni una sociedad para gobernar ni un gobierno de la sociedad. Es esa ingobernabilidad sobre la cual todo gobierno debe descubrirse fundado. Es el horizonte del desgobierno en el que todo gobierno se mueve y se disuelve

Hay que pensar y hacer – rehacer – la democracia más allá del gobierno y de la autoridad, más allá de la política, afirma Nancy, y radicaliza, si la democracia tiene un sentido debe ser el de no disponer de ninguna autoridad identificada a partir de un lugar y un impulso distintos de los de un deseo, voluntad, expectativa, pensamiento, en el cual se exprese y se reconozca una verdadera posibilidad de ser todos juntos, todos y cada uno de todos

Lo común debe hacer posible la afirmación de cada uno pero una afirmación que solo valga entre todos, y, en cierto modo, para todos, remitiendo a la posibilidad y a la apertura de sentido singular de cada uno y de cada relación, crear las condiciones para que más allá de toda política, de todo poder, el ser en común se afirme al mismo tiempo que la potencia indomable de la existencia, y concluye con la necesidad de un pensamiento de la política menos duramente sistemático y ordenado: la vía para superar la forma siempre sistematizada y ordenada del poder que impide la flexibilidad que se requiere para una refundación continua de la democracia

Nancy anuncia la necesidad de pensar la democracia desde otro lugar que no confunda los registros de lo político y del sentido, que no se entienda lo político como imposición de sentido y en cambio se comprenda la política como resistencia frente a esta imposición

La posibilidad de no confundir estos registros se basa en el ser-con y la apertura que éste posibilita. La democracia en tanto que poder del pueblo significa el poder de todos en tanto que están juntos los unos con los otros
El poder se sustenta en el “con” y no en la representatividad y  la totalidad soberana de la categoría “pueblo”

Así “pueblo” deja de designar una entidad política únicamente detentadora de poder para convertirse en una realidad ontológica que responde a una exigencia particular de dar sentido y este cambio en la forma de entender “pueblo” trae aparejado otro cambio fundamental de la concepción de poder

Poder se entiende ahora como aquello que se encarga de hacer posible la circulación de sentido del ser-con, no con aquello que lo fija en la totalidad del pueblo

O sea una democracia que se sustenta en el “con” y por lo tanto en la posibilidad de apertura de sentidos. Promueve y promete la libertad de la totalidad del ser humano en la igualdad de todos los seres humanos. Implica al hombre de forma absoluta, ontológica, y no solo al “ciudadano”


Lefort por su parte coincidiendo pero desde otro lugar afirma que en todo campo de actividad y de conocimiento se formulan cuestiones siempre nuevas y se buscan respuestas en direcciones divergentes
Para que la sociedad democrática logre mantenerse unida a despecho de la multiplicidad de los intereses, de las opiniones, de las pasiones que la desgarran, es preciso que haga suya en cierto grado una ética de la duda. Por un lado la vemos peligrosamente tentada a ceder a la duda escéptica, pero por otro, alberga una incertidumbre fecunda

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Agosto 2019