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483 - Tiempo presente. Tiempo de poesía
Grieta que atraviesa el revés del mundo, la poesía quiebra ese tiempo tan conocido nuestro y abre las puertas a lo inescrutable, a la vez que la fugacidad irremediablemente nos alcanza a medida que transcurrimos, y es imposible esquivar sus cadenas

 

Pero hubo quienes pudieron soltarse de sus ataduras - pensadores, místicos, poetas - quienes entrevieron la posibilidad de resistirle al tiempo atravesando su fisura a partir de la poesía. Gastón Bachelard fue uno de ellos y nos legó una joya de escritura “La intuición del instante poético” cuya edición original data de 1932, y que, además, es un portal que nos permite llegar a esa lucha que existe en todo hombre entre lo íntimo que aguarda y el estallido de los mandatos exteriores

La brecha del tiