estrellas
enardecidas contemplan la devastación de un espacio sin aura
de raíces yermas
que asuelan la tierra
estrépitos
incomprensibles se descuelgan de los huracanes
infinitos
escombros de la grieta de un mundo que nos atraviesa sujeto a los avatares del
estribillo de los días
un tiempo
que trata de esconderse apurando la apariencia
con una
mirada camuflada en lo inevitable de un destino que ya no nos incluye
hay
quienes no despiertan
atados a
las negruras de una noche intrusa que se roba los amaneceres
abandonadas
las plegarias
las manos
se enredan en las hebras de una avidez de territorios desnudos
y viven en
el fuego inconsumible del destiempo
descircunstanciados
hondos
hiatos nos desencajan aunque seamos parte del centelleo del mundo
del furor
imperativo de vivir
morir mil veces perder el alma y
volver por ella
Noviembre 4 de 2022