desplegar menu

256 - Deleuze, las montañas y los ríos
Vivimos en medio de la actualización de todo, casi una obsesión por eliminar cualquier rastro del pasado y suscribirse al presente de la "tendencia que congrega" en un mundo que nos desafía constantemente a crear atajos a una crisis que nos involucra - como parte del sistema que una parte de la humanidad considera irremediable, y otra, invisible - y que ha logrado nuestra pertenencia, sin demasiado esfuerzo, a través de estrategias obíicuas y sinuosas

Un mundo que en este tiempo hipócrita, nos obliga a indagar zonas de indeterminación, buscar otra manera de mirarlo, de pensarlo, con miras a una justicia desterritorializante: una ética de la desterritorialización que decodifique nuestras relaciones recíprocas y con nosotros mismos de tal modo que percibamos como menguan o acrecientan la existencia, una perturbación epistemológica que desacomode los núcleos de pensamiento práctico que sustentan nuestras experiencias y que abarcan desde grupos organizados que amparan las relaciones comunitarias hasta el virus del capitalismo que inocula nuestras vidas

El pensar se concibe a través de los usos que origina, las conexiones que inaugura. El objetivo es combatir ese triste estado en que nosotros y el mundo nos encontramos porque ya no hacemos conexiones. Un estilo de pensamiento que sitúe la experiencia antes que la ontología. El Y antes que el ES  

Es imperioso pensar la posibilidad de una biopolítica positiva, una disyuntiva al modelo mundial hegemónico de poder; un ethos moderno, una manera de ser propicia a una comunión entre nosotros en cuanto esencias singulares, ya no más subordinadas a la representación ni a la homogeneización de modelos. El mundo es intraducible a lo estable, ya que la naturaleza es el fondo dionisíaco de la realidad y las cosas no están terminadas como para ser conceptualizadas

Las líneas de fuga nos hacen repensar el espacio social - o la idea que nos hacemos de él - acoger la microdinámica de una vida que no esté atrapada en un espacio abstracto alienante. Líneas de fuga, devenires que aparten a los seres de la norma para que puedan inventar su singularidad. Los devenires están en el entre, y en ese entre de desimbolización permanente se abren las multiplicidades

Si las horizontales y verticales conforman un mapa instituido, las diagonales y transversales trazan para las mayorías singulares otras dinámicas cuyo trazado sugiere zonas de indistinción de las que pueden surgir los devenires. Se trata de ocupar un espacio abierto, de conservar la posibilidad de surgir en cualquier punto. No son líneas que van de un punto a otro sino puntos que son las intersecciones de muchísimas líneas enmarañadas capaces de dibujar otros espacios, un movimiento que deviene perpetuo sin meta ni destino, sin salida ni llegada. Y se ve magistralmente en la pura estrategia del go frente a la pura semiología del ajedrez. El nomos del go, frente a la polis del ajedrez, el espacio liso del go frente al estriado del ajedrez. Mientras el ajedrez codifica y descodifica el espacio, el go lo territorializa y lo desterritorializa mediante la ruptura interna de su territorio. Otra justicia, otro movimiento, otro espacio-tiempo

Desterritorializarse uno mismo renunciando, yendo a otra parte

Jamás deberían dibujarse espacios sociales con las coordenadas cartesianas

Las poblaciones son sobrecodificaciones con sistemas educativos, títulos, políticas, exigencias, una imposición materialista de quienes se benefician con el éxito de una minoría y el fracaso y frustración de la mayoría en un mundo reglado por la razón científica

La crítica radical de este Hoy debe superar los obstáculos de los discursos invariables producidos por la Modernidad buscando coincidencias con otras epistemes para poder crear dispositivos de experimentación que se confronten con la impiedad que se ve venir, como negación anticipada de toda experiencia política alternativa al núcleo de poder neoliberal. Pero el problema con la abstracción no es solo de carácter epistemológico sino de comunicación con la existencia. Es la noción de una desconexión que no comunica nada a nuestra existencia

