Es el escenario de las prácticas y estructuras sociales y de la reproducción simultánea del imaginario social, detectamos una tendencia repetitiva que se da cuando la cotidianidad ha sido colonizada por el sistema. Es una trama de tiempos y espacios que organiza los innumerables rituales que garantizan la existencia del orden construido a través de la tecnología, la economía, la publicidad y la política inextricablemente unidas. Su naturalidad y, como consecuencia, su invisibilidad, la protege de toda sospecha y así selecciona, combina, ordena el mundo de sentidos de la “norma-lidad” y desordena nuestra más profunda intimidad
Hay una franja de indeterminación que deja espacio a
la improvisación para jugar con situaciones nuevas o para normalizar los
discursos y las prácticas. Aquí es donde los poderes y actores sociales
¿podrían? librar la batalla simbólica por la definición del orden social y,
bajo ciertas condiciones, puede pensarse como un espacio clandestino donde
subvertir las reglas de los poderes. Suena a utopía o a un intento desesperado
por encontrar de nuevo la desnudez humana, pero la cotidianidad sería el
espacio posible para que se produzca el cambio social, aunque una profunda
incertidumbre se cierna en este punto: Hoy la sociedad de consumo no es la que
circulaba por las calles hace unos años, sino la ruta del espectáculo de todos
los bienes ofrecidos al consumo: es la sociedad tecnologizada de consumo
dirigido a los seres humanos prefabricados desde afuera por coacciones,
estereotipos, modelos, ideología, pero que, paradójicamente, sienten que la
conciencia los hace cada vez más autónomos, obra magna de la seducción
algorítmica que imana el imaginario colectivo, imponiendo su racionalidad y
moldeando las necesidades del ser humano que siente como si le crecieran alas
de libertad, cuando en realidad lo que ha crecido es el conformismo, la
aceptación y al mismo tiempo la gran renuncia a sí mismo. Vivimos sumergidos en
el conformismo generalizado, en la servidumbre voluntaria de la adorable
tecnología que nos sedujo con su magia y que desde al minuto de encontrarla,
fuimos sus esclavos, no solo respecto al consumo, sino a la política, las
ideas, la cultura: todo, porque nos conoce cada vez más y sabe que tecla tocar
para conseguirnos
Y así se produce un quiasmo entre la conciencia
dirigida desde afuera y la que se dirige a sí misma, ya que lo que aparece como
interior no es más que el exterior camuflado, interiorizado y legitimado por el
sistema imperante
La pérdida de la autonomía se pone también de relieve
en el campo semántico. Si bien el inicio de la escritura representó un primer
movimiento: el paso del símbolo al signo, connotando un empobrecimiento de la
complejidad indeterminada que es propia del símbolo donde las formas de nombrar
los reducen en su inconmensurabilidad, le sigue otro paso: el del signo a la
señal que es la que organiza las conductas a seguir y su regularización. Este
hecho implica el predominio sobre los sentidos, el monopolio de los
condicionamientos en la vida cotidiana, emergiendo como secuela la pérdida de
autonomía - mencionada más arriba - en suma, la miseria de lo cotidiano del ser
humano, su entropía
La historia es creación. La institución de la sociedad
es siempre auto instituida, pero auto instituida que no sabe que lo es, obra
del imaginario colectivo anónimo
Toda esta crisis que afecta al planeta entero no está
determinada por un agente único, sino que quienes la instrumentan conforman un
sistema anónimo, una inmensa corriente social e histórica que avanza en la
misma dirección y contribuye a que todo se vuelva insignificante, afirma
Castoriadis. Es el ritual de lo efímero que todos respiramos juntos, una conspiració que
provoca que toda crítica pierda su eficacia ya que todo está mediatizado, y la
crítica en especial, está atrapada con más intensidad que años antes vinculadas
por redes todopoderosas que disgregan cualquier discurso fuera de la unanimidad
instaurada
Todo disenso es convertido en un fenómeno más entre
otros, comercializado y fetichizado. Cualquier objeto es investido de valores
imaginarios. Las gentes perdieron el rumbo a causa del deterioro, del desgaste
