la despiadada disolución del tiempo no puede con las noches de verano
los cielos
están ahí nomás y hasta una hebra del pelo podría enredarse en alguna estrella
y
enlazar
caminos por encima de las nubes en un sueño errante que
empujaría el
aire inexorable cuesta abajo hasta el amanecer
allí donde flotan
las raíces exiliadas de la condición humana
todo consiste
en abandonarse a la atracción por la caída
y por esa
infinita paciencia de lo incesante tejiendo la tela invisible del origen
lo inadvertido de lo que
están preñadas las cosas
su desmesura
su continuo
aparecer
cuesta bajarse
del estupor de haber partido a la deriva
del asombro de
soñar lo inimaginable del infinito caleidoscopio del acontecer
pero nadie
abandona un sueño
Enero 13 de
2022