Es un nuevo momento histórico, no teniendo en cuenta el aspecto
cronológico, sino considerándolo desde la filosofía, ya que no es lo nuevo
que sucede a lo viejo, sino lo nuevo que rompe con lo viejo, revistiendo
al tiempo de actualidad
Con la modernidad se da un corte brutal entre el
pasado y el futuro, entre las experiencias del pasado y las expectativas del
futuro. El pasado carece de toda capacidad normativa y es por eso que la
subjetividad asume la falta en desmedro de la tradición, para tratar de orientarse
en un mundo sin referencias extra subjetivas, pero dejando la duda de si de
esta manera se podrán obtener criterios extraídos del mundo moderno que, al
mismo tiempo, valgan para la crítica de una modernidad en desacuerdo consigo
misma. Puede suceder que dados los cismas mencionados haya una pérdida irreversible
de criterios si tenemos en cuenta que los individuos pueden no estar en
condiciones de juzgar por sí mismos y que solo están prontos para aplicar
correctamente reglas conocidas y servirse de criterios establecidos
El no-pensar, que parece un estado tan recomendable
para los asuntos políticos y morales, entraña peligros. Cuando se trata de
apartar a la gente de los riesgos del examen crítico, se la adiestra para que
se adhiera de manera inmediata a cualquiera de las reglas de conducta vigentes
en una sociedad y en un tiempo dados
El ser humano es esa criatura que tiene que cumplir su
ser a través de la realidad y que, cuando esta relación se disipa, se debilita,
o se torna inconsistente, se extravía en una pseudo libertad, sustitutiva de la
libertad verdadera, que, dice María Zambrano, pretende vagar por su cuenta extra
muros de esa ciudadela que es lo real, encerrándose en obcecaciones y
prejuicios
En esta realidad que vivimos hay un
extrañamiento del espíritu que no puede reconciliarse con la razón, pero
la modernidad no puede convivir con ese espíritu ni con la renuncia a la
reconstrucción de lo escindido
El mal que hoy nos envuelve no solo atañe a los
sistemas políticos que nos sobrevuelan, sino que es más hondo, está adherido a
una cuestión cultural. Se le pide a la política que piense sus proyectos
universalmente, o sea, no solo en función de una cultura occidental,
capitalista, etc., sino desde y en función de otras sociedades que nada saben
del capitalismo ni del liberalismo ni de las democracias formales. Estamos
inmersos en un cambio epocal, es decir, todo ya está cuestionado, solo debe ser
pensado. Esto no es una novedad, es la tarea del ser racional. A veces se
pueden seguir ciertas hipótesis críticamente, otras deben ser reformuladas, así
hay momentos en la historia donde se necesitan las respuestas a los problemas y
otros descubrir qué problemas están surgiendo. Estas disrupciones epocales son
tiempos de inventar, de crear nuevas hipótesis más que de responder viejas
cuestiones y de evitar dos aparentes soluciones, más bien, peligros, volver
atrás o huir hacia adelante
La primera es la tentación de quien vive extraño a su
tiempo sin gozarlo ni sufrirlo. Carece de sentido histórico y está adherido a
la prehistoria. Se diferencia totalmente del intempestivo quien persevera en el
anacronismo, quien extraña la continuidad del tiempo para transformar el
porvenir, quien ve las sombras de nuestro tiempo como algo que nos incumbe,
como una parte del lugar que habitamos y que no cesa de interrogarnos, tiene
fija la mirada en su tiempo, adhiere, pero a la vez toma distancia, está sin
estar- sabiendo. Se ubica en la zona de fractura, un continuo desafío, una
vigilia perpetua. Así, Agamben
Quien
es verdaderamente contemporáneo es aquel que no coincide en todo con su época
ni se adecúa a sus pretensiones
Ser contemporáneo es ser intempestivo. Ser en la
disonancia con la época, en cambio la huida hacia adelante resume todas las
fugas contemporáneas de la postmodernidad
Pensar es un destino, pero ¿desde dónde?
Desde nuestra actualidad, desde nuestra propia
experiencia. En eso nos reconocemos modernos, en la necesidad de pensar nuestro
presente. Apropósito Agamben,
El
pensamiento es una potencia social que puede transformar las formas de vida en
formas-de-vida impidiendo que se disuelvan y se aniquilen
Pensar
siempre requiere desacomodarse, desacondicionarse, y exige una mirada escéptica
a nuestras propias opiniones, afirma Deleuze en total consonancia con la “mirada
extranjera” de Ranciére
El pensamiento de lo moderno, como pensamiento del límite
y del umbral, tiene una gran responsabilidad ética. En el entrelazamiento entre
las muchas verdades, que solo juntas constituirían la verdad, ninguna de ellas
puede ser impunemente aniquilada por una razón que pretenda ser más fuerte.