absoluto de, justamente, las significaciones imaginarias sociales
convenientemente mediatizadas por el poder tecnológico, y el progreso al que
aspiran es otra significación imaginaria esencialmente capitalista que logró
atraparnos
Lo gravísimo de la corrupción generalizada que
observamos a diario en el sistema político económico contemporáneo no es un
comentario al margen, es mucho más que eso, es estructural, al decir de
Castoriadis
La vida cotidiana está atravesada por esas fuerzas
rutinarias, con sus caminos y tiempos fragmentarios, pero también por devenires
y fugas, Lo cotidiano está en construcción, así, Deleuze
La vida debe circular y para que devenga, hay
que poner en movimiento el territorio, emprender las líneas de fuga,
desterritorializar, convertirse en nómade, no en exiliado. Nómade no es el que debe
abandonar el territorio sino el que se mueve continuamente porque no quiere
abandonarlo
Michel
De Certau decía al respecto sobre como las gentes frustraban las
leyes y prácticas impuestas por los conquistadores ya sea por fuerza o por
seducción
hacían
algo diferente con ellas, las subvertían desde dentro, no al rechazarlas o
transformarlas (aunque eso también acontecía), sino mediante cien maneras de
emplearlas al servicio de las reglas, costumbres o convicciones ajenas a la
colonización de la que no podían huir. Metaforizaban el orden dominante: lo
hacían funcionar en otro registro. Permanecían diferentes en el interior del
sistema que asimilaban y que los asimilaba exteriormente. Lo desviaron sin
abandonarlo
La inversión de perspectivas sustituye el conocimiento
por la praxis, la esperanza por la libertad, la mediación por la voluntad de lo
inmediato. Invertir la perspectiva es dejar de ver con los ojos de la
comunidad, de la ideología, de la familia, de los demás. Es elegirse como punto
de partida y centro. Fundarlo todo sobre la subjetividad y ser. El juego en el
que entramos es el de nuestra creatividad, y sus reglas se oponen radicalmente
a las reglas y leyes de nuestra sociedad prefabricada, una transformación que
luego será compartida
El
claroscuro ordinario, la insignificancia de lo cotidiano … supone una grandeza
ausente, perdida…o distante
Estas líneas de Nancy dan en el centro de todo este panorama de cenizas de
nuestra sociedad que ha extraviado, simplemente, su ser, su libertad, la experiencia
de su libertad, y se ufana de su “autonomía” entregada por el deus ex machina
tecnológico, sin percibir que es justamente un canje por su libertad
La autonomía es para el iluso individuo contemporáneo
la libertad misma y la facilidad de alcanzarla en cualquier momento, pero La
trascendencia de la libertad es la trascendencia de la finitud, la libertad
misma, la
libertad absoluta de ser
Sigamos con Nancy,
La libertad es de tal género que cada uno debe más
bien encontrarla y experimentarla por sí mismo. Como la unión del alma y el
cuerpo: la libertad se prueba probándose. Es lo trascendental de la experiencia, es decir,
que la experiencia es
Experimento que yo soy en la experiencia de mí mismo -
afirmación de mi existencia, carne de un ser singular en el mundo. Estar
expuesto quiere decir ser sorprendido por la libertad de existir y, también
estar entregado al riesgo de existir. Ella nos pone en presencia los unos de
los otros, es decir de nuestra libertad, experiencia común de la exposición en
la que la comunidad se funda, pero que se funda tan solo por medio y para una resistencia
infinita a toda apropiación, colectiva o individual
Libertad de hacer, de actuar, libertad como esencia
que realizar o como naturaleza dada, libertad responsable y responsabilidad
hacia la libertad, libertad como derecho o poder, autodeterminación, libre
arbitrio, reconocimiento de la ley común, libertad individual o colectiva,
libertades civiles, económicas, políticas sociales, culturales, asunción de la
necesidad, anarquía, libertad libertina o libertaria, liberalidad, libertad de
movimientos, libertad de espíritus, extremo libre de una cuerda o de una
cadena,
nada de esto debe salir del campo de nuestra atención, pero tampoco nada de
