Vivimos momentos casi inclasificables que bien podríamos apropiadamente llamar "oscuros" citando las palabras de Hannah Arendt
Si la función del ámbito público es arrojar luz sobre los asuntos de los hombres proporcionándoles así un espacio en el que puedan mostrar de obra y de palabra, para bien o para mal, quiénes son y qué pueden hacer, entonces la oscuridad ha llegado cuando esa luz se ha extinguido víctima de una brecha de credibilidad y de un gobierno invisible, de un discurso que no revela lo que es sino que lo barre bajo de la alfombra, y de exhortaciones (morales o de otro tipo) que, bajo el pretexto de viejas verdades, degradan toda verdad a una trivialidad sin sentido
Nos hemos connaturalizado con la grieta de la credibilidad que se ha dilatado como un abismo. El suelo ya no nos sostiene, embarrado con declaraciones mentirosas, engaños y autoengaños. El ser humano moderno está impregnado de mentira, respira en ella porque el poder le niega el valor propio del pensamiento que ya no es luz sino un arma; su función no es revelarnos lo real - lo que es - sino “ayudarnos” a modificarlo, a transformarlo, guiándonos hacia lo que no es, y propiciando el autoengaño que es la meta “amigable” y naturalizada del engaño
Solo en nuestra época la mentira ha alcanzado su límite absoluto volviéndose completa y definitiva, desconocido en épocas anteriores, destacándose en el campo político con un crecimiento hiperbólico, su pasaje al límite, la mentira absoluta: no el saber absoluto como fin de la historia sino la historia como conversión a la mentira absoluta. Mentiroso es alguien que dice que él dice la verdad, pero cuanto más miente un aparato político, más hace del amor a la verdad la consigna de su retórica
Pensar con pasión el presente, no hay otra forma, y en especial éste - de una temporalidad tan ajena que se viste de claustro - arrastra siempre una provocación interna, un desafío, una transformación. Al pensar el presente, inevitablemente uno se interpone en un tiempo fantasma, un tiempo que vemos pasar, un tiempo que no sabemos realmente si es nuestro
Con Derrida, pensar nuestro tiempo consistiría en advertir en primer lugar que el tiempo de esa misma palabra se produce artificialmente y que está estrechamente ligado a un presente político que se transforma a cada instante
La pregunta por el presente implica la actualidad, que está hecha para saber de qué está hecha, ya que no está dada sino activamente producida, filtrada, utilizada e interpretada por infinitos dispositivos selectivos siempre entregados a servir los intereses de los sujetos y los productores y consumidores de actualidad
Por más singular, irreductible, o trágica que sea lo que llamamos realidad, a la cual se refiere la actualidad, ésta nos llega siempre a través de una hechura ficcional. De la única forma que podemos analizarla es al precio de un trabajo de resistencia, de contra-interpretación vigilante
La mentira política tradicional se opone a la reescritura moderna de la historia ya que ésta insiste en un nuevo estatus de la imagen. Ahora resbalamos entre la manipulación masiva de los hechos y de la opinión, evidente en la fabricación de imágines y en la política de los gobiernos. La mentira política tradicional al uso en la diplomacia y en la estrategia, se refería a secretos auténticos, en cambio, las mentiras políticas modernas tratan asuntos de ningún modo secretos sino conocidos por casi todo el mundo. Esto se evidencia en la reescritura de la historia contemporánea y en la fabricación de la imagen tomada como sustituto de la realidad con un resultado mucho más patente que un original, por eso pasa de representante a reemplazante. Así este proceso ya no sería una simulación que enmascara una verdad sino la destrucción del original
Entre las filtraciones que informan la “actualidad” hay una especie de internalización intensa y acelerada tanto como equívoca, un privilegio que sobredetermina ciertos acontecimientos en desmedro de otros, envueltos en discursos autoritarios sub specie patris, mistificando la “actualidad”. El” tiempo real” nunca es puro, no entrega ninguna percepción despojada de interpretación. Es la mentira de la mentira, la tela que envuelve la tela, la negación del acontecimiento
Todo, y aún la violencia; el sufrimiento, y la guerra y la muerte, todo está construido, ficcionalizado, por y con vistas a los dispositivos mediáticos, nada sucede, no hay más que simulacro y embuste
Al aplicar la deconstrucción sobre este modo de fabricar la actualidad de la realidad, Derrida dixit, se necesita tener presente que una deconstrucción no solo es un pensamiento de la singularidad, del acontecimiento, de lo que tiene de irreductible, sino también que la” información” es un proceso heterogéneo y contradictorio. Puede y debe transformarse, puede y debe servir al saber y la verdad y a la causa de lo por-venir
