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431 - La novela del poder
La mistificación es la base de todo el lenguaje de poder que circula en el planeta. Encierra una fatal relación de enajenación como arma de manipulación y es una estrategia considerada imprescindible para preservarlo.

Su campo semántico abarca infinitos recursos, desde la mentira institucionalizada como punto de partida de los distintos relatos apoyados indefectiblemente en el auto-engaño, pasando por la persuasión subliminal, hasta el disimulo y la seducción. Todo apunta al oscurecimiento de lo obvio, a la puesta en escena de una realidad inexistente

Hoy la política se enuncia en el relato, está atrapada en una telaraña de narrativas, aglutinadas con mentiras y simulación: la levadura de los fariseos - la hipocresía - que emana de la necesidad de sostener ese relato. Tanto en la política como en la sociedad, el plano semántico ha cobrado gran relevancia y se ha despegado del económico y social, lo que genera un clima propicio para el fraude

Si bien somos capturados por la connotación de las palabras dentro del plano de lo decible, no es ese el único recurso; otro tecnicismo casi lo ha superado, el escamoteo, lo que no se debe nombrar, lo que se debe cancelar porque no se sabe cómo dirimir, y así desfilan los significantes espectrales y los relatos donde en cada punto, en cada coma, se anidan las máscaras de la realidad - o su doble fantasmático - a cargo de disfrazar la forma en que son percibidos los hechos. Esa construcción de la realidad a base de fragmentos espurios no debe tocarse sino reforzarse con recordatorios a cargo de los arquitectos de turno, a riesgo de perder su anclaje en los endebles y desnudos andamios de la  ficción. Los relatos políticos tienen un poder simbólico que acomoda  las mentes de las gentes, así fue como el mundo verdadero terminó por convertirse en fábula

Dentro de una sola cultura, allí donde reinaría unánimemente un concepto estable de mentira se puede cambiar la experiencia social, la interpretación y la puesta en práctica del mentir y puede dar lugar a otra historicidad, a una historicidad interna de la mentira. La política es el lugar predilecto para las mentiras, tienen la cualidad de replicarse y legitimarse unas a otras coordinadas como en una coreografía para descalificar la fuente del derecho y legitimar el discurso único: un adentro asfixiante, un Estado abstracto

Se sigue hablando sin decir, comprometiendo la lengua con los intereses más espurios, tratando de sumar votos, utilizando sintagmas por demás obvios y demagógicos que tratan de ser contundentes detrás de las máscaras de un contexto que resuena como un eco vacío donde flotan las palabras infinitamente vulneradas. No obstante, la mentira tiene efectos de verdad en toda la sociedad y la comunidad se guía como si la verdad que conoce no existiera, como si la realidad fuera la falsedad que se sostiene colectivamente

La mistificación está íntimamente cosida a la gramática del gesto del poder

Los encargados de administrar la política emplean hoy los relatos como un recurso, una especie de atajo para legitimar sus gestiones en un entorno que se caracteriza por la saturación de información y la economía de la atención, provocada ésta por un público híper-conectado cada vez más disperso. Así la democracia - el gobierno del pueblo -  ha pasado a ser una “relatocracia” – el gobierno del relato - lo que pone de relieve que el demos, el pueblo, la ciudadanía, ha sido reemplazada en su función por el relato, ya que no es lo que se dice sino las marcas del dibujo de un sentido conveniente lo que se pretende que se escuche, y, de este modo, la ética, el relato y la energía social se entrelazan, y el gran riesgo reside en la condición hipnótica del mismo relato, un estado de somnolencia intelectual que mella el sentido crítico de la persona, que asimila con “naturalidad” lo que debería provocar reacciones de otra índole. La naturalización, es otra de las características de estos tiempos: la respiración continua de la mentira y la difamación como armas letales llegan a parecer “normales”

El relato político es una “novela de poder”, aunque la materia sea la realidad, existe una parte de ficción que a través de diversos recursos activa las energías sociales. Es una estrategia de comunicación política, una historia persuasiva que actúa como marca de un gobierno y que moviliza y seduce por medio de sentimientos y emociones. Pero, hay un decir, un querer decir al que se llama mentir. Lo que cuenta es la intención que define la veracidad o la mentira en el orden del decir, del acto de decir, y que es independiente de la verdad o la falsedad del contenido de lo que se dice- La mentira tiene que ver con el querer decir, no con lo dicho, ya que se miente cuando se enuncia una aserción verdadera que uno cree falsa, pues siempre es la intención lo que cuenta para juzgar la moralidad de los actos. La eficacia de la mentira es ostensible y revela como una ideología es capaz de falsear los hechos, manipular la verdad sobre el presente político y obturar la experiencia de la realidad

La fuerza de una narrativa no solo se mide por la capilaridad social sino por la habilidad para desactivar los guiones adversarios, por lo que a veces convive con un contrarelato y varios microrelatos, ya que la tensión narrativa de cualquier proyecto político se apoya en el conflicto, en una lógica combativa. Barthes decía que es la función cardinal que debe ser usada estratégicamente

Se cuenta con un contrincante que persigue las mismas metas, pero con otro método y al dotarlo de una serie de atributos negativos se produce una “auto-identificación automática”: somos todo lo que nuestro competidor no es

Es preciso tener en cuenta las comunicaciones tramposas que se caracterizan por esconder los hechos y en consecuencia escamotear la realidad, y atender el lugar que se le da a "lo que nos venden” mientras se cancela el de lo que nos ocultan. Es necesario prestar atención a la puesta en escena visceral de todos los temas, así Huxley decía

Las palabras pueden ser como rayos, ya que si se usan apropiadamente atraviesan todo. Para ello deben connotar emocionalmente

Solo hay un camino para evitar las críticas: hablar sin decir nada recurriendo a frases- humo, expresiones vacías que parecen confirmar algo que puede dar lugar a distintas interpretaciones fáciles de rebatir unas con otras sin tocar el argumento, estrategias puramente retóricas que permiten convencer sin tener que dar razones. En este lenguaje manipulador del que tenemos amplia experiencia, las expresiones y las estructuras lingüísticas son siempre estereotipadas

Actualmente vivimos, o, mejor dicho, leemos, una guerra de lejos, pero a través de una proximidad visual y narrativa, y la manera de narrarla tiene un peso quizás inadvertido por la mayoría, ya que al narrar se dejan marcas, restos que son los que cuentan la ¿misma historia? de otro modo. Hoy la guerra es vista, es leída, tiene público, y este público - la opinión pública global – sigue los distintos avatares de la contienda que además son leídos por otros y así se van generando relatos paralelos que contienen parte de verdad y parte que surge de un imaginario que es difícil desechar

La narrativa está cargada de valoraciones implícitas, y, despertar las emociones de esa audiencia tiene más influencia que los hechos objetivos. La guerra de las narrativas es la permanente disputa que se apodera del debate público y se incluye también al analizar el riesgo político

El relato y su elaboración es de vital importancia a la hora de formular políticas o de gestionar las crisis. Las narrativas implícitas y construidas pueden influir directamente en la forma en que se perciben los problemas y pueden constituir un riesgo per se, además de generar un posible debate también imaginario dadas las bases con que se cuenta, y la opinión pública dará su veredicto de acuerdo a quien gane la contienda narrativa

La filosofía del poder niega el valor propio del pensamiento, su finalidad no es revelarnos lo real, o sea, lo que es, sino conducirnos a modificarlo, a transformarlo guiándonos hacia lo que no es

La política es el gran lugar privilegiado de inclusión para la impostura

 

 Marzo 9 de 2022