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389 - Lecturas. En busca de lo real perdido. Alan Badiou
Passolini, el tormento solitario de una búsqueda desesperada de lo real. Alan Badiou


                                                                                                      Con Pasolini penetramos en una aproximación a lo real que es la subjetivación propiamente dicha. Había en él un pensamiento violento en extremo y un deseo ilimitado que lo puso en una situación reñida con el mundo tal como era, hasta tal punto que se mantenía personalmente muy cerca del punto de imposible, y su poesía, más que su cine o su prosa, da testimonio de este punto de imposible

Fue un poeta enorme en el período que va de la solidez del comunismo estalinista a su desprestigio total y a su desmoronamiento, y esa era la razón por la cual se preguntaba qué es el real de la Historia

Desde los años 50 Pasolini sostuvo que la historia estaba cerca del punto de imposible, o sea de su punto real, o sea cerca de su fin. Podría ser que la historia esté a punto de abrirse como lo hace la tierra en los grandes sismos. Podremos entonces volver a empezar dotados de cierto acceso a lo real de nuestra historia que había sido el operador de división, no de la historia – finalmente – sino de nuestra historicidad singular, esa que en definitiva gira en torno a la perennidad de los Estados. Pasolini dice algo semejante, no como Fukuyama sentado confortablemente en el sillón de la civilización contemporánea. Lo dice con un tormento terrible, el de quien soporta la experiencia de ese real dividido que se volvió mortífero

La poesía de Pasolini tiene una potencia profética portentosa. La poesía es profética porque todo gran poema es el lugar de lenguaje de una confrontación radical con lo real. Un poema le extirpa a la lengua un punto real de imposible de decir. Nombra el lado de la potencia más profunda que es, a menudo, la más opaca

"Las cenizas de Gramsci" anuncia desde el vamos que sabemos que del real cuyo testigo fue Gramsci no quedan sino las cenizas

Lo real reviste siempre la forma de un exilio pues acceder a él supone alejarse de la vida común y corriente. No es en absoluto lo que estructura nuestra vida inmediata, es, por el contrario, su lejanía secreta (Freud) y para descubrir ese secreto hay que salir de la vida corriente

Hay un exilio nacional, un exilio social, uno de clase y uno histórico y Gramsci a pesar de que a su tumba nunca le faltan flores sigue estando en un exilio histórico porque el real que sostuvo su vida se ha desvanecido, y ya no sabemos qué es el real mismo que quería hacer advenir como real de la Historia. Tomó la forma de su propia desaparición

Así, Pasolini va a preguntarle si su reducción a simples cenizas significa que hay que renunciar a todo acceso a lo real

“¿Me pedirás tú, muerto, sin adornos, /que renuncie a esta desesperada/ pasión de estar en el mundo?”


Si el siglo XX fue definido por Badiou como  el siglo de la pasión por lo real. A mediados del 54 Pasolini sospecha poéticamente que esa pasión dejó de valer, que ya no nos anima, y que reducido al exilio de sus cenizas, Gramsci  nos dice:

“Quise eso, pero ya no les pido que lo quieran: les pido que renuncien a esa desesperada pasión de estar en el mundo”


Para Pasolini la característica de nuestro mundo, digamos el mundo “occidental”, es la de estar al abrigo de todo real. Es un mundo en el cual el semblante tomó tal vigor que cada quien puede vivir, y finalmente desea vivir, como si estuviera al abrigo de todo aquello que podría ser un efecto real. Así, si en esta suerte de mundo, si por ventura lo real horada el semblante, uno es presa enseguida de un desconcierto subjetivo total

Este mundo que nos describe Pasolini es un mundo que ha desertado de toda vocación de hacer advenir el real de la Historia. Es un mundo donde reina lo que Pascal supo llamar “divertimento”. Hoy debería llamarse “entertainment world”. Lo real surge cuando el divertimento está agotado y no logra ponernos al abrigo de su acontecer

No hay más que divertimento, no hay más que preocupación por mantenerse tan alejado de lo real como sea posible, de manera tal de perpetuar el semblante protector del sujeto cuando este es ciudadano del Occidente imperial. Pasolini llama a esta disposición subjetiva “reemplazar la vida por la supervivencia”, la vida a distancia de lo real. La vida que renuncia a hacer advenir el real de la Historia

“Es un rumor la vida, y estos, perdidos

  en ella serenamente la pierden

  si el corazón les colma; para gozar

 

  ahí están, miserables, del atardecer: y potente

  en ellos, inerme, para ellos, el mito

  renace… Pero yo, con el corazón consciente

 

  de quien solamente en la historia tiene vida,

  ¿podré en adelante obrar con pura pasión

    si sé que nuestra historia se ha acabado?”

 

En esta última parte del poema Pasolini revela que la impotencia para colmar los anhelos es en el orden de lo real y ya está instalada y, por tanto, la subjetividad fundamental que el mundo exige de nosotros y que largamente obtiene, es una subjetividad de renuncia. Nos es absolutamente necesario renunciar a algo para poder sostenernos, como buenos ciudadanos, frente al centelleo del mercado mundial

La pasión de lo real no se detenía frente a objeciones morales o de otra índole, sencillamente porque era la pasión de que lo imposible existe, por eso el siglo XX fue un siglo heroico. Del heroísmo de aquellos que afirman que lo  imposible existe. Porque es así como se puede definir el heroísmo: es estar siempre en el punto real mismo, estar allí donde lo imposible va a poder ser afirmado o confirmado como posible

El fin de la Historia en el sentido de Pasolini, es el fin de esta esperanza, el fin de la Historia como uno de los nombres posibles de lo real y, es el fin del heroísmo histórico

Es posible que se pueda sacar una lección sustancial de la melancolía poética de Pasolini: es importante, de aquí en más disociar historia y política. Hoy día en política solo se descubrirá lo real si se renuncia a la ficción historiadora, es decir a la ficción según la cual la Historia trabaja para nosotros

¿Se puede aún obrar con pura pasión?

Es evidente que requiere una disociación muy difícil de conquistar entre la esperanza histórica y la obstinación política que tiene que sostenerse por la ausencia de la esperanza histórica

 

“Pero él, héroe ahora desgarrado, carece,

 ahora, de la voz que toca el corazón:

 se vuelve a la razón que no es razón

 a la hermana triste de la razón, que busca

 captar lo que hay de real en lo real, con una pasión

 que rechazará todo extremismo, toda temeridad”

 

Lo que hace falta: una razón que haga el duelo de la historicidad favorable, que permanezca, no obstante, en la pasión de lo real, que busque en la experimentación política captar lo que hay de real en lo real y que se guarde del extremismo destructor


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 Agosto12 de 2021