esto conviene a lo que está ahí en juego bajo el nombre de libertad
Las
gentes revientan de hambre, de droga, de guerra, de aburrimiento, de trabajo,
de odio, de revueltas, de revoluciones. Estallan, son mutilados, en vida, alma
y cuerpo. Todas las liberaciones – nacionales, sociales, morales, sexuales,
estéticas, son ambiguas, dependen también de manipulaciones - y, sin embargo,
cada una tiene su verdad. La verdad manipulada (por los poderes, por el
capital) ése podría ser el título de medio siglo. Pensar la libertad debería
querer decir: sustraerla a las manipulaciones, incluidas y sobre todo las del
pensamiento
La democracia es, cada vez menos, el blanco de
críticas o de agresiones externas, pero es cada vez más víctima de sus críticas
y sus desencantos internos. O bien: fuerzas de efectos incalculables –
nucleares, físicas, químicas, genéticas – están actuando, o se han
desencadenado, todo lo cual remite a la pregunta qué quiere decir hoy “pensar
la libertad”. Eso quiere decir que todos los pensamientos que hemos recibido
acerca de la libertad en todos sus marcos sistemáticos son, o bien ellos mismos
operatorios en las prácticas menos liberadoras de este mundo pavoroso y
desencantado, o bien constantemente vueltas obsoletas por él. Las libertades
son también piezas de la técnica. Es por eso por lo que es irrisorio
contentarse con reafirmar, de acuerdo con el modo de una filosofía de los
valores, un valor absoluto de la libertad
No
hay experiencia de libertad, es la libertad misma la que es experiencia
La esencia del ser está en su existencia. La libertad
no puede ser ni esencial ni existencial porque está implicada en el quiasmo de
estos conceptos
La libertad es todo, salvo una idea, es un hecho, el
hecho de la existencia en tanto esencia de ella misma. La existencia en tanto
que su propia esencia es la singularidad del ser. La cuestión del ser, del sentido
del ser no tiene en definitiva otro sentido que éste, el reconocimiento de la
libertad del ser en su singularidad
No se trata de defender la libertad del hombre como un
bien cuya propiedad y posesión se podría asegurar y cuya virtud sería
permitirle ser lo que es, sino ofrecer al hombre a una libertad de ser, se trata de
presentar la humanidad del hombre (su esencia) a una libertad en cuanto ser por
medio de la cual la existencia trasciende absoluta y resueltamente, es decir,
ex –iste
Solo un ente finito puede ser libre (un existente)
pues el ente infinito encierra la necesidad de su libertad, la vuelve a
encerrar en su ser. Se trata de dejar a la libertad existir por sí misma. La libertad
no designa quizá nada más pero tampoco nada menos que la existencia misma,
significa la libertad del ser, la infinita inesencialidad de su ser -finito,
que lo entrega a la singularidad en la que es sí - mismo
Junto con la resistencia del pensamiento, ahí debe
estar igualmente su esperanza, que no es la expectativa de que las cosas acaben
por ir bien, ni menos, que se interpreten como buenas, sino que es aquello que
en el pensamiento y desde el pensamiento debe darse simplemente para poder
pensar,
tender a pensar hacia una liberación como hacia la realidad misma de la
existencia que está por pensar. A falta de lo cual pensar no tendría ningún
sentido
Pero la esperanza en cuanto virtud del pensamiento no desmiente
absolutamente que hoy, más que nunca, en el seno de un mundo abrumado de
dureza, de violencia, el pensamiento se vea confrontado con su propia
impotencia
El
pensamiento no puede pensarse a sí mismo como un actuar si no comprende ese “actuar”
al mismo tiempo como un “sufrir”
El pensamiento libre que piensa la libertad, debe
saberse a sí mismo desorientado, perdido, y desde el punto de vista de la
acción, deshecha por la tenacidad del mal intolerable. Debe saberse empujada a
su límite, que es el de la impotencia material despiadada de todo discurso,
pero que es también donde el pensamiento, para ser el mismo, se divorcia en sí de
todo discurso y se expone en tanto que pasión. En esta pasión, a través de ella
y antes de toda acción - pero también presta a todo compromiso – la libertad
actúa
Junio 26 de 2022
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