En el primer capítulo de Infancia e Historia, Agamben afirma que al hombre contemporáneo le ha sido expropiada su experiencia Afirma que hoy en día no hace falta una catástrofe para efectuar la destrucción de la experiencia. Para ello alcanza perfectamente con la pacífica existencia cotidiana en una gran ciudad. El hombre moderno vuelve a la noche a su casa extenuado por un fárrago de acontecimientos –divertidos o tediosos, insólitos o comunes, atroces o placenteros- sin que ninguno de ellos se haya convertido en experiencia. El mismo individuo que salió a la mañana es el que regresa a la noche, vacío por dentro, saturado por fuera
En tiempos
anteriores se vivía una experiencia singular que asumía cada suceso de la vida
como un acontecimiento transformador. La destrucción de la experiencia, así
como también su expulsión al exterior del individuo, es hoy, paradigma de la
época. Esa experiencia inmediata que el hombre tenía del mundo y las cosas se
apagó, y pasó a convertirse de praxis en teoría, y el hecho que aceleró este
proceso fue la formalización de la experiencia
La
tecnología nace como dispositivo de producción de objetos técnicos y se va
transformado en un dispositivo de producción de sujetos y prácticas sociales. La
distancia entre la formalización del sujeto - primero cognitivo, luego
sensorial – y la formalización de lo social se mantiene mientras la interacción
de los individuos se muestra insobornable a la mecanización, pero, el logro
tecnológico de la cultura de masas apuró la disolución de esa distancia
mediante la formalización de la experiencia, o sea, su destrucción. En la
medida en que la cultura mediática configura un espacio perceptivo e interactuante,
cerrado, auto referente y excluyente, su actividad trasciende la mediación de
la experiencia individual y colectiva para suplantarla
Las
transformaciones que han sucedido han sido movimientos más bien sigilosos,
advertidos apenas en una etapa ya avanzada de su proceso. Y resulta complicado
desentrañar los primeros signos ya que son un sinnúmero concertado de distintas
operaciones que conducen furtivamente a la transformación de nuestras
percepciones
De a poco, nuestra existencia se vio envuelta en una reinterpretación de
la realidad a la que se asomaba con una mirada perversa viviéndola como real, y
sintiéndola natural con una falsa conciencia ya formateada y que, además, le
producía goce - el premio que obtenía por su auto engaño, - el goce como condición de verdad. Así nos
fuimos sumergiendo en la desrealización de la experiencia individual y su
resignificación comercial: el mundo mediado por la tecnología se transformó en
un poderoso artilugio normalizador de identidades y experiencias subordinadas a
la coherencia de un mismo código ya configurado. Esta operación aceita
el mecanismo de la política, la religión, el arte, la vida social, el consumo y
está inextricablemente entretejido con la gramática del gesto de poder. Es
incuestionable porque se invisibiliza, se respira con toda naturalidad
enmascarándose según sofisticadas estrategias de simulación que han provocado este
abuso desmesurado de la vida. En cada uno está la posibilidad de la
invisibilidad del sistema configurando un espacio político de disenso como alteración
del poder
Todas las organizaciones involucradas, conscientes o no, trabajan por la
instauración - y a gran velocidad - de un anti humanismo que quizá no se
muestre todavía, pero de lo que no caben dudas es que hay en marcha
un modelo económico civilizatorio que es indigno
Estos
organismos encarnan la obsesión de restringir la libertad personal, la
mezquindad envilecedora de la propia y pequeña libertad personal. Son moral y
políticamente culpables porque no presuponen acaso, según Castoriadis, que ya
se han aceptado la alienación o la heteronomía
Todo un cambio civilizatorio cuyos engranajes más determinantes
nos cuesta detectar. Este nuevo territorio en el cual aún estamos entrando es
aún una
tierra virgen de la teoría ética
Se necesita toda la lucidez para entender que por la instauración de una
infraestructura técnico – económica inédita lo que se instituye son nuevos
juegos de poder, modos de organización degradantes, retrocesos sociales y
culturales, afirma Sadin, y continúa,
Lo que
caracteriza a la técnica de los tiempos actuales es que, más allá de los
dispositivos que genera, representa el punto de apoyo principal para la
instauración de un gobierno y hay un factor decisivo y es que la técnica, al
encuadrar más que nunca nuestras existencias individuales y colectivas, implica,
de facto, valores
Asistimos a la manifestación de un espíritu técnico, un tipo específico de racionalidad,
una razón
instrumental técnica que hoy se impuso de modo masivo y se convirtió en
hegemónica
Si hace algunos años se había soñado con observaciones- sin- sujeto como
objetivo científico, Hoy se sueña con experiencias- sin-sujeto como forma del
espectáculo mediático, y llegamos al síntoma de su exacerbación, el desanclaje
de la experiencia individual, condición previa de la globalización
El trasfondo
del itinerario científico-tecnológico y su intersección con la economía es ese
proceso de transformación por el que el sujeto deviene producto de su propia
actividad productiva. No solo consumimos ocio o información, sino que también
consumimos y distribuimos experiencias mediadas – diversión, miedo, placer
estético, tristeza, y otros – consumimos los fragmentos de una obra en la que
plasmamos nuestra relación con el mundo social, y que actuaría como la fuente
de seguridad ontológica que nos modela como individuos
La unión
indisociable entre industria cultural y cultura de masas da lugar a un proceso
de economización y tecnificación industrial de la cultura que deviene en una
radical transformación del mundo social y de la propia constitución del
individuo. El valor socializante de la experiencia tecnológicamente mediada se
convierte en valor de cambio, la interacción social es sustituida por el ritual
