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363 - ¿ El mejor de los mundos posibles?
Éric Sadin con la Inteligencia artificial o el desafío del siglo subtitulado con excelencia como Anatomía de un antihumanismo radical, redobla la apuesta de sus otros dos libros anteriores, La humanidad aumentada y La siliconización del mundo, en un pliegue del tiempo donde por una parte habita la entrega absoluta a la tecnología , y, por otro, la cohabitación con un enemigo invisible que nos va usurpando de a poco la existencia, dos Otros que afectan nuestra integridad física y moral sin dar la cara, uno desde las sombras de un misterio aun no resuelto, el otro, a plena luz

El avance meteórico y exponencial de la tecnología, específicamente las inteligencias artificiales (IA) ha devastado nuestro discurso que ha quedado vacilando entre la incertidumbre, la sumisión obligada, y el desconcierto frente a los profundos cambios de nuestros valores y nuestra manera de pensarlos

El racionalismo clásico de a poco fue enfriando la imaginación, la intuición, las emociones, la experiencia de los sentidos más inherentes a nuestra condición humana que acabaron congelados en una reducción conceptual. Vibrando con los ecos de Deleuze en este Hoy, la complejidad de lo real nos exige como desafío, resistir este menoscabo de lo humano reconsiderando y recuperando los funcionamientos caóticos, las paradojas, la contradicciones, las bifurcaciones, la asociación de ideas incongruentes, las intuiciones imprecisas de la imaginación creadora, de la transversalidad, de lo híbrido, de lo absurdo, del Azar. Tiempo de exigencia, vigilia y lucidez

Estamos a las puertas de un nuevo orden de cosas, de una nueva visión del mundo injertada casi total y exclusivamente en lo digital, basada en lo no-dicho de una casi homologación entre el lenguaje de las programaciones y las leyes de la naturaleza. Una verdadera cosmogonía unidimensional, autoritaria e intolerante

Lo no-dicho es un resto que impide la clausura y permite que la máquina se vea provista de cierto margen de indeterminación que le hace posible responder a una información llegada de afuera liberándola del control humano

Estos sistemas están configurados a medida para administrarse a sí mismos camuflándose tras las máscaras de agentes neutros, unos roles que de esta manera crean una naturalidad familiar y armónica con las computadoras destinadas a despejar las dudas sobre la perversidad de las IA

Constituyen un saber dinámico donde una constelación de auxiliares, de servidores al alcance de un pulso hacen posible que cada retazo de la cotidianidad se configure de la manera más apropiada como si estuviera distribuida o supervisada por un demiurgo inmanente electrónico

Hay una interconexión total que relaciona virtualmente todo ser, cosa y lugar y establece esta dinámica como un estrato indisociable de la existencia que la rodea en todo tiempo, lugar y circunstancia. Esta humanidad ya no se caracteriza solo por su interconexión que hace del acceso un valor capital, sino que está injertada con sistemas que orientan y deciden comportamientos tanto colectivos como individuales bajo modalidades - todavía moderadas - destinadas a expandirse hacia todos los cuerpos de la sociedad. Así se configuran formas inéditas de existencia y se rediseñan las relaciones tradicionales con el tiempo y el espacio, bases de nuestra existencia

Es el inicio de una ontología dual, la unión de materia y mundo digital. Existe un mundo exterior digital pero estamos conectados físicamente a él. Lo digital y la economía son las dos ideologías dominantes, una misma tendencia totalitaria para administrar todo, la siliconización del espíritu, en la que detrás de cada conexión está presente la idea de una enorme potencia para inmiscuirse en nuestros comportamientos: El imperio de las apps. Es una elaboración simbólica de nuestro inconsciente colectivo que implica la creación de una ficción - la que el sistema nos vende como realidad -  incorporando el afuera adentro, no sin antes dejarnos su marca indeleble. En el afán de lograr una imitación cada vez más cercana a lo que es nuestro cerebro, se lo reviste de un prestigio simbólico que se encarga de aseverar que esta era es una sucesión de segmentos intermediales para consolidar saberes con el fin de dejar sentada la obsolescencia de la existencia, de nuestro ser humano, y así convencernos que ese fenómeno es deseable en sí mismo 