Hoy se convive con la imagen y la voz sintética y todos los complementos de la síntesis artificial que pueden hacer las veces de actualidad real y además con un concepto de virtualidad (imagen virtual, espacio virtual y por tanto acontecimiento virtual) que ya no pueden oponerse a la realidad actual y que se imprime directamente sobre la estructura del acontecimiento producido y afecta tanto el tiempo como el espacio de la imagen, el discurso,” la información”, todo lo que nos remite a la realidad de su supuesto presente; por eso, quien piensa su tiempo debe estar prevenido de las implicancias de ese tiempo virtual
Hay un tiempo que se superpone a este tiempo “actual” que empuja a adaptar la complejidad de las cosas a las condiciones que se imponen para hablar de ellas. Ese tiempo, el tiempo de los medios, produce otra distribución, otros espacios, ritmos, distintas formas de acceder a la palabra
Lo que es invisible, ilegible, inaudible en la pantalla de la mayor exposición puede ser activo y eficaz de inmediato o en último término y no desaparecer más que a los ojos de quienes confunden la actualidad con lo que ven o creen hacer en la vidriera de “gran superficie”
Cierto ruido mediático con respecto a una pseudo actualidad puede caer como el silencio, hace silencio sobre todo lo que habla y actúa, y se escucha en otra parte o por otra parte, si se sabe prestar oídos. Es la ley del tiempo, terrible para el presente y que siempre hace esperar y hasta contar con lo intempestivo
Los límites efectivos del derecho a réplica (por tanto a la democracia) antes que a toda censura deliberada, obedecen a la apropiación del tiempo y el espacio público, a su ordenamiento técnico por quienes ejercen el poder
Los enfoques intempestivos de lo que se denomina actualidad, son los que más se ocupan del presente. Ocuparse del presente es tal vez no confundirlo constantemente con la actualidad. Hay una manera anacrónica de abordar la actualidad que no obvia necesariamente lo que hay de más presente. La dificultad, el riesgo, lo incalculable, quizá tendría la forma de una intempestividad, la que llega justo a tiempo. Justo porque es anacrónica y está desajustada (como la justicia que siempre carece de mesura, extraña a la norma, heterogénea al derecho mismo al que debería regir), más presente que el presente de actualidad, más de acuerdo con la singular desmesura que marca la fractura del otro en el transcurso de la historia
Esta fractura tiene siempre una forma intempestiva, profética o mesiánica, y no necesita ni de clamor ni de espectáculo. Puede mantenerse casi inaparente
Una respuesta a la urgencia de la actualidad exige el desacuerdo, lo desacordado o discordante de esta intempestividad, el justo desajuste de esta anacronía
Hay que diferir, alejarse, demorarse y precipitar, a la vez, hay que hacerlo como es debido para acercarse lo más posible a lo que pasa a través de la actualidad: a la vez cada vez, cada vez que es otra vez, la primera y la última, los gestos que alían lo hiperactual a lo anacrónico. Y preferir la alianza o la aleación de esos estilos no podría ser únicamente una cuestión de gustos. Es la ley de la respuesta o la responsabilidad, la ley del otro
Es un pensamiento de la urgencia, de lo que no puedo ni eludir ni apropiarme, porque es otro, al mismo tiempo que marca una relación con lo que es otro, con lo que difiere en el sentido de la alteridad, con la alteridad, con la singularidad del otro, remite también a lo que viene, lo que llega de manera a la vez inapropiable, inopinada y por tanto urgente, imprevisible: la precipitación misma
El análisis siempre tiende a disociar la sorpresa, pero un acontecimiento que sigue siendo acontecimiento es una llegada, un arribo. Sorprende y se resiste a posterior al análisis. De suponer que el análisis pueda agotarse alguna vez jamás se reducirá el acaso, ese lugar del tener lugar
El verdadero pensar empieza en el momento mismo en que deja de contentarse con cogniciones previsibles y de las que nada nuevo surge que no haya sido colocado allí de antemano. El pensamiento no es la reproducción intelectual de lo que no obstante ya existe. En tanto no se quiebre, se aferra a esa posibilidad. Se debe preservar a toda costa la libertad intelectual y real, y solo cumpliendo esa condición el pensamiento puede mantenerse inmune a la sugestión del status quo
Ser mal comprendido por el sentido común es el privilegio, o más aún, el deber de la filosofía
Todo cambió, el espacio público, los trayectos de la información y la decisión, la relación con el poder, con el secreto, las figuras del intelectual, el escritor, el periodista, el valor de intercambio, del fetichismo, de la ideología, los acontecimientos del fin de la crítica del capitalismo, el triunfo final del mercado y de lo que ligaría para siempre a la democracia con una lógica del liberalismo económico
Ni siquiera sospechamos qué habría que hacer, ni sabemos, que forma ni qué configuración adoptará, tan desdibujado está todo, pero seguro será diferente a lo que estábamos acostumbrados
Las huellas no son solo lo que queda cuando algo ha desaparecido sino que también pueden ser las marcas de un proyecto, de algo que va a revelarse
John Berger
Yo no sé qué verdades nos ofrece este triste mentir de nuestra vida o si será una planta que florece hacia una realidad desconocida
Fernando Pessoa
Julio 2020