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478 - Bachelard/Merleau Ponty. Una cierta complicidad
Gastón Bachelard, un poeta del espacio, alguien que buscaba la comunicación entre los seres y el universo a través de las imágenes, el entrelazamiento del mundo interior con el mundo exterior.

Para ello su idea era ir hasta la raíz de las imágenes, surcar el espacio recóndito y críptico que vamos descubriendo a medida que vivimos, y penetrar la materia - summa viva de saberes primordiales - en busca de esa fuerza honda y poderosa que nos ayudaría a interpretar la realidad objetiva como antes de todo

Las Imágenes nos hablan de las profundidades que el hombre siente en sí mismo, en las cosas o en el mundo. Serían imágenes que remiten las una a las otras en las metáforas, fundando una imaginación abierta, y es en el sueño donde se sueña esa profundidad, nuestra profundidad, en la virtud secreta de las sustancias. Soñamos nuestro secreto, porque todo ser humano es inconmensurable, y esconde secretos en su interior

Hace tiempo de Bachelard, pero sigue resonando en varias escrituras, en discursos cómplices con esa sed de lo primordial, pero diferentes en el abordaje. En Merleau-Ponty, por ejemplo, encontramos el mismo descubrimiento de ese tesoro lleno de cosas que supone el mundo mientas que su punto de partida es la percepción donde asume la pre comprensión originaria de ese mundo; Bachelard nos habla de lo imprescindible de aprender a ver, también M-Ponty, para quien el ser humano crea mundo con su forma de mirar, y el arte enseña a verlo de nuevo, para ver más de lo que se ve, y refiriéndose a los objetos de la visión dice que no son como los seres reales, sino como los fantasmas, tienen existencia virtual, por eso, ver no es un medio para conocer el mundo, es un modo de -ser -en- el -mundo. Ambos apuntan a la intención de vivir sin escisiones, de retornar a ese estado originario anterior a todos los dualismos, en esa fase en que aún no hay diferencias entre ser y realidad, entre las palabras y las cosas

Somos seres insondables, intensos, solemos ocultarnos bajo las apariencias y hasta de nosotros mismos, pero es en esa oscuridad donde se esconden los brillos del ser humano y que inducen la creación de la belleza estética. Así, quien aprende a mirar desarrolla una gran destreza contemplativa

Se inaugura así un espacio donde recuperamos la dimensión cósmica de nuestra intimidad con todo lo que eso conlleva. Todo hombre tiene un secreto y para dar con ese misterio oculto en los entresijos del alma Bachelard recurre a la ensoñación que actúa como un pasaje que comunica el ser del hombre con el ser del mundo a través de las imágenes. Aprender a mirar es un requisito imprescindible. Afirma que la imagen le da a cada cosa su propio movimiento, por eso, es necesario dejar de ver para aprender a imaginar, y M-Ponty concede en Expuesto a la Mirada, que acaso para ver haya que mirar, haya que dejar de ver cosas y comenzar a mirar sin la urgencia de ver algo. Mirar palpando con la vista, sin juzgar, aceptando que lo que se ve son visiones enigmáticas, inexplicables. Los reflejos, los colores, la profundidad, se resisten a ser convertidos en cosas, a ser explicados, No es posible eliminar el enigma de la visión; solo cabe vivirla, ejercitarla, practicarla

El arte es la exploración de lo imperceptible. El arte pictórico es la exploración de lo invisible, de los modos en que se exhibe lo invisible, es el resultado fugaz de la incursión en una zona neutra, refractaria a los clichés de la vista 

Es una interrogación que libra a lo visible del imperativo de significar 

Un ojo de poeta es el centro del mundo. Todo lo que brilla ve y no hay nada que brille más que una mirada que ve la belleza íntima de las materias, sus atractivos ocultos, todo ese espacio afectivo concentrado en el interior de las cosas

Hay un momento en que el poeta no deja que el mundo tan solo quede en mirada, sino que lo quiere transformar en palabras, por eso, cuando la ensoñación quiere ser expresada se vuelve palabra poética, una poesía de la carne, diría M-Ponty en la que el afuera se vuelve hacia adentro, es lo interior de lo exterior y lo exterior de lo interior, el enigma de lo imaginario, por ello lo imaginario vive en mi cuerpo, expuesto a las miradas

La mirada pictórica no ve cosas, les presta atención sin atenderlas, descansa en ellas sin descansar, aguardar que las cosas dejen de ser cosas, adquieran vida y miren a quien las mira

La poesía no sería una propiedad de las cosas como del lenguaje y sus imágenes, y el poeta sería quien crea un cosmos de palabras y, a la vez, convierte al mundo en algo íntimo, una inmensidad íntima. Así Bachelard establece una profunda relación entre el espacio y la palabra

