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225 - El arte como pasión intempestiva
El espacio de significación que genera lo que se denomina arte contemporáneo es un espacio de contradicción que gira en torno a la constante pregunta sobre qué es el arte, una interrogación a un mundo en escombros, precario y atemorizante
El arte existe para abrir el  mundo hacia sí mismo. Cada artista es capaz de llevar a la sensibilidad de las personas nuevas formas, posibilidades de significación que permiten la circulación de sentires e identificaciones pero sin clausurarlas en un significado. Si bien el arte siempre mantendrá su misma esencia y el artista lo intrínseco de su compromiso, las características propias del momento les han exigido nuevas manieras, valores y soportes, amén de bastante confusión
 
La gran mayoría  de obras se desmarcan de los medios tradicionales de representación y hacen uso de recursos que involucran  la tecnología señalando una nueva construcción del cuerpo, de la identidad y del sujeto
 
Hay artistas que se asumen testigos, incluso abdicando de su condición de artistas, creando por razones extra estéticas, utilizando grandes bloques de significaciones sin reconvertirlos en signos, confundiendo la verdadera creación con gestos que son totalmente ajenos al compromiso del artista: pura significación
 
El gesto artístico es una señal al más allá de la obra que nunca está hecha para sí misma 

Su existencia como obra de arte consiste en señalar hacia un afuera, hacer un mundo que nos abre a la posibilidad de circulación de sentido, resguardándolo, para evitar que sea capturado y transformado en significado: el arte nunca será explícito, guarda silencio. Es preciso evitar clausurar los pensamientos con sentidos
 
El arte se consagra a presentar lo que hay de impresentable: hay algo que se puede concebir y que no se puede ver ni hacer ver

El trabajo del artista no es lineal y continuo, es inconstante, variable y paradójico, haciendo ver algo que no puede ser visto, componiendo enigmas cromáticos de formas, sonidos y volúmenes, evitando la figuración o representación. Hará ver en la medida que rehúsa ver
Vivimos en un mundo carente de significado donde faltan referentes, ideas reguladoras tanto religiosas como políticas y estéticas, por eso mismo,
 
el arte contemporáneo testimonia el estado informe del ser 

Las obras de vanguardia son obras interrogativas porque van tras la invención de otras reglas, el tanteo y la experimentación: una nueva presentación. No se aferran a lo que sucede, al “tema”, sino a la indigencia. La obra alude a algo que se hace presente, sin someterse a modelos, trata de presentar lo que hay de impresentable, no imita la naturaleza, es un simulacro. La actividad del artista se centra en las condiciones capaces de producir imágenes inéditas, por definición, no comunicables,

la abstracción vacía que experimenta la imaginación en busca de una presentación del infinito…su presentación negativa

Es la representación de lo impresentable cuando se tiene presente la inconmensurabilidad de la realidad. El cuadro adquiere valor por sí mismo. Vale como un objeto absoluto pues actúa en la obra un principio de des-representación

De lo que se trata es de hacer ver lo que hace ver

De acuerdo con esta premisa, el arte sería aquel que invoca lo impresentable en la presentación misma. Aquel que se niega a la consolidación de las formas bellas, al consenso de un gusto, aquel que explora representaciones nuevas, no para disfrutarlas sino para incrementar el sentimiento de que hay algo impresentable. El lenguaje debe ser autónomo y el artista debe decodificarle sus secretos. Las mismas imperfecciones, las infracciones al gusto, la fealdad, tienen también cabida en el efecto de lo que no tiene consenso. El arte no imita a la naturaleza. Crea un mundo paralelo que alberga lo monstruoso y lo informe – lo que sería revulsivo para el gusto formateado

Para Deleuze el arte configura nuevos modos de vida, y es el pensamiento el que toma fuerza inactual, intempestiva, provocando una apertura jamás percibida, donde, pensar, deviene una experiencia vital, y, sentir, una variación del pensamiento. Por lo tanto, el arte como modo creativo de pensamiento es el poder que afirma la vida simultáneamente como la vida es la fuerza activa del pensamiento. Abre zonas de enigma, de creación abierta al devenir, abre zonas de indiscernibilidad, zonas que posibilitan un devenir otro, constituyendo una intensidad en lugar de las consolidaciones de identidades amalgamadas con la memoria – el capitalismo de la mente - la conciencia, el juicio, o todo lo que instaure la organización del poder
 
El arte libera espacios de vida para componer una topología dinámica de las multiplicidades, un interés estético - político. Es  un modo particular de la captura de fuerzas infinitas, y la obra, una producción de signos que efectúan la génesis sensible del pensamiento, una expresión creativa del pensamiento en tanto modo de componer el caos que es el que da la visión, un caosmos, un caos no previsto ni conocido, donde interesan más los efectos materiales que introducen nuevos horizontes vitales que las posibles figuras de una obra novedosa

En el transcurso del tiempo se han establecido límites al pensamiento bajo la instauración de un sistema de poder configurador de una imagen dogmática del mismo que congela y esteriliza la dinámica propia del pensar. Esta imagen dogmática se configura a través de postulados ocultos que anidan en el fondo de todo pensamiento como soporte que condiciona su ejercicio creativo -  como las fronteras entre verdad y error para dejar bien parado al “buen pensar”. En este caso, la verdad se consideraría avalada por un sistema que guía subliminalmente las respuestas hacia la “verdad” del problema, y la interpretación conduce a empoderar este sistema polarizado que radicaliza la intencionalidad de querer reconocer y fundar una  verdad. Así,

la representación elabora moldes sensibles bajo la forma de sentimientos reconocibles que hacen de la experiencia estética una interpretación de la conciencia reguladora
 
