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342 - Quignard. Un peregrino en tierra extranjera
Por más precauciones que tomemos, no sabemos lo que hacemos. Nunca sabremos por qué hemos vivido

Como lectores, ni siquiera sabemos por qué obedecemos a esa necesidad de leer tanto e ignoramos lo que eso significa. Lo ignoramos todo acerca de los signos que les dirigimos a unos seres que no conocemos

Todo el lenguaje humano no es más que un estancamiento luego del silencio del deseo

El presente es lo vivo, es la lucha viviente entre lo que ha pasado y lo que está por venir. Es la agonía del pasado que se confunde con la predación de lo que surge. Todo lo que cuenta con el favor de todos, que no contrasta con nada, no aparece contra ningún fondo de oscuridad. Toda buena idea que te propone un editor, un productor, un crítico, un distribuidor, tiene diez años de retraso. Todos los regalos que te ofrecen con locuacidad son un cementerio. Todo lo que es aceptado de antemano es una convención. Es una “remake”. Lo que surge en el clima de la época debe excluirse de inmediato como perimido. Al clima de la época hay que oponerle el tifón de las formas que ignoran el tiempo y que ruedan por la historia humana

Hay que acechar algo más nuevo que aquello que se considera moderno. Hay que buscar algo radicalmente naciente. Lo que todavía no apareció no se ve. Eso no se siente. Eso no siente

Cuando el pasado vuelve de manera imprevisible, no es el pasado lo que vuelve: es lo imprevisible. Es un pathos imperecedero

Los que escriben están en la palabra como peces en el elemento aéreo. Se sacuden, corcovean, sufren, mueren asfixiados casi enseguida por el aire atmosférico. Pero sus escamas se iluminan con colores y reflejos

Los que escriben libros no pueden hablar. No pueden garantizar una promoción, ni radio, ni televisión, ni entrevistas con periodistas. Si lo hacen, que al hacerlo sepan que no pueden hacerlo. Sus escamas brillan pero ellos no pueden hacerlo

Hay que acechar y esperar lo que no está filtrado por el lenguaje: lo ignorado

Cuando escribo me gustaría alimentar una ilusión como ésta, que presto oído al silencio que la lengua despliega por defecto, que renuncio a esta piel impregnada de huellas y de sangre retóricas, que abandono la voz engrosada, la misma voz primera que abraza los timbres, las articulaciones y los ritmos convenidos

La ignorancia es el camino del hombre, un movimiento, una emoción. El alma ignora lo que la ignorancia busca. El pensamiento es un raptus de lo ignorado. La razón no alcanza lo que la precede. La ignorancia es dos veces docta, por saber que ignora, por saber lo que la ignorancia produce. La raíz misma de la docta ignorancia es la inaccesible precisión de su verdad

Hay que obrar a partir de lo que no se sabe para llegar no se sabe dónde. Sin ninguna estrella que guíe, hay que seguir firmemente la estrella ausente del lenguaje

¿Cómo se puede aprender la verdad si no es por ella misma? Si primero estuviera el que aprende y luego lo que es aprendido, no podríamos aprender

 

Toda forma apasionada tiene algo de asocial, de anacrónico

Que no puede defenderse sola

En toda forma apasionada se aísla algo aislado. Algo que está perdido. Algo que se excluye a sí mismo del mundo y por sí mismo es expulsado del tiempo

Vine y me fui. Me volví a ir. Me fui de nuevo. Fundé una nueva ermita sobre un páramo amarillo


Mi vida, si hubiese dependido de la felicidad y del reconocimiento, hubiera estado privada de los únicos valores que yo le concedía: la imprevisibilidad de los días, la violencia del alma, los deseos que se mantienen apartados del mundo, el estremecimiento del lenguaje silencioso, la independencia feroz, una zona más celosa, más susceptible y más inaccesible aún que la libertad


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Diciembre 2020