perseverar en el vértice desolador de la pérdida
vivir del sueño de lo que hubiera podido ser
flotar en el duelo de la obsolescencia del
tiempo
de la
finitud
-Impredecible
inasimilable inaceptable-
de ese hoy con el ayer a cuestas acechando en
las grietas de los días
de ese mundo que pesa
de camino
esquivando la mano que se alarga hacia lo
demasiado de la nada
la espera vibrando ante lo impasible de la
lejanía y el sarcasmo de la distancia
entre los escombros de un sufrimiento antiguo
donde ningún lenguaje es capaz de llegar
un saber de nada
será cuestión de abrir bien los ojos y entrarle
a la noche
vestirse con lo irremediable
ir donde las cumbres interrogan las lunas
errantes sobre el mar