una frágil
vibración gravita en la inmensidad del azar
un eco desnudo
que respira el aliento del mundo
en la blancura del aire
otra voz que
la de la boca en la vigilia de uno mismo
su repercusión
silenciosa
dónde perdimos
el comienzo
de esa
travesía peligrosa de un mundo arrancado a sus demonios
de un tiempo
que se abre que nos abre
de un sentido
en su desvanecerse
de una otra
luz que hace la luz de lo callado en lo oscuro
inevitable y
trivial querer enunciar la lejanía
de ese lugar
de donde nunca nos fuimos
pero donde
nunca estuvimos
el hiato
insobornable del lenguaje
lo que queda
temblando en la exuberancia del presente