La experimentación forja relaciones que no están dadas de antemano, que no encajan como piedras de un rompecabezas, cuyas piedras reconstruyen un todo, sino que se parecen más a piedras reunidas transitoriamente en un muro sin ligar con argamasa. La coherencia de los conceptos en filosofía deben su existencia a los problemas que introduce un afuera que aparece antes de que las cosas se acomoden en acuerdos

El conocimiento no comunica con la existencia, la desconecta. Solo al componerse esa desconexión hay comunicación entre existencias y ya no entre fragmentos. Sería la expresión en el pensamiento de una vida común, y entonces solo entenderíamos aquella realidad, que somos en una serie de conexiones

La verdadera tragedia epocal no tiene que ver con la “verdad”  sino con la incomunicación. Así Deleuze se lamenta de cuán lejano de la vitalidad de la inmanencia continúa el pensamiento contemporáneo y de cómo esta experiencia de la incomunicación succiona también el conocimiento desvelando una organización dedicada a la universalidad del “saber ignorar”

 

El imperativo ético clave de Deleuze es que el sujeto humano debe hacerse digno tanto de la singularidad de los acontecimientos como de las conexiones indefinidas (y, en principio, infinitas) entre este acontecimiento y todos los demás. Lo singular y las conexiones están en contacto  pero piden respuestas diferentes

Hago, rehago y deshago mis conceptos a partir de un horizonte móvil, de un centro siempre descentrado, de una periferia siempre desplazada que los repite y diferencia, una actividad hacedora de diferencias - una magia - en un mundo de devenir caracterizado por el flujo de la simplicidad fundamental  - o de la molecularidad -  en el corazón del universo. No es una técnica de disolución del ego sino de experimentación práctica con un plano de inmanencia pre-individual, el océano del devenir. Deleuzianamente, la conciencia es un campo trascendental que puede ser distinguido por la experiencia en tanto no se refiera a un objeto ni pertenezca a un sujeto. Este campo trascendental es un puro plano de inmanencia que se constituye como un campo trascendente cuando produce la conciencia como efecto

Deleuze aporta un personaje conceptual pre-filosófico, el brujo-filósofo que permite acercarnos al desafío de liberación de este presente, trazando sus planos de inmanencia donde anidan las fisuras conceptuales de la filosofía crítica. Este personaje se encarna en un cruce de brujo y filósofo

Parecería no haber afuera de la captura mundial del poder, solo un mundo que requiere de toda la ayuda posible para realizarse. El brujo - filósofo debe asumir la negatividad hacia el sistema con una cautela metódica antidogmática y crítica. Debe soslayar la invalidez teórica del otro sin asumir una crítica reactiva, más bien buscar desde lo afirmativo los rizomas, los ritornelos y los puntos de fuga que se diseminan en el horizonte alternativo de la Modernidad

El brujo-chamán no queda limitado por la determinación objetiva de lo real sino que es sujeto activo e implicado, lleva adelante una negociación y relación ante fuerzas virtuales de difícil manipulación  y conocimiento

El poder individual del brujo-chamán es directo y activo dentro de la incertidumbre final del proceso y la intervención, los recursos instintivos, intuitivos, racionales, emotivos y espirituales cuentan ante situaciones irrepetibles, únicas que no reconocen dogma ni concepto cerrado( ni regularidades estadísticas) en estos trámites con el espíritu que rompe la norma. En cambio exige rigor y respeto de la ritualidad operatoria para conseguir el restablecimiento holístico del orden y la armonía

A nivel hipotético, en la conciencia occidental, sería necesario pasar el puente del paradigma de la física newtoniana al de la física cuántica para ensayar comprender análogamente la praxis chamánica, si no, es muy difícil comprender la subjetividad interpretativa no solo individual sino fundamentalmente colectiva y la objetividad de sus intervenciones. El mago nunca es capaz de saber realmente su deseo excepto en el nivel subconsciente que es pre-individual

Cuando se abre el mundo de la singularidad pre-individual se pisa el campo de la trascendencia que opera como una conciencia pre-reflexiva, a-subjetiva, impersonal

