O, de otra manera y diciéndolo con Merleau-Ponty, cómo y hasta qué punto es invisible esa invisibilidad de lo visible –esa difícil visión de lo menos visible - ese espacio de lo irrepresentable que remite al reverso invisible de las cosas y dice su indecible silencio en un ver que excede la vista pero que no es su contrario, ya que el lenguaje vive de su propia imposibilidad de decir aquello que quisiera decir. Cassavetes ve las fronteras, hace visible lo imperceptible, y visual lo impalpable El arte - el Cine – nos enseña a ver de nuevo
Al empezar el film, Jarmusch, describe su extravío,
queda “confundido” con el mundo de Cassavetes y se siente un ser- más en -
el-mundo, solo, como los otros seres - en - el mundo, percibe y se percibe en
él, y en el párrafo final, parece haber
descubierto cómo todo lo visible en Cassavetes continúa hasta penetrar lo
invisible, la búsqueda incansable del amor
CARTA ABIERTA A JOHN CASSAVETES
Siento algo muy particular cada vez que me dispongo a
ver una de sus películas, una anticipación. No importa si he visto el filme o
no (de hecho, creo que los he visto todos varias veces), todavía mantengo ese
sentimiento. Espero algo con ansiedad, una especie de iluminación
cinematográfica, tanto como director como cinéfilo (no hay realmente una clara
línea divisoria para mí). Espero un estallido de iluminación. Quiero ser un
iluminado. Necesito que se me revelen las consecuencias secretas del corte de
una escena a otra. Quiero entender como la crudeza de las posiciones de cámara
o el granulado del material configuran la ecuación emocional. Quiero aprender
de actuación a partir de los personajes, de la atmósfera a partir de la luz y
los escenarios. Estoy listo, completamente preparado para absorber “la verdad a
24 cuadros por segundo”
Pero lo que ocurre es esto: en cuanto empieza la
película, me introduce en su mundo y estoy perdido. La expectativa sobre
cualquier tipo de iluminación se desvanece, y esto me deja en la oscuridad,
solo. Seres humanos ahora viven en ese mundo dentro de la pantalla. Ellos
también parecen perdidos, solos. Los miro. Observo cada detalle de sus
movimientos, sus reacciones. Escucho con atención lo que cada uno de ellos
dice, los bordes gastados del tono de la voz de uno, la malicia escondida en
una frase del otro. Ya no pienso en la “actuación”. Soy inconsciente del
diálogo. Olvido la “cámara”.
La iluminación que esperaba recibir de usted ha sido
reemplazada por otra. Una iluminación que no invita al análisis o la disección,
solo a la observación y a la intuición. En vez de discernir, por ejemplo, la
construcción de una escena, empiezo a ser iluminado por las furtivas sutilezas
de la naturaleza humana
Sus películas, John Cassavetes, son sobre el amor, la
confianza y la desconfianza, sobre la soledad, el gozo, la tristeza, el éxtasis
y la estupidez. Son sobre la inquietud, la ebriedad, la resistencia y la
lujuria; sobre el humor, la terquedad, la falta de comunicación y el miedo.
Pero básicamente son sobre el amor y uno se ve arrastrado a un lugar mucho más
profundo que el que puede mostrar cualquier estudio sobre la “forma narrativa”.
Sí, usted es un gran director, uno de mis favoritos. Pero lo que sus filmes
iluminan más insidiosamente es que una cosa es el celuloide, y que la belleza,
la extrañeza y la complejidad de la experiencia humana son otra
John Cassavetes, me quito el sombrero ante usted. Y me lo pongo en el corazón
Jim Jarmusch
Octubre 9 de 2022