El espacio se dilata en las palabras, porque ellas mismas son un espacio, espacio de sí y de acogida del mundo

En las palabras del hombre aplicadas al mundo hay una etimología onírica porque el ser del mundo también sueña que habla. El sueño recupera la ensoñación natural del primer cosmos y del primer soñador y el mundo deja de ser mundo, y la poesía trae de vuelta el mundo de las primeras palabras. El mundo viene a imaginarse en los sueños humanos porque cada cosa inaugura un cosmos

Para toda esta visión es imprescindible desarrollar la atención – no nos olvidemos de Weil – y transformar el ojo en espíritu y lo invisible en lo visible hasta llegar a una nueva forma de imaginar más cercana al arte, esa zona de libertad donde se anula la condición dualista de Sujeto/Objeto, pues ambos se ceden el centro mutuamente y se llega a una transmutación entre el ojo que mira y el fondo que está siendo observado

Sin vislumbrar lo invisible ¿ cómo ver el fulgor evanescente de lo visible?

Todo nos llevaría a creer que existe un punto del espíritu donde la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, lo pasado y lo futuro, lo comunicado y lo incomunicado, lo alto y lo bajo, dejan de ser percibidos como contradictorios

Las siguientes líneas de Juarroz resumen poéticamente lo que hemos estado tratando de decir

La nitidez secreta de las cosas levanta un nuevo mundo en una mirada que también es secreta y lleva un mundo

Toda contemplación profunda es necesaria y naturalmente un himno. La función de este himno consiste en rebasar lo real, proyectar un mundo sonoro allende el mundo mudo. Hay que hacer hablar a las profundidades del mundo, por eso el poema es una acción, un vuelo al interior de las cosas

Agrega Bachelard, cuanto más se ve, más personal y única se hace la vida

La imaginación para este autor sería como un acicate entre lo visible y lo invisible, palabras que nos resultan muy conocidas en páginas anteriores y que, si bien, no podríamos reemplazar imaginación por percepción (M-Ponty) juegan ambas una cercanía interesante, porque mientras Bachelard afirma que la imaginación le da a cada cosa su propio movimiento, Merleau-P dice que percibir es moverse porque la percepción saca al cuerpo de su ensimismamiento y emerge del movimiento, “cuerpos sedimentados de movimientos perceptivos, se hacen cuerpo y van del cuerpo al  mundo” y reafirma “el sentido primero de la palabra está en este texto de la experiencia”

A todo esto, Bachelard concluye, la vida de la imagen está toda en su fulguración, en el hecho de que la imagen es una superación de todos los datos de la sensibilidad, no es una copia de algo, no es posterior a la aparición de algo. Es la cosa en estado naciente. No hay realidad que anteceda a la imagen, la imagen literaria no viene a “vestir la imagen desnuda, no viene a dar palabra a una imagen muda. La imagen no es un residuo de la impresión, sino una aurora de la palabra. Es el poema el que engendra la imagen. Agrega M-Ponty, la imagen, la forma, la línea, no están en el espacio, crean su propio espacio

Liberada de la función de ser significante de un significado, la imagen es ahora creadora de un sentido hasta entonces no existente, génesis de una significación que tiene en ella su origen y su lugar en lo imaginario, es productora de sentido y, por lo tanto, de imaginarios mundos posibles, no irreales

Focault dice respecto a la imagen que no es la imagen proyectada hacia la ausencia de alguna cosa que ella remplaza; ella está recogida en sí misma y se da como la plenitud de una presencia

Estamos en el terreno de la fenomenología, un método propicio para la captación y acogimiento de esa presencia plena que se da en la conciencia. Es preciso llegar a una fenomenología de la imaginación, un estudio del fenómeno de la imagen poética cuando surge en la conciencia, su aparición, el surgimiento, súbito, inesperado, o sea el origen como acto y acontecimiento de la imagen en la conciencia. La imagen debe ser recibida contando con una importante condición de lectura, la de no saber, la de saber no saber, un difícil acto de supresión del conocimiento. Solo de esta manera, para Bachelard, cada obra es en cada instante esa especie de comienzo puro que hace de su creación un ejercicio de libertad, un retorno a la inmediatez

Esta exigencia de un olvido del saber - la docta ignorancia - no está lejos, como vimos, de Merleau-Ponty en el contexto de Fenomenología de la percepción

Volver a las cosas mismas es volver a este mundo antes del conocimiento del que el conocimiento habla

Es preciso de esta manera, suprimir una cultura, una historia, recuperar el saber remontándonos al no-saber radical

 

 

                               Octubre 28 de 2022