Este es un modelo que, disfrazado de un excelente operador del progreso de la condición humana, en realidad solo es un estratega más en beneficio de intereses privados Este asistente servicial, vitalicio y obsecuente nos succiona minuto a minuto la capacidad de elegir y decidir y nos convierte en objetos consumibles, y, lo que no es menos importante, parece erradicar por completa la capacidad de equivocarse Nuestro devenir dejaría de ser la amada errancia de los poetas para convertirse en un camino liso, gélido y pautado

Somos un universo, un algoritmo donde todos responden a una base de datos que se replican indefinidamente siguiendo curvas exponenciales alojados en data center que siguen proliferando ad infinitum. Así se logra una copia cifrada del mundo, una suerte de duplicación de todos los fragmentos de lo real bajo el formato de códigos binarios

Debajo de este sistema se mueven transformaciones silenciosas, perversas transformaciones, de las que nos enteramos una vez impuestas. Así nuestra vida está cada vez más sometida a un criterio utilitarista, un anti humanismo radicalizado, y - desde un ángulo escatológico - una nueva consumación de la historia. Esta apropiación de nuestra vida se convierte en la principal preocupación de la filosofía moral: el motivo para actuar

Esa distancia que décadas atrás permitía cierto juego entre nosotros y la máquina, hoy casi no existe. A cada minuto ese “otro” nos resulta más extraño e inquietante

El siglo XXI será el relato, no de una ruptura antropológica, sino de algo peor, la redefinición del ser humano, un rediseño de la figura humana, su condición y sus poderes. Así, la necesaria resistencia contra nuestro reemplazo por las máquinas requiere un acto de coraje cívico, un nuevo imperativo categórico para los tiempos por venir

Toda verdad enunciada oculta “in fine” una verdad performativa”, afirma Sadin, pero el verdadero problema radica en que le damos el más alto estatus de verdad y se hace obligatoria.  Las IA han pasado a ser entidades de las que se espera la enunciación de una verdad partiendo de la interpretación automatizada de situaciones, así gracias a ese poder de enunciación de verdad que los humanos no podemos ver, la tecnología ha dejado de ser prótesis para devenir antropomórfica

La aletheia algorítmica, como la ha llamado ajustadamente el autor, ha usurpado la existencia y pretende ocupar su lugar, además de representar un gran cambio en la normatividad del sistema. El desafío no consiste en mostrar estrategias de subjetivación o de evasión, sino que, parece consistir en encontrar la manera de adecuarse a esta aletheia(sabiduría) lo mejor posible, como si fuera un sistema de vigilancia destinado a prevenir la inminencia de un peligro, y concluye, nunca un régimen de verdad se había impuesto de esta manera en la historia. Las IA serán entonces las principales productoras de la eudaimonia (felicidad) por lo cual podría traducirse como una opción para nosotros: si no se es feliz es porque no se quiere, lo que además pone en jaque otro concepto capital de la filosofía moral, el de la responsabilidad

Hay una entidad que agoniza, dice Sadin, lo real. Expira porque hemos llegado inesperadamente a hacerlo hablar y ya no está constituido por una infinidad de repliegues ni está cubierto de zonas de sombra. Ahora da testimonio de fracciones cada vez más extendidas de sí mismo

Esto sucede porque hemos llegado a secuenciarlo, a detentar respecto de él un conocimiento detallado a causa de sensores sobre su superficie que generan datos interpretados por sistemas de inteligencia artificial

Según Sadin pasamos en casi tres décadas del estadio de la sociedad “de la información” a una episteme dotada de una captura en tiempo real de los fenómenos del mundo. El control es cosa del pasado, la nueva fórmula de estos tiempos es el influjo, la influencia, y las influencers, en otro tramo de la escalada, son las encargadas del nuevo relato de la apariencia que cuenta con una acogida fuera de toda duda

Ya no hay límites

Las máquinas traen aparejadas nuevas formas de racionalidad que se amalgaman con nosotros, van configurando lo real transformándolo, ya que la manera que eligen para emanciparnos de las apariencias infringen fisuras en lo real, en las cosas, cuya resilience se ve dramáticamene reducida

Lo real solía ser un lugar de apertura que contenía múltiples cursos de acción y Sadin ve la tendencia preocupante de neutralizar toda eventualidad de los riesgos por venir. Se suele ocultar la intencionalidad de qué hay detrás de los dispositivos algorítmicos camuflándolos con un disfraz de naturalidad, de falsa neutralidad y difuminando las verdaderas estrategias del poder

