hay retinas que supuran un fondo de tristeza anónima
ojos no nacidos barajando las cartas del mundo
y no es la noche la que no los deja ver
es el misterio que no duerme enredado en las raíces de la tierra
socavada
las pasiones en sombras desplegando sus velos
la codicia la abundancia de nada la banalidad del lujo
un éxtasis sombrío
las tinieblas de la noche del sentido
y no hay donde retirarse
toda retirada comulga con el regreso
castillos en el aire donde habitar la melancolía
de otro tiempo y otro mundo en este tiempo en este
mundo
no hay con qué torcer el devenir
sino seguir transitando el andar del caminante
y al decir del filósofo
como eterno retorno del estado
de inmanencia
el silencio hondo y reverente de lo no sabido en lo sabido