259 - Lecturas - "Se podría decir que"... Juan José Saer
La escritura es un modo de orientarse a través de la complejidad del mundo, una manera de fijar sentidos como jalones de experiencia y también, a través de la coherencia y de la autonomía que puede alcanzar, un mundo imaginario y verdadero - es decir un objeto independiente que se incorpora a la realidad
Todo gran texto es inocente – todo gran texto nace de la inocencia. En la medida en que un escritor no acepta el confort de la buena conciencia, que es una variante de la mala (y ningún buen escritor actúa de otro modo), está justamente sacando a luz el sentimiento de que todo acto positivo es una exaltación de la inocencia
Toda creación humana merece ser tenida en cuenta y examinada con atención, y el gusto por tal o cual aspecto de la cultura no puede ser tomado más que como inclinación personal y no como decisión teórica o programática
La obra de un escritor no viene a depositarse en la tradición como en un cementerio, sino que por la autenticidad de sus búsquedas, actúa sobre el pasado y lo modifica. El pasado está en perpetua modificación
El papel del escritor consiste en instaurar su palabra allí donde reina la ideología enmascaradora
El escritor no cumple ningún papel; la sociedad pretende encerrarlo en una función puramente decorativa con la servidumbre que eso supone. El trabajo del escritor es una praxis individual cuyo carácter social depende de avatares axiológicos
Lo que define a un escritor es que escribe. El escribir porque sí es su única especificidad
Un libro está hecho de palabras y todo lo que podemos traer a la luz del día, todo lo que viene a este mundo para nosotros los hombres no puede salir de su oscuridad más que a través de la palabra
Sin lenguaje no hay hombre ni mundo. Para el escritor la palabra es al mismo tiempo instrumento y destino
Un escritor no puede expresar lo universal de otro modo que a través de su singularidad. La totalidad es concebible únicamente como una abstracción Es por eso que un escritor no puede dar más que una visión fragmentaria del mundo, aquello que es visible desde el punto de vista de su singularidad. Escribiendo, el escritor trata de formular coherentemente su propia experiencia fragmentaria. Cuando mayores son las pretensiones totalizantes de una obra, mayores han de ser nuestras sospechas de que para darnos la ilusión de una visión total el autor ha debido rellenar los huecos con abstracciones ideológicas o bien pensantes. La incandescencia pura de ciertas obras de nuestro tiempo reside en su fragmentariedad. Es el caso de Artaud y de toda la poesía del siglo XX
En la narración, la fragmentariedad asume formas diversas: puntos de vista narrativos, compresión espacio-temporal, reducción o desaparición de la intriga, repeticiones obsesivas que interfieren la acumulación y la concatenación racionales de la economía narrativa
La justificación del arte es, en muchos niveles, de orden antropológico
Donner un sens plus pur aux mots de la tribu
Mallarmé
De todos los individuos de la tribu, el escritor es el único para quien las palabras son el problema central de su actividad y el único, al mismo tiempo, que conserva respecto de ellas una fidelidad absoluta, porque otras actividades tales como la ciencia o la filosofía, tienden espontáneamente al metalenguaje y, si pudiesen, prescindirían por completo de las palabras. El escritor es el único que la toma en serio, al pie de la letra
En nuestro tiempo, en el que the hollow men han sido rellenados minuciosamente de ideología y en el que la comunicación ha sido reducida, en una dimensión planetaria, a un intercambio mecánico de dogmas prefabricados, la formulación libre de un lenguaje personal en el que muchos aspectos del ser se manifiesten, al margen o en oposición a las ideologías uniformizantes, reviste no solo una importancia política por el carácter subversivo de toda individualidad negadora, sino también una importancia antropológica porque esa praxis solitaria y desesperada forma parte de los escasos modos de autoconciencia con que cuenta la experiencia humana
El comienzo de The Old People de Faulkner y un fragmento de La Recherche… de Proust tienen un fulgor instantáneo, le dan al lector el sentido de una realidad posible y la sensación, tan rara en esta época, de estar en el mundo
Un escritor debe tratar de preservar a toda costa su individualidad. Puesto que su función es preservar lo singular contra el totalitarismo de la abstracción, la afirmación de su individualidad puede ser una garantía de disponibilidad para la búsqueda de sentidos posibles de lo real al margen de toda ideología totalizadora. Un escritor no debe embanderarse con ninguna escuela, con ninguna estética, con ningún partido. La afirmación de su individualidad reivindica de ese modo la individualidad posible de todo hombre, en contraposición a la abstracción totalizante que transforma a cada uno de nosotros en un autómata cuyo modo de expresión son las fórmulas ideológicas
No hay que confundir esta afirmación de la individualidad con el mero individualismo ni con ciertas formas de marginalidad. La verdadera individualidad del artista es modesta y discreta y su función no es la de mostrar la predestinación de tal o cual personaje sino que un destino personal puede ser asumido por cualquier hombre
Escribir es para mí una de las formas más intensas de la vida
Escribir es un acto mucho más político que muchas conductas que se autodefinen como políticas
El mero acto de escribir es político
El que quiera conocer a fondo mis posiciones políticas, no tiene más que leerme
Febrero 2020