Aquí yace la raíz de “ese pensar de otra manera” musiliano que no es pasado,
sino que es una tarea que nos espera como la introducción a un pensamiento que
aún no ha sido pensado
La
yuxtaposición del mundo sensible y el viento del pensamiento es una experiencia
de la vida como pensamiento y del pensamiento como vida, dice Arendt y agrega, una vida sin examen no merece ser vivida
Examinar la realidad y buscar su significado es una
tarea tan distintiva del ser humano que su vida carece de sentido si se la
ejercita sometiéndose acríticamente a los criterios imperantes, creando así una docilidad que
permite cambiar rápidamente de orientación de las normas de vida moral, social
y política. La abdicación del pensamiento es el aciago resultado de esta actitud,
y está íntimamente relacionada con la impostura, ya que ésta consiste en
engañar con apariencia de verdad a los individuos para conseguir su apoyo y
hacerles creer que es para su beneficio. Aquí es donde la docilidad y la
abdicación del pensamiento juegan un papel determinante logrando que la
ciudadanía que ha suspendido el ejercicio de pensar y evaluar - quizá
dependiendo de sus particularidades culturales e ideológicas - y envueltos en sus propios intereses, adhiera
a la impostura. La política adopta el carácter de ser más verdadera cuanto más
exhibe el hecho de ser ficción, remarca Agamben
Si bien la cultura es consciente de sí misma, a veces
no lo es. El gran inconsciente social enredado en la impostura, que devino tan
natural que se perdió la conciencia de su dinámica, es otra manera de decir
cultura, y así la sociedad de la impostura se ha vuelto habitual y se alimenta
de quienes la alimentan, dependientes de una fachada fantasmática que sostiene
todas las estrategias del poder, un vacío comunicativo a partir del cual surge ese rostro humano
que es pura comunicabilidad, y por ende, amenazado por ella misma
La impostura, ese simular tramposamente como verdad –
apariencia de verdad – lo que se sabe falso con fines deshonestos, no es un
episodio más que sucedió en el mundo. Hoy es el mundo. Reina con total
naturalidad e impunidad
La renuncia a pensar implica huir de la relación con
uno mismo para quedar eximido de la exigencia de justificar sus acciones y sus
palabras ante el propio yo. La existencia humana está enraizada en la finitud
del presente y limitada entre las fuerzas del pasado y del futuro y, al mismo
tiempo, intrínsecamente constituida por la apertura al infinito, que es
inherente a la vida del espíritu
El compromiso de la reflexión filosófica es el destino
del propio tiempo en el que la misma subjetividad está comprometida. Si, como
afirmó Derrida, la responsabilidad significa responder a algo en lugar de responder de algo,
entonces es preciso dejarse interrogar por el presente, intensificar el diálogo
y situarse como interrogante. La vía para responsabilizarse del mundo sería la política,
la actividad de preocuparse por el mundo, de hacer un mundo habitado en el que
puedan coexistir la pluralidad de los seres humanos, que no necesariamente
serían plenamente bondadosos - si no, esto no sería necesario, afirma
Arendt, y remata, la misión y el fin de la política es asegurar la vida en el sentido más
amplio
Nos hallamos suspendidos entre un viejo orden
interestatal y un nuevo orden que intenta nacer, intensificando la necesidad del
proceso de elaboración de un nuevo concepto de lo político que parecería ser la
única salida para evitar la reabsorción por el vértigo del vacío en el que
convulsamente se debaten las prácticas del gobierno global
Pero cabe preguntar si es posible elaborar un nuevo
concepto de lo político manteniendo a resguardo el carácter paradójico
de la experiencia política
La modernidad vive conscientemente la ruptura con el
pasado como una exigencia de renovación continua, de progreso, de emancipación
respecto a todas las tutelas anteriores, la moral es una de ellas
Si la legitimidad de la ley es el poder que la aplica,
la ley no tiene ninguna relación - ni siquiera ilusoria - con la justicia, por
más remota e incognoscible que sea, a tal punto que podríamos afirmar que la
justicia no es incognoscible, sino simplemente que no existe
Si la ley es infundada, o fundada solamente sobre el
poder, ¿sobre qué puedo fundar y legitimar mi sentido de justicia para que no sea
una veleidad subjetiva?
Hannah Arendt observa que los sofistas no apuntaban a
producir convicciones que fueran más allá del consenso ante la argumentación,
aunque este consenso hubiera sido obtenido a costa de la verdad. Los ideólogos
modernos le agregan al poder persuasivo del sofista, a la fascinación por la
argumentación algo más; quieren obtener a costa de la realidad una victoria
permanente. No destruyen solo la dignidad del pensamiento, que debería tender a la
verdad, sino también a las razones de la acción humana. La verdad ha sido
aniquilada, los mentirosos han sido reconfirmados democráticamente en el poder
Según Freud, citado por Rella, la ideología resiste a
la prueba de realidad. Pero hoy es la realidad misma la que es modificada, y lo
sabemos. Nos acostumbramos no solo a la mentira como instrumento político, sino
también a la manipulación de la realidad
Julio 16 de 2022