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15 - Civilización Caracol
Hemos sido arrojados del paraíso, desalojados de la fe en los relatos, dejamos exhausto al planeta con nuestras interpretaciones, promesas diferidas. Más ilusiones.

Es la época del pasa-tiempo, del entretenimiento, del olvido, de nuestro vaciamiento

Somos el presente del únicamente aquí, precisamente así, justamente ahora, ya inmediatamente, y el futuro es la perfección desplegada de lo igual, la confianza en el eterno progreso. Este tiempo nos tiene entre sus redes, en medio de un suelo que creemos nos sostiene o  que sospechamos en pleno declive hacia el abismo. Queda la espera, fugar hacia el afuera, un no-lugar para no permanecer. Un presente detenido, que permite quedarse en familiaridad con el desastre

Al esperar nos inventamos un lejos, un fuera del tiempo, un contar con lo que falta, desnaciéndonos los días. Compramos futuro, una oquedad que llenamos con las más variadas y efímeras gratificaciones. Al mismo tiempo y en el mismo tiempo vivimos una aceleración desenfrenada - la velocidad como una forma de éxtasis – como una intensificación de la existencia y a la vez una inmediatez que es en cierto modo una forma de desaparecer. El hombre disuelto en la in-existencia

Paradójicamente, el hombre vuelve a creerse hoy el centro del universo, el del espacio virtual infinito, un planeta travestido de pantalla catódica e hiperreal donde el navegador se sumerge en medio de un laberinto discontinuo de links olvidados del tiempo que lo abducen. Civilización digital, civilización caracol, la de los hombres laptoptablaetphone, seres cyborg que transcurren en los márgenes del mundo, de la melancólica costumbre de lo creado.

Civilización errante, exiliados sin exilio, nómadas urbanos de asilos provisorios, trashumantes del deseo, habitantes de los bordes. Del ninguna parte

Civilización viajera, de las raíces del aire como cometas perdidas. De las pasiones efímeras, de la velocidad-luz y la tibieza de alma. Canto de cisne

Civilización del morral, de los no- lugares, de lo inmediato y del presente eterno, de los encuentros y del Desencuentro. La que olvidó la sombra

Nuestro mundo actual ha sido alterado y reinventado estructuralmente, reproduciendo las formas expresivas del tiempo y el espacio digital. Somos parte de una civilización de contrapuntos que necesita la pasión del pensamiento intempestivo para atravesar  las paradojas de este tiempo, una humanidad entre la orfandad de referentes y el exceso de información que como un río de hielo enfría las emociones. Una humanidad entre el desconcierto y el miedo, como si el hombre hoy se hubiera desvestido de su humanidad, se hubiera olvidado de su cosmos y se hubiera desatado de su estrella, balanceándose en el vacío, pendiendo solo de su hilo

Somos la generación de la inauguración de lo por venir, quizá de la prueba y el error, fisuras en la homogeneidad, zonas inéditas en la escritura del mundo

 

2016