De este modo se reduce toda posibilidad de innovación y sorpresa, se va delineando un diagrama que hace inabordable la experiencia estética. Por esto, el arte irá alejándose del” buen sentido” y abriéndose a las fuerzas que atentan contra su esencia, desestabilizándose y empujando hacia los límites de las facultades perceptivas hasta llegar a una disonancia que las moviliza y que las vuelven difusas

Esta apertura alejada de la imitación y el reconocimiento se desplaza en un afuera inaprensible intensamente productivo de encuentros singulares múltiples y no definidos que tornan indiscernible las distinciones clásicas de forma y contenido. Así el arte se abre a su interioridad creativa como un pensamiento sin imagen sin nada que determine el límite

Hacer devenir la vida en arte y este en una experiencia vital, es una experiencia que desborda nuestra capacidad de previsión, una experiencia límite que aventaja toda interpretación para volverse un modo de expresión del pensamiento artístico, lejos del juicio, que impide la aparición de cualquier modo de existencia que surja por sus propias fuerzas y por las que sabe captar

Al experimentar se inventa un plano abierto de multiplicidades intensivas nunca reconocibles y difíciles de significar

La experiencia estética se aleja de los límites de la representación posible para liberarla de la potencia de lo real. Por tanto se produce discurso con la experiencia y no con la representación. La estética de la experimentación remite a un movimiento sin forma, sin rostro, sin sujeto, que conecta la desorganización propia de lo sensible, como despliegue de una vitalidad no-orgánica diluyendo toda subjetividad, todo juicio, como valor trascendental
 
Emerge la idea de artista como un mediador de fuerzas, de transformaciones materiales, de movimientos que están en la vida social y natural. Ya lo singular no es propio de una obra de arte o de un individuo sino del acontecimiento mismo. Son los acontecimientos -  no la voluntad del sujeto -  los que desencadenan una especie de violencia que le hace pensar

Así el pensamiento se produce por una violencia padecida y no por una decisión subjetiva, y  es esa violencia la que en el territorio del arte le hace pensar de una manera distinta. El arte reflexiona sobre la vida e interviene en ella. Así se genera un conjunto de maneras, no solo de hacer, sino de entender las cosas de la vida cotidiana. Se genera la propia experiencia humana

Se desorganizan las sensaciones condicionadas - el cuerpo  organizado que se subordina a la regulación de una subjetividad que interpreta el juicio estético - como una intervención de lo nuevo que inventa una experimentación abierta a partir de las condiciones de emergencia de lo no-pensado aún

Esta es una estética lúdica, un diagrama abierto de un pensamiento ilimitado que expresa la inmanencia de la vida en su materialidad más dinámica; una estética intensiva de fuerzas libremente creativas, de cuerpos no organizados, de afectos impersonales, de sentidos a-significantes 

Las formas de vida tienen que ver con el pensamiento que les da soporte y el régimen sensible del que se constituyen. Es un proceso de formación de los modos de ver, oír y decir, de los modos de ubicarse en la realidad que configuran una subjetividad: el arte es una forma de pensar por la cual el sujeto se hace cargo de su subjetividad. El arte lo pone en evidencia y el pensamiento estético trata de ver como el hecho estético mismo mueve la realidad, como puede hacer variar la percepción de la misma y alterar la comprensión de la experiencia
 
En la percepción confluyen fuerzas inmensas que no son las de una conciencia simplemente intelectual, ni siquiera social, sino las de una profunda intuición vital

Por ello, lo sensible puro como modo expresivo de lo estético, es un juego inmanente que expresa la resonancia íntima del mundo, de las cosas, de lo envolvente que enlaza infinitas relaciones perceptibles y no perceptibles, visibles y no visibles, audibles y no audibles. Ese juego diferencial de heterogeneidades que abre el pensamiento a nuevas formas vitales, puede comprenderse como un vitalismo lúdico-estético que hace de la potencia creativa del pensamiento una insistente apertura a la experiencia afirmativa de un devenir intensamente anónimo

Esa resonancia es la que percibe el artista que sabe que las cosas son a medio camino y que hay un fondo inmemorial que hace ser. La tarea inagotable del perseverar

Se concibe la experiencia lúdica como un modo de pensamiento creativo que afirma la sensación por – venir,  las condiciones de sensibilidad que abren a nuevas sensaciones para que pueblen el desierto de lo sensible. Lo nuevo – distinto de lo novedoso – nos hace percibir de otro modo fuera de todo tiempo y espacio determinados,
 
es lo no-pensado aún pero que subyace en la sensación indecible, impensable, impronunciable…lo nuevo, lo destacable, lo interesante, que sustituye a la apariencia de verdad

Devenir, tener ideas, es un fenómeno no de interioridad subjetiva sino de intercambio viviente entre el adentro y el afuera. El devenir creador oscila entre dos antípodas extremas, desidentificación y singularidad: un cosmos hecho contingente, una singularidad hecha cosmos. Es preciso que algo llegue del afuera, algo que rompa el encadenamiento de los clichés que nos vuelven soportable el mundo. El arte es un medio privilegiado de resistencia al presente, una fulguración instauradora temblando en lo abierto
 
Para liberarse es preciso agrietar la mónada, apartar las pinzas que la encierran en un puro medio de interioridad




Setiembre  2019