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290 - Tras las huellas de Foucault II
El ser humano ha sido remixado por la necedad que ha trasformado su vida en un eclipse y no ha encontrado hasta ahora la manera de despotenciar y desbaratar definitivamente esa maquinaria demoníaca que lo ha seducido
La obra de Foucault puede considerarse como fragmentaria lo que le permite desmarcarse del sistema - totalidad cerrada, clausurada - y, al mismo tiempo le facilita el dinamismo que le hace posible desentenderse de la obra anterior y embarcarse en nuevas búsquedas que han sido constantes hasta su muerte. Con el discurso fragmentario entrega un contenido pero no una significación, es plural, intermitente, discontinuo, e impide la adherencia, ya que de este modo se prescinde de los soportes concluyentes del saber tradicional. No funda, problematiza, contiene en sí mismo un desafío del lenguaje ya que habla aun cuando todo ha sido dicho
   
Hoy, aunque seguimos caminando sobre sus huellas, y muchos pensadores apenas si pueden avanzar sin revisitarlo, numerosas investigaciones se han aventurado por nuevos atajos para investigar por medio de qué otros operativos funciona el poder, a través de qué otros dispositivos se vale para convertir al sujeto en ese disco duro de sus mandatos, de sus deseos y de sus vacuas obligaciones
No se trata de desafiar al capitalismo con una oposición frontal – y “frontal” es aquí una marca clave - sino, por el contrario, de entender que no existe la opción. Es menester tener claro que el sistema está atravesado por la esquizofrenia de la sociedades - esa multiplicidad de almas olvidadas de sí, educadas para el mundo a través de racionalizaciones, ideologías e idealizaciones que formatean sus conciencias - y que es una tecnología fundamentalmente positiva ya que su poder no es solamente aquello que nos frustra y nos imposibilita ser lo que deseamos ser, sino que es un poder que nos hace ser de una manera ya moldeada, cuidadosamente planeada y elegida, y lo siniestro es, justamente, desear ser de esa manera. De ahí que hoy, pasados muchos años de esa revelación, se siga hablando de lo mismo pero se lo registre como la brujería del capitalismo, tema largamente investigado por Deleuze en su travesía hacia el pensamiento esotérico a través de su vínculo con la Tradición Hermética y la Alquimia como medios que conducirían a la liberación, en cuanto que cualquier “genuino” -  marca clave también - aumento de conocimiento equivaldría a una  transformación del yo. Este movimiento hacia paisajes antiguos va en paralelo al de Foucault en su búsqueda de la sabiduría a través de la antigua civilización grecoromana que desembocó en la parresía

El poder no solo reprime formas de vida inconvenientes sino que sobre todo se preocupa por configurar nuevas formas de vida que se adecúen a sus fines espurios, así se muestra permisivo con ciertas transgresiones estimulantes pero, a contrapelo, impone transgresiones “políticamente correctas” para continuarse y repetirse ad infinitum. Todo sistema evita asfixiarnos, perfora su perfil para agradarnos, para que sigamos siendo idiotas útiles

El poder no es uno solo y en cualquier sociedad configura un reticulado de poderes - una red de poderes - que se emiten con distintos niveles de fuerzas y eficacia. Por poder es necesario tener en cuenta primero, la multiplicación de las relaciones de fuerzas inmanentes, inherentes al dominio en que se ejercen y que son constituyentes de su organización, segundo. la táctica que por medio de luchas y enfrentamientos continuos las transforma y las potencia, y por fin, los apoyos que dichas relaciones de fuerza encuentran unas en otras, de manera que conforman un sistema, una microfísica del poder

En el campo político todo comenzó a desbaratarse cuando se intentó construir la posibilidad de un conocimiento único que diera cuenta de toda una diversidad. El deseo no responde a los valores morales de la corrección establecida. Toda identidad es siempre parcial y fragmentaria. No somos los mismos todo el día todos los días. Desde que el inconsciente es productivo, no representativo, en él todo está en potencia. Ya en El Antiedipo están dibujadas las cláusulas según las cuales se “construyen” las familias desde el capitalismo, pequeñas unidades familiares que serán las bases de un inmenso y desterritorializado modo de producción de bienes, dinero y subjetividades, y desde aquí es sencillo deslizarse hacia lo que está íntimamente relacionado con este aspecto, el poder de la gobernabilidad o gubernamentabilidad
 
El familiarismo “guiado” ayuda a erigir una sociedad altamente desarrollada que hace de ese sistema el modo más sutil de transmisión de la subjetividad llegando hasta la imposición de la servidumbre voluntaria en multitudes que inconscientemente van rumbo a direcciones opuestas a sus intereses, pero devenir es poder habitar todas estas situaciones diferentes que no hacen a nuestras formas más consolidadas, a veces a través de las brechas que el sistema deja olvidados.
La subjetividad inexplorada y no colonizada del sujeto puede ser la diferencia, el lugar donde el sistema se fragilice porque la interiorización del discurso racional con el que nos identificamos nos provee las máscaras, nuestra representación

El modo de vivir de Foucault fue ritmado por  la inquietud de la libertad que lo habitaba y la pasión de pensar como timón. Su vida y sus textos están inextricablemente ensamblados y se alumbran entre sí. Su desafío fue abrirse paso entre los modales y opiniones, los deseos y apetitos, que toda cultura implanta, desafío que todo ser humano debe encarar y resolver.  Su norte fue una búsqueda de perderse, en sintonía con Nietzsche para quien era fácil encontrarse pero difícil perderse

Creen que me obstinaría y me tomaría tanto placer al escribir sino preparara el laberinto por el que aventurarme, el laberinto donde perderme y aparecer finalmente a unos ojos que jamás volveré a encontrar. Más de uno escriben como yo para perder el rostro

