hay atajos en el aire donde se exhalan pasiones
olvidadas
sinuosidades ingrávidas que perturban el orden
de las cosas
un errar inescrutable en medio de una revolución silenciosa
el tiempo se vuelve ciego sobre un vacío de
azules
insensata ebriedad de lo infinito hurgando entre
los pliegues de la carne
-un fuego que escuece bajo los párpados
un Azar incandescente bajo una lluvia de ceniza-
solo queda bajarse del mundo para dar con el
rostro nunca visto
atravesar con la escritura las manos inútiles
tocar la fiebre del límite que enciende el
pensamiento
un clamor de océanos descarrilados arrasando orillas
Setiembre 2020