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237 - Lecturas. Nietzsche, una subjetividad intensiva
Una subjetividad múltiple e inapropiable. "En el instante en que se me reveló el eterno retorno dejo de ser yo mismo hic et nunc y soy capaz de devenir innumerables otros, sabiendo que voy a olvidar esa revelación una vez fuera de la memoria de mí mismo"

Cualquier intento de apropiarse de Nietzsche nos remitiría a una deconstrucción, -a una reducción-,  que solo puede operar replegando las intensidades que fugarían por todas partes. Es un desafío, una prueba a la que nos somete el texto nietzscheano
La lectura intensiva es producción de nuevas intensidades… El autor se anonada en el escrito, el escrito se anonada en los lectores… Nosotros es la región donde actúa esta metamorfosis, donde se da el encuentro de varios individuos (autor/obra/lector). El anonadamiento es más bien disolución, lisis, liquidación, pérdida de sí –mismo, de la propia-obra, de la propia-significación… 
Cada intensidad está necesariamente en relación con otra intensidad
No intercambien la intensidad por representaciones de cosas. La intensidad no remite ni a significados, que serían como representaciones de cosas, ni a significantes que serían como representaciones de palabras. O sea que no se atrapan las intensidades que huyen por todas partes replegándolas en palabras, en situaciones, en sentidos. Por el contrario: siempre incomprensibles, toda conexión que se opere con ellas pasa, en el instante del encuentro por el riesgo de la pérdida de la individualidad. Hay que aceptar que son múltiples, que sus nombres y territorios son infinitos. La intensidad tiene que ver con los nombres propios que no son ni representaciones de cosas, personas o palabras, ni significantes ni significados sino designaciones de intensidad
Hay una especie de nomadismo, de desplazamiento perpetuo de las intensidades designadas por nombres propios y que penetran unas en otras al mismo tiempo que son vividas sobre un cuerpo pleno

Es un prejuicio que yo sea un hombre. Pero a menudo he vivido ya entre los hombres y conozco todo lo que los hombres pueden experimentar, de lo más bajo a lo más alto. Fui buda en los hindúes, Dioniso en Grecia, Alejandro y César son mis encarnaciones, así como el poeta de Shakespeare, lord Bacon. En fin, yo fui también Voltaire y Napoleón, quizás Richard Wagner…Pero esta vez llego tal como el Dioniso vencedor que va a transformar la tierra en día de fiesta…No es que tuviera mucho tiempo…Los cielos se regocijan de que yo esté allí…También estuve suspendido en la cruz…
Lo que es desagradable y embarazoso para mi modestia es que en el fondo soy todos los nombres de la historia

En Nietzsche una fuerza siempre actúa a través de la otra, de modo que no era, a diferencia de muchos artistas, a la vez escritor y músico, poeta y filósofo, productor y teórico, etc., sino músico como escritor, poeta como filósofo, productor como teórico. No hacía una cosa al lado de la otra, sino que ejercía una haciendo la otra. Era un autor policorde, de talentos múltiples, un talento centauresco
El centauro intensivo es esta experiencia de los fragmentos subjetivos en la que viniendo de lo alto y de lo bajo, de lo divino y de lo animal, algunos factores impersonales hicieron irrupción en la forma consagrada de la personalidad para hacer de ella el terreno de juegos de repentinas energías oscuras y el cuerpo de resonancia de fuerzas cósmicas anónimas


Te atrae mi estilo y mi lenguaje, ¿me sigues, vas tras mis pasos? Preocúpate de ir solo fielmente tras tus propios pasos, así es como me sigues a mí ¡Poco a poco! ¡Poco a poco!

En algún apartado rincón del universo centelleante, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue el minuto más altanero y falaz de la “Historia universal”; pero, a fin de cuentas, solo un minuto. Tras breves respiraciones de la naturaleza el astro se congeló y los animales inteligentes hubieron de perecer

La humanidad todavía no tiene final. Pero…si la humanidad sufre por faltarle un final. ¿No será porque todavía no hay humanidad?

Dejamos de pensar desde el momento en que queremos no pensar bajo las pautas del lenguaje

Tenemos el arte para que la verdad no nos haga perecer
El arte quiere la vida, es más poderoso que el conocimiento. Solo como producto estético puede justificarse el mundo ante la eternidad

La música me precede…innumerables cosas todavía no han encontrado palabra ni pensamiento alguno…me desprende de mí mismo; me desilusiona de mí mismo…me fortalece, sin embargo; y después de una noche consagrada  a la música, le sigue una mañana plena de conocimientos y de ocurrencias…La vida sin música constituye, simplemente, un error, una fatiga, un exilio

…Resulta evidente cuál color ha de ser cien veces más importante para un genealogista de la moral que justamente el azul, a saber, el gris, quiero decir los documentos, lo que es realmente comprobable, lo efectivamente existido, en una palabra, toda la larga y difícilmente descifrable escritura jeroglífica del pasado de la moral humana

Primero están los pensadores superficiales, en segundo lugar, los pensadores profundos –aquellos que descienden en la profundidad de las cosas-, en tercer lugar, los pensadores radicales que van al fondo de las cosas, ¡lo cual es mucho más valioso que limitarse a descender a su profundidad! Por último, aquellos que meten la cabeza en el pantano ¡lo cual no debe ser ni símbolo de profundidad, ni de radicalidad! Son nuestros queridos pensadores del subsuelo

Los hombres póstumos –yo, por ejemplo- son peor comprendidos que los que viven con su tiempo, pero mejor oídos. Dicho con más rigor, no somos comprendidos jamás, y de ahí nuestra autoridad

¿Conoce mi lector el estado de ánimo en el que vive el hombre contemplativo? ¿Puede olvidarse de sí mismo, olvidar al autor y dejar que entren en su alma las mismas cosas que observamos juntos? ¿Está preparado para ser transportado desde el oleaje tranquilo al agitado, sin perder por ello el ánimo contemplativo? ¿Ama el silbido de la tempestad y soporta los arrebatos de la ira y del desprecio? Aún más, ¿y es capaz, en medio de todo esto, de no pensar ni en el autor ni en sí mismo? Pues bien, creo haber oído un sí, y me dirigiré entonces hacia él sin vacilar

 Mi fórmula para expresar la grandeza en el hombre es amor fati:no querer que nada sea distinto ni en el pasado ni en el futuro ni por toda la eternidad

El mundo de la finalidad es en su totalidad un fragmento del mundo irracional carente de finalidad

En los arrebatos de la pasión, en las fantasías del sueño y de la locura, el hombre redescubre su prehistoria y la prehistoria de la humanidad: la animalidad con sus gestos salvajes; su memoria retrocede, entonces, muy lejos hacia el pasado, mientras que su condición de civilizado se desarrolló a partir del olvido de tales experiencias originarias, con el debilitamiento, por tanto, de esa memoria

Cada uno es el más lejano de sí mismo




 Octubre 2019