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17 - La Noia
El individuo, acomodado en la sociedad, vive una falsa armonía, es una especie de link en una cadena de hombres exhaustos, inconfesos de repetirse todos los días, soportando la exasperante violencia de lo mismo que llevan a cuesta oculta en el morral.

El hombre ráfaga del multitasking padece una atención constantemente sobreestimulada, una hiperatención obligada, que tiende a disminuir, si no a anular, la captación profunda, ya que nuestra contemporaneidad busca un interés previamente garantizado que provoque el olvido y el vaciado de la atención desinteresada

Somos encrucijadas digitales atravesados de información - el mundo y la vida como un fatal algoritmo - ruido autosuficiente, sembramos desierto, colonizamos ausencia. Desairamos a la incertidumbre y le seguimos encendiendo velas al lenguaje, exigiéndole verdades formuladas. Tiempos de desierto, de penuria en medio de rizomas de redes y palabras como fuga del desencanto de nuestro ser humano. Tiempo abrumado de todo y de nada. La humanidad a expensas de sí misma: la deshumanidad

La pura agitación impide ese viento suave sin viento que nos roza, nos desterritorializa y amplía el mundo hacia las zonas de enigma

Esta sociedad, presionada por la eficacia y la competencia salvaje ha ido cavando su propio precipicio, quedando sin oportunidad de edificar la lucidez, luz ácida que no concede, rebeldía que no tranza, conciencia de la conciencia, la representación de la ruptura del espíritu con el mundo. A veces, a través de un débil hilo de quiebre, el hombre exhausto, víctima y verdugo, tropieza con el hastío

 Me animo a decir que, no hace demasiado, cuando Internet aún no era el único aire que respirábamos, el tiempo nos obsequiaba una especie de lapsus, nos dejaba abandonados en el vacío, sin apoyo digital, sumidos en el tedio, abiertos a la clausura, y allí se producía un pasaje de la pobreza del mundo al mundo: lo Abierto. Se abría la puerta del vacío en el medio de las cosas, que aún estando, parecían  no existir en su absoluta indiferencia y, no obstante el hombre no desaparecía, se encontraba frente a un otro que se le sustraía y que le dejaba la huella de algo traído de los bordes de la noche de los no -lugares

Hay en toda vida una zona de oscuridad, una espesura de sombra y sin embargo, un ahí que no cesa, el hombre, lo absolutamente otro que no cabe en sí mismo

Hoy, ya entronizada la red, el hombre desaparece, se ignora y se exilia en sí mismo, errante de un tiempo infinito sin lapsus

El aburrimiento descontextualiza la aparente linealidad del tiempo, “extraña” el presente, desoculta una realidad otra. Pone en escena lo ausente, una pausa del yo soy, un fuera-de- aquí, aquí mismo, un Afuera al que pertenecemos por defecto

 

El aburrimiento es mi sensación fundamental, es la verdad de todo lo que siento, es el fondo de lo que no soy, no de lo que es, de todo lo que es

 

Desgano, tedio, hastío, desidia, abulia, noia, conciencia de la conciencia, la enfermedad de quien está sano, síntoma de ansia de vida, un modo de reaccionar al desencanto, entre la nobleza de nuestra naturaleza, la miseria de nuestra condición y el carácter irremediable de nuestra finitud

 Aburrimiento, el estado de felicidad dejado en estado puro


 2016