Nos adaptamos, dejando exánime lo real donde el tiempo se vuelve ininteligible y este mundo una ilusión. Tajeamos la realidad. Pretendimos que el discurso racional nos envolviera como un velo de la fatalidad que fascina, lo eterno respirando, lo indoblegable. Vestimos al mundo de interpretación, nuevas palabras que se repiten y difieren excretando lo que siempre va a faltar, la excedencia de lo que el discurso no puede contener

Vivimos el momento de la abolición, a gran velocidad, de lo real que se manifiesta en todas partes, en todo momento y de modo siempre singular, es tautológico e ineludible. Lo real Es, y pese a todas nuestras construcciones y a nuestras quimeras, no podemos escapar a su ley, Rosset dixit

La pregunta que surge de inmediato es ese porqué de la sumisión, ya que el mundo nos muestra a cada paso y desde todos los ángulos, los dobles discursos, las estrategias nefastas de la política, la mentira instituida respirando en nuestro cuello, la corrupción desnuda - lisa y llanamente, el reino del engaño - y también cuáles son los verdaderos intereses que manejan estos extravíos. Continuamente vivimos un aprendizaje de lo que es “mundo”, y,  las palabras a continuación parecen ser la única respuesta

Hoy se ha logrado operar una torsión sobre lo real, que consiste en ajustar nuestros cánones haciendo aparecer siempre el mejor de los mundos posibles, gracias a la inteligencia artificial

Frente al anti humanismo, el humanismo que defendemos consiste en favorecer la plena expresividad de cada uno de nosotros en el ejercicio de sus tareas.

Oponernos a la administración automatizada de las conductas resulta perentorio

 

Sadin apuesta a una resistencia a estos fenómenos distinta a la habitual donde las movilizaciones y asociaciones en defensa de la protección de los datos individuales, como una forma de preservar la vida privada, reduce la libertad a algo estrictamente individual despreocupándose de valores más altos como pueden ser los modos de existencia que se siguen de sus actividades

Hay que combinar una ética de la responsabilidad y una política de la acción

En nombre de todas las palpitaciones que nos atan totalmente a la vida, lo real es aquello que debe ser ferozmente defendido. Defender lo real es el nuevo nombre singular de la principal lucha política de nuestro tiempo

 

El salto, la elevación, el despegue del fundamento que nos sostiene, privilegian el dejar de ver aisladamente los fragmentos que estrechan la mirada y son los que restablecen la inmensidad inconmensurable que atados a la gravedad del mundo no percibimos

Nunca se alcanza a ver el mundo desde donde se está. La satisfacción de lo que podemos alcanzar desde nuestros límites, no obstante, no nos deja caer en el olvido que somos la prueba de lo imposible, lo contrario de lo que somos. Lo que nos falta. Somos el aun del misterio, habitantes de la zona más próxima al enigma de la fragilidad de transitar por esta tierra

¿Acaso eso otro que nos falta no nos requiere pasar por sobre nuestros acotados límites, sentir el disiparse de la realidad del mundo, la imprevisibilidad total, enfrentar nuestra ignorancia ante la incerteza que late en lo imaginario, lo insospechado y la distancia imposible de colmar, encarnar la perplejidad de estar alojado y desalojado, habitado y deshabitado, sumergido y expulsado? Julia Vincent Blog

                                                                                                                                        

éric Sadin fue calificado de extremista y apocalíptico por quienes consideran que las IA son indispensables para aliviar la precarización del trabajo a causa de la pandemia, y que podría marcar un punto de inflexión en las actitudes de la gente y de las empresas que tomaran conciencia de la fragilidad de sus cadenas de suministros, además, según Andrés Oppenheimer, por la creciente ansiedad por la posibilidad de desastres naturales o accidentes. Concede que la transición a una sociedad automatizada va a ser traumática, pero concluye que los robots estarán en todas partes y el que no se prepare para vivir con ellos se va a quedar "atrás"  

En lo que me concierne, éric Sadin me parece un perfecto intempestivo, o lo que es lo mismo, un verdadero contemporáneo, quien, según Agamben, es aquel que pertenece verdaderamente a su tiempo pero no coincide perfectamente con él ni se adapta a sus pretensiones, y es por ello no actual, pero a través de esta diferencia, de este anacronismo, es capaz, más que los demás, de percibir y entender su tiempo, y sabe que pertenece a él irrevocablemente. Aquellos que coinciden plenamente con la época, no son contemporáneos y por eso, no logran verla, no pueden mantener fija la mirada sobre ella

 

 

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Abril 2021