El error de su valoración remite a las falsas expectativas y actitudes soberbias pertinentes a los juicios en nombre de la racionalidad característica de la época de la Ilustración. Hablar de objetividad y subjetividad en tanto dualidad de un mundo no tiene sentido para la tradición chamánica, para la cosmovisión oriental ni para la física cuántica

El devenir nos ofrece una estructura y es allí donde puede observarse el proceso de sumergirse en la conciencia orgiástica como la técnica principal del brujo. La multiplicidad de multiplicidades, siempre y totalmente cambiante, configura el plano de actividad, pero los cruces de fronteras no son nunca predecibles y abren ruta impredecibles para acceder a la conciencia

Sería esclarecedor desarrollar la genealogía del orden del discurso moderno y sus dispositivos de poder para comprender más profundamente la historia de la dominación e imposición del nuevo modelo universal y sus implicaciones actuales

Es posible pensar la crítica al poder como diferencia o exterioridad del sistema de dominación. Para el conjunto de las ciencias sociales la configuración de actores y movimientos sociales va de la mano necesariamente con las reconfiguraciones de la geobiopolítica mundial. Así se han transformado las relaciones políticas y el contexto entre el centro y la periferia

Es necesario construir o recrear hipótesis y conjeturas allí donde el lenguaje no dispone de significados ya instalados en el imaginario y las prácticas sociales

Crear es sin centro, anterior a las identidades y a las identificaciones, inventar nuevos hábitos para decir yo y nosotros. Cada uno tiene una vida anterior a las identificaciones que nos ligan a territorios familiares, sociales, nacionales, sexuales e irreductibles a ellos. Devenir otro es la naturaleza no definida históricamente, sin atributos. Existen zonas de indeterminación, zonas en las cuales las cosas pueden tomar direcciones imprevistas o desordenadas con lógicas sin validar que acompañan a la mayoría de las formas de organización y el pensar se relaciona de manera peculiar con ellas porque pensar es experimentar

Sostener la posibilidad de fuga a la totalidad asfixiante y cerrada  – y la de que el brujo-filósofo como personaje conceptual abra marcos al pensamiento, ni causales ni dogmáticos, poniendo en duda el pensamiento cartesiano-newtoniano, nos ayuda a pensar a las instituciones del saber y poder modernos desde la marginalidad. Un personaje que nos permite imaginar el Afuera del modelo hegemónico de poder mundial, una voluntad de reafirmación que aspira a que la vida siga resistiendo las exigencias de un sistema

Es necesario deshacerse del sujeto objetivo individual y trascendente, incorporando la inmanencia, un puente conceptual con la relacionalidad cósmica – animismo, taoísmo y budismo – con los imaginarios que no disponen de distinción dualista – naturaleza/cultura, sujeto/objeto. Cambiando las polaridades, las dualidades estructurales como adentro/afuera disolviendo centro y borde, se puede percibir la paradoja de una vida como inmanencia neutra más allá del Bien y del Mal, una inmanencia policéntrica sin exterioridad, una unidad diferenciada y sus multiplicidades

Los sistemas de dominación históricamente han utilizado argumentos disyuntivistas como piedra angular del discurso de sometimiento. Contrariamente, en la visión mítica de los pueblos autóctonos de América, por ejemplo, a pesar de la heterogeneidad de los discursos de la creación y de sus divinidades, no hay ninguna posibilidad de separación entre sagrado y profano, ya que todo es sagrado

La univocidad no es algo dado sino una potencia generada y generativa producida solo como una potencia absoluta de pensar que, por ella misma, es igual a la potencia absoluta de producir o de actuar. Dicha univocidad  se reconoce en el tratamiento entre lo universal y lo particular,  pensar la inmanencia como conectividad a-céntrica  y diseminación no jerárquica. Hay una voz irreductible de los espacios humanos, subalternos, subordinados y silenciados, las víctimas del sistema-mundo

Pero no hay Afuera de la Modernidad y del capitalismo, hay pliegues del Afuera. Hay un solo mundo, es decir múltiples mundos, incluidos, paralelos y alternativos La puesta en duda de un Afuera sustancial de otro mundo no implica negar la multiplicidad de identidades y temporalidades otras. El Afuera-exterioridad es el punto de fuga de la univocidad de las multiplicidades incontables, la posibilidad de subjetivación otra pero interna al sistema – el pliegue del Afuera – es decir al marco hegemónico normalizado, disciplinado y revalidado