Problematizar fue su modo de pensar, el modo de actuar del pensamiento,  para el que todo aquello que nos resulta a - problemático, que no nos suscita dudas y se considera incuestionable, se torne problemático. Cuanto más obvios y más “naturales” – esa pervertida naturalidad - sean las cosas y los hechos, mayores serán las razones para considerarlos problemáticos y de esa manera se lograría entender el cómo y el por qué algo ha llegado a ser una evidencia tan indudable e incuestionable, cómo ha pasado tan inadvertido y cómo ha logrado instalarse como a- problemático: problematizando se  llegaría entonces a develar por qué ha sido así, a descorrer el telón de utilería que oculta el mundo.  
La filosofía no consiste en descubrir lo que permanece oculto sino hacer visible lo que por estar visible y tan próximos no percibimos. Esta cuestión se vincula con nuestro propio cuestionamiento crítico sobre lo que somos y hacemos. Las condiciones de una verdadera crítica y de una verdadera creación son las mismas: génesis del acto de pensar en el pensamiento mismo
 
Existimos desde una interiorización epocal con la que interactuamos pero al ser seres éticos y libres, también interactuamos con nosotros mismos, ya que el sujeto es un coágulo del exterior

Esa exterioridad es la que conforma las objetividades que fagocitadas nos subjetivan. Es la eterna ilusión de que todo se dirige hacia un blanco ideal que nos oculta las verdaderas multiplicidades de las objetivaciones. Las únicas cosas que el individuo puede hacer realidad son las que circulan en su entorno y que, al interesarse en ellas, las actualiza. El cambio se da por las actualizaciones, y las objetivaciones se asientan sobre otras existentes y al transformarlas, las actualizan en el vacío que dejaron las existentes que ya no serán las mismas
El lenguaje no revela lo real, no nace sobre un fondo de silencio, nace sobre el fondo del discurso, que viene a ser un relato ficcional. Foucault no cree que bajo el discurso se encuentre una motivación económica o social
 
El saber humano es siempre la interpretación de un discurso por otro discurso y si no hubiera qué interpretar repetiríamos el discurso Todos los discursos son iguales de verdaderos. Van suturando los huecos de sentido pero no son índice de verdad, solo tienen un efecto de verdad. El saber es una sucesión discontinua de textos, de discursos, un lenguaje cerrado que se inclina sobre sí mismo, ya que los objetos de los que habla son formados por el discurso mismo, es su mismo referente y la verdad es inherente a las formaciones discursivas sobre las relaciones de poder que acontecen en la historia

Hoy impera la estrategia creadora de verdades e ilusiones. La verdad no se opone a la ilusión porque ésta se percibe como más verdadera. Para Foucault, los juegos de verdad son los que confieren estatus de verdad convirtiéndose en verdaderos, así como los efectos de verdad que pueden derivarse de ellos. La verdad depende de la gramática - de una gramática del Azar, no de la lógica -  desde la que se enuncian los discursos así como las formas de vida de las personas que las dicen, los prejuicios, las resistencias inconscientes Saber es siempre efectuar la no-relación entre lo visible y lo enunciable, es combinarlos, es operar las capturas mutuas entre lo visible y lo enunciable. Y es allí donde se juega el problema de la verdad. Los enunciados no cesan de captar, de capturar lo visible. Las visibilidades no cesan de capturar enunciados. Hay incisiones de los enunciados en lo visible, de incursiones de lo visible en el enunciado, pero no se captura cualquier visibilidad con cualquier enunciado. La coherencia entre uno y otra está dada por la época, por las formas propias de cada uno que hacen que sean combinables. Ninguna formación histórica posee las visibilidades y las enunciabilidades de otra, lección de Deleuze

Para Foucault cada uno lanza su flecha al blanco  del otro. Es una batalla

No hay nada bajo el saber. Todo es un saber. No hay experiencia antes del saber. No hay “vividos”. Lo vivido es ya un saber. Saber es precisamente combinar lo visible y lo enunciable

No se trata de liberar la verdad de todo sistema de poder, sería una falacia ya que la “verdad” misma es el poder, es inherente a las formaciones discursivas de las relaciones mismas de poder en cada época. Se trata de desarticularla de las hegemonías sociales, económicas y culturales porque hay una verdad, la del poder y verdades múltiples que luchan contra ella
Poder y saber se articulan en el discurso que es una parte decisiva en el campo de las estrategias, de las relaciones de fuerzas. A través del discurso se pueden rastrear la seducción de los mecanismos mejor guardados. No hay saber desinteresado porque está estrechamente unido al poder, atravesado de trampas y relaciones de fuerzas

Foucault, veía a la sociedad como un campo de fuerzas en el que solo se puede oponer un poder a otro pero no habría un ganador, ya que tener o no la razón no tenía sentido en su concepción. En su visión, el poder crea su propia eficacia, su propia energía, crea zonas de saber, en las que la verdad está ligada al poder y zonas de realidad. El poder no es la ley que es el efecto de ese agón que genera el conflicto, el juego de fuerzas; el poder lo que hace es solo administrarla. Todo poder crea un afuera de resistencia, pero la oposición es inmanente a él como forma de poder en todo momento, en cada nivel, por lo tanto y aunque los focos de resistencia se diseminen por doquier, no existe el gran rechazo que podría derrotarlo


Nadie te puede construir el puente por el cual debes atravesar el río de la vida, solamente tú mismo y solo. Es verdad que hay incontables senderos y puentes y semidioses que querrían llevarte al otro lado del río, pero siempre al precio de ti mismo.  Nietzsche ¿un homenaje póstumo?

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      Mayo 2020