desplegar menu

450 - El sigiloso escamoteo de la experiencia
La capacidad de tener y transmitir experiencias, quizá sea uno de los pocos datos ciertos de que dispone el individuo sobre sí mismo, dice Agamben. ¿o disponía?, pero ¿cómo vivenciarlas en una ciudad de millones de habitantes? ¿Acaso en la abstracción, entre la gente y la mercancía, los slogans, los anuncios de qué ver y qué comprar, o en la perspectiva de un testigo indiferente y callado, de un silencio indolente?

En el primer capítulo de Infancia e Historia, Agamben afirma que al hombre contemporáneo le ha sido expropiada su experiencia Afirma que hoy en día no hace falta una catástrofe para efectuar la destrucción de la experiencia. Para ello alcanza perfectamente con la pacífica existencia cotidiana en una gran ciudad. El hombre moderno vuelve a la noche a su casa extenuado por un fárrago de acontecimientos –divertidos o tediosos, insólitos o comunes, atroces o placenteros- sin que ninguno de ellos se haya convertido en experiencia. El mismo individuo que salió a la mañana es el que regresa a la noche, vacío por dentro, saturado por fuera

En tiempos anteriores se vivía una experiencia singular que asumía cada suceso de la vida como un acontecimiento transformador. La destrucción de la experiencia, así como también su expulsión al exterior del individuo, es hoy, paradigma de la época. Esa experiencia inmediata que el hombre tenía del mundo y las cosas se apagó, y pasó a convertirse de praxis en teoría, y el hecho que aceleró este proceso fue la formalización de la experiencia

La tecnología nace como dispositivo de producción de objetos técnicos y se va transformado en un dispositivo de producción de sujetos y prácticas sociales. La distancia entre la formalización del sujeto - primero cognitivo, luego sensorial – y la formalización de lo social se mantiene mientras la interacción de los individuos se muestra insobornable a la mecanización, pero, el logro tecnológico de la cultura de masas apuró la disolución de esa distancia mediante la formalización de la experiencia, o sea, su destrucción. En la medida en que la cultura mediática configura un espacio perceptivo e interactuante, cerrado, auto referente y excluyente, su actividad trasciende la mediación de la experiencia individual y colectiva para suplantarla

Las transformaciones que han sucedido han sido movimientos más bien sigilosos, advertidos apenas en una etapa ya avanzada de su proceso. Y resulta complicado desentrañar los primeros signos ya que son un sinnúmero concertado de distintas operaciones que conducen furtivamente a la transformación de nuestras percepciones

De a poco, nuestra existencia se vio envuelta en una reinterpretación de la realidad a la que se asomaba con una mirada perversa viviéndola como real, y sintiéndola natural con una falsa conciencia ya formateada y que, además, le producía goce - el premio que obtenía por su auto engaño, -  el goce como condición de verdad. Así nos fuimos sumergiendo en la desrealización de la experiencia individual y su resignificación comercial: el mundo mediado por la tecnología se transformó en un poderoso artilugio normalizador de identidades y experiencias subordinadas a la coherencia de un mismo código ya configurado. Esta operación aceita el mecanismo de la política, la religión, el arte, la vida social, el consumo y está inextricablemente entretejido con la gramática del gesto de poder. Es incuestionable porque se invisibiliza, se respira con toda naturalidad enmascarándose según sofisticadas estrategias de simulación que han provocado este abuso desmesurado de la vida. En cada uno está la posibilidad de la invisibilidad del sistema configurando un espacio político de disenso como alteración del poder

Todas las organizaciones involucradas, conscientes o no, trabajan por la instauración - y a gran velocidad - de un anti humanismo que quizá no se muestre todavía, pero de lo que no caben dudas es que hay en marcha un modelo económico civilizatorio que es indigno

Estos organismos encarnan la obsesión de restringir la libertad personal, la mezquindad envilecedora de la propia y pequeña libertad personal. Son moral y políticamente culpables porque no presuponen acaso, según Castoriadis, que ya se han aceptado la alienación o la heteronomía

 

Todo un cambio civilizatorio cuyos engranajes más determinantes nos cuesta detectar. Este nuevo territorio en el cual aún estamos entrando es aún una tierra virgen de la teoría ética

Se necesita toda la lucidez para entender que por la instauración de una infraestructura técnico – económica inédita lo que se instituye son nuevos juegos de poder, modos de organización degradantes, retrocesos sociales y culturales, afirma Sadin, y continúa,

Lo que caracteriza a la técnica de los tiempos actuales es que, más allá de los dispositivos que genera, representa el punto de apoyo principal para la instauración de un gobierno y hay un factor decisivo y es que la técnica, al encuadrar más que nunca nuestras existencias individuales y colectivas, implica, de facto, valores

Asistimos a la manifestación de un espíritu técnico, un tipo específico de racionalidad, una razón instrumental técnica que hoy se impuso de modo masivo y se convirtió en hegemónica

Si hace algunos años se había soñado con observaciones- sin- sujeto como objetivo científico, Hoy se sueña con experiencias- sin-sujeto como forma del espectáculo mediático, y llegamos al síntoma de su exacerbación, el desanclaje de la experiencia individual, condición previa de la globalización

El trasfondo del itinerario científico-tecnológico y su intersección con la economía es ese proceso de transformación por el que el sujeto deviene producto de su propia actividad productiva. No solo consumimos ocio o información, sino que también consumimos y distribuimos experiencias mediadas – diversión, miedo, placer estético, tristeza, y otros – consumimos los fragmentos de una obra en la que plasmamos nuestra relación con el mundo social, y que actuaría como la fuente de seguridad ontológica que nos modela como individuos

La unión indisociable entre industria cultural y cultura de masas da lugar a un proceso de economización y tecnificación industrial de la cultura que deviene en una radical transformación del mundo social y de la propia constitución del individuo. El valor socializante de la experiencia tecnológicamente mediada se convierte en valor de cambio, la interacción social es sustituida por el ritual mediático, su espacio por el escenario y la acción por la contemplación

Las comunidades virtuales se homogeneizan para dar cabida solo a sujetos formateados configurados con idénticos rasgos identitarios, ya sean gustos, ideologías o necesidades afectivas

Devaluada la experiencia individual y la interacción cara a cara como base de la vida social, sustituida la parte activa por la pasiva, en vez de producirse un vínculo significativo entre los sujetos sociales, queda la idea de que el imaginario colectivo se autoconstruye sobre las cenizas de una acción comunicativa desterrada del espacio social: y así nos despegamos del medio como espejo de la sociedad, y asumimos a la sociedad como espejo del medio

La sustitución progresiva de la autonomía productiva de identidad - cuyo último sustrato corresponde a la irreductibilidad de la experiencia individual del mundo – por dispositivos heterónimos, constituye la base de la tecnología del poder

La lógica del mercado como lógica iterativa del consumo y la producción, está estrechamente relacionada con la seducción, ya que la comercialización de la experiencia está solo a un paso de la comercialización de los deseos

Sujeto y sentido devienen objetos de acción tecnológica y su proceso de constitución queda institucionalizado. La sustitución progresiva de la autonomía productora de identidad por otros dispositivos de producción, constituye la base de la tecnología del poder ya que su producto no se articula sobre el conocimiento individual del mundo

La propia mediación tecnológica de la experiencia individual supone el elemento central de un proceso a gran escala de redistribución de las fuentes sociales e individuales de la experiencia, descentrando a la interacción cotidiana del lugar que había ocupado como centro de la socialidad. Constituye un mecanismo de normalización en el sentido en que genera coherencias entre los relatos identitarios de los sujetos sociales instituidos individuales o colectivos y además en que subordina la experiencia individual a la coherencia de tales relatos produciendo de esta forma la  de la experiencia

La experiencia, o su ausencia, es un tema recurrente de nuestro tiempo y se plantea como un interrogante sobre las condiciones de posibilidad del conocimiento y sobre la validez de la representación de un mundo objetivo

El sujeto actual se ha acostumbrado a hacer experiencias, a construir el conocimiento por medio de caminos racionales y así, a cancelar cualquier posibilidad de ser transformado por las cosas, de tener experiencia en el sentido de aprender únicamente a través y después de un padecer o de partir de las prácticas sociales desde las que se actúa y conoce

Se diría que el sujeto actual no quiere aprender nada nuevo sino reflejarse en lo que revalida su mirada. Día a día se va conformando al estado uniformizado de la sociedad, y a ser mirado por lo bien que se acomoda. Si la experiencia tiempo ha nos enseñaba y transformaba, hoy el discurso de la influencia digital, le hace la vida más “fácil” y en mucho menos tiempo. Basta colgarse del teléfono para aprender qué hay que hacer según lo dicta el manual de instrucciones, el dictum social formateado

La historia de las sociedades modernas es más que nunca la historia de sus dispositivos de gestión y control de la experiencia por lo que le demanda la codificación sustitutiva de esa experiencia que había caracterizado la irreductibilidad individual

El papel de los Media más que moderadores son configuradores de la experiencia individual. Son la reserva de recursos simbólico- tecnológicos que antes que proporcionar una imagen unitaria y coherente del mundo social la producen al mismo tiempo que configuran su experienciabilidad y con ella un nuevo sujeto forjado en la universalidad de los formatos, los recursos interpretativos y la identificación afectiva de los sentidos y las sensaciones

No se puede enfrentar la libertad donde el sistema de la vida social absolutamente racionalizado se opone a toda forma de experiencia, de expansión. Estamos rodeados de un mundo que nos aprisiona, que no permite ningún movimiento diferente al que impone. El sujeto se haya atrapado en una red de manipulación de la que inadvertidamente es un eslabón, una red que inscribe la normalización en su interior, pero solamenge somos libres cuando nuestros actos emanan de nuestra persona entera, cuando la expresan

En esta sociedad de control generalizado, el poder de anticiparse al comportamiento de los individuos, de identificar la probabilidad de una conducta y diagramar frecuencias estadísticas, es la vía obligada que recorren los especialistas en en el derrumbe de la humanidad para quienes no hay distintas clases de comportamiento, todas ellas son previsibles. La industria de la vida procede de una continua adecuación robotizada entre la oferta y la demanda. Se busca sustituir la decisión de compra por una automatización personalizada de la gestión de nuestras necesidades. Antes el consumidor iba hacia el producto, ahora es el producto el que se insilia en su existencia y orientan cómo vivir:

Pero no es lo más peligroso porque el mecanismo no intentará influir en los comportamientos de forma mecanicista sino apelando a acompañarnos en nuestra vida cotidiana, en una suerte de complicidad suave y seductora en la que cada oferta aparentará ser un cuidado benéfico para la persona

Un cambio de intensidad modificó bruscamente la función de lo digital haciéndola pasar de un estado normal, el de una conformidad con nuestra condición ontológica - consciente y decidiente – a un estado patológico por el hecho de su autonomía decisional que perturba, en su fundamento mismo, nuestra condición humana

Es una forma de silenciarnos, de obligarnos a seguir sus mapas, vías de dirección única contra el viento y marea de la vida que pide des-situarnos, romper las coordenadas que nos determinan para así, poder aceptar las experiencias y poder conocer las texturas rugosas del terreno


Junio 18 de 2022