Hay una sustancia única que define un plano de consistencia unívoco e inmanente sobre el cual circulan los distintos modos finitos, los grados singulares de intensidad: la vida de las singularidades en un mismo plano ontológico de variación universal: lo Uno y lo Múltiple, la sustancia y los modos que remiten a las complicaciones que designa la presencia de lo Múltiple en lo Uno y del Uno en lo Múltiple

En la Edad Moderna la creencia no depende de si dicha creencia está puesta en el objeto correcto sino de si produce el efecto correcto, o sea si renueva nuestra creencia en el mundo al expandir nuestra receptividad en contra de los efectos aniquiladores del hábito y de la búsqueda de control. La disolución de la creencia es una condición previa para las técnicas del devenir

La magia del caos, al utilizar una técnica llamada variación de paradigma tendiente a destruir las estructuras del ego, en realidad usualmente se emplea para negar o suspender la creencia y soltar la realidad consensual, una situación similar  al escepticismo filosófico, pero en este caso se refiere a una creatividad aumentada y no a una tranquila y contemplativa quietud como parece sugerir el término ataraxia - que desemboca en la epoché husserliana – y que fue una de las metas del proceso escéptico. Por tanto, la actividad realizada sobre la creencia es menos un proceso de negación y deconstrucción que un proceso para liberarse y permitir un pleno flujo de vida

O se trata de remover el ego y disolver el sí- mismo o de la expresión de una mayor vida pre-individual

Deleuze sabe que las estrategias y modelos de devenir presuponen una estructura fluida de la creencia, pero no cree que esto sea otra cosa que el paso previo a un proceso creativo. Además, el impulso detrás de la lucha contra la creencia es acabar en el nihilismo contra lo que ya nos ponía en guardia Nietzsche

La afirmación deleuziana de la experimentación jamás es reductible a los éxitos o fracasos de un experimento particular, de un único ser viviente, sino a los aspectos virtuales encarnados en una vida. Lo que sobresale en sus meditaciones acerca del arte es la búsqueda de los signos de una medicina, de una especie de poder reparador que pueda unir al sujeto con las fuerzas creadoras más allá de la vida y de la muerte. La pregunta es si el arte puede indexar la búsqueda de la tradición hermética de un conocimiento curativo de la naturaleza unido a un proceso de regeneración cósmica, psíquica y espiritual

No hay conclusiones inequívocas acerca de Deleuze, y es de suponer que no le disgustaría esta afirmación, ya que ha sido elusivo ante algunas cuestiones que merecen otro espacio, pero sabemos que fue un pensador de lo irrepresentable, trataba de percibir lo imperceptible, de vislumbrar en el pensamiento lo que está más allá del pensamiento - aquello que nos fuerza a pensar pero que no puede ser en sí mismo pensamiento. Así el individuo “diferente” que se experimenta a sí mismo como múltiple, que deviene intensamente, es afirmado por Deleuze no en su estado actual o final sino tan solo en su movimiento, en el movimiento de “una vida” que es impersonal, intransitiva y que está enigmáticamente presente en los individuos constituidos… hombres que ya no tienen nombre aunque no se confunden con ningún otro

una vida que es atropello, saltos cuánticos, error y azar, resistencia a lo inerte

 

Leer a Deleuze, dejando apreciaciones subjetivas de lado, es una tarea infinita. Uno cree a veces que está por arribar no sabe bien adónde, porque partió sin saberlo, pero tiene la sensación de que acaba cerca de donde había comenzado, mas no igual. Las cosas parecen comenzar de nuevo pero se disponen de otra forma. Resonancias zen

En el comienzo las montañas eran montañas y los ríos eran ríos, luego, las montañas dejaron de ser montañas y los ríos dejaron de ser ríos, todo fue uno, y, finalmente, las montañas volvieron a ser montañas y los ríos volvieron a ser ríos                                                                                                         

    

 

Enero 2020