mediático, su espacio por el escenario y la acción por la contemplación
Las
comunidades virtuales se homogeneizan para dar cabida solo a sujetos
formateados configurados con idénticos rasgos identitarios, ya sean gustos,
ideologías o necesidades afectivas
Devaluada la
experiencia individual y la interacción cara a cara como base de la vida
social, sustituida la parte activa por la pasiva, en vez de producirse un
vínculo significativo entre los sujetos sociales, queda la idea de que el
imaginario colectivo se autoconstruye sobre las cenizas de una acción
comunicativa desterrada del espacio social: y así nos despegamos del medio como
espejo de la sociedad, y asumimos a la sociedad como espejo del medio
La sustitución progresiva de la
autonomía productiva de identidad - cuyo último sustrato corresponde a la
irreductibilidad de la experiencia individual del mundo – por dispositivos
heterónimos, constituye la base de la tecnología del poder
La lógica
del mercado como lógica iterativa del consumo y la producción, está
estrechamente relacionada con la seducción, ya que la comercialización de la
experiencia está solo a un paso de la comercialización de los deseos
Sujeto y
sentido devienen objetos de acción tecnológica y su proceso de constitución
queda institucionalizado. La sustitución progresiva de la autonomía productora
de identidad por otros dispositivos de producción, constituye la base de la
tecnología del poder ya que su producto no se articula sobre el conocimiento
individual del mundo
La propia
mediación tecnológica de la experiencia individual supone el elemento central
de un proceso a gran escala de redistribución de las fuentes sociales e
individuales de la experiencia, descentrando a la interacción cotidiana del
lugar que había ocupado como centro de la socialidad. Constituye un mecanismo
de normalización en el sentido en que genera coherencias entre los relatos
identitarios de los sujetos sociales instituidos individuales o colectivos y
además en que subordina la experiencia individual a la coherencia de tales relatos
produciendo de esta forma la de la experiencia
La experiencia, o su ausencia, es un tema recurrente de nuestro tiempo y se plantea como un interrogante sobre las condiciones de posibilidad del conocimiento y sobre la validez de la representación de un mundo objetivo
El sujeto
actual se ha acostumbrado a hacer experiencias, a construir el conocimiento por
medio de caminos racionales y así, a cancelar cualquier posibilidad de ser
transformado por las cosas, de tener experiencia en el sentido de aprender
únicamente a través y después de un padecer o de partir de las prácticas
sociales desde las que se actúa y conoce
Se diría que
el sujeto actual no quiere aprender nada nuevo sino reflejarse en lo que
revalida su mirada. Día a día se va conformando al estado uniformizado de la
sociedad, y a ser mirado por lo bien que se acomoda. Si la experiencia tiempo
ha nos enseñaba y transformaba, hoy el discurso de la influencia digital, le
hace la vida más “fácil” y en mucho menos tiempo. Basta colgarse del teléfono
para aprender qué hay que hacer según lo dicta el manual de instrucciones, el
dictum social formateado
La historia de las sociedades modernas es
más que nunca la historia de sus dispositivos de gestión y control de la
experiencia por lo que le demanda la codificación sustitutiva de esa
experiencia que había caracterizado la irreductibilidad individual
El papel de los Media más que moderadores son configuradores de la
experiencia individual. Son la reserva de recursos simbólico- tecnológicos que
antes que proporcionar una imagen unitaria y coherente del mundo social la
producen al mismo tiempo que configuran su experienciabilidad y con ella un
nuevo sujeto forjado en la universalidad de los formatos, los recursos
interpretativos y la identificación afectiva de los sentidos y las sensaciones
No se puede enfrentar la libertad donde el sistema de la vida social
absolutamente racionalizado se opone a toda forma de experiencia, de expansión.
Estamos rodeados de un mundo que nos aprisiona, que no permite ningún
movimiento diferente al que impone. El sujeto se haya atrapado en una red de
manipulación de la que inadvertidamente es un eslabón, una red que inscribe la
normalización en su interior, pero solamenge somos libres cuando nuestros actos emanan de
nuestra persona entera, cuando la expresan
En esta sociedad de control generalizado, el poder de anticiparse al
comportamiento de los individuos, de identificar la probabilidad de una
conducta y diagramar frecuencias estadísticas, es la vía obligada que recorren
los especialistas en en el derrumbe de la humanidad para quienes no hay distintas clases de comportamiento, todas
ellas son previsibles. La industria de la vida procede de una continua
adecuación robotizada entre la oferta y la demanda. Se busca sustituir la
decisión de compra por una automatización personalizada de la gestión de
nuestras necesidades. Antes el consumidor iba hacia el producto, ahora es el
producto el que se insilia en su existencia y orientan cómo vivir:
Pero no es lo más peligroso porque el mecanismo no intentará influir en
los comportamientos de forma mecanicista sino apelando a acompañarnos en
nuestra vida cotidiana, en una suerte de complicidad suave y seductora en la
que cada oferta aparentará ser un cuidado benéfico para la persona
Un cambio de intensidad modificó bruscamente
la función de lo digital haciéndola pasar de un estado normal, el de una
conformidad con nuestra condición ontológica - consciente y decidiente – a un
estado patológico por el hecho de su autonomía decisional que perturba, en su
fundamento mismo, nuestra condición humana
Es una forma de silenciarnos, de obligarnos a seguir sus mapas, vías de
dirección única contra el viento y marea de la vida que pide des-situarnos,
romper las coordenadas que nos determinan para así, poder aceptar las
experiencias y poder conocer las texturas rugosas del terreno
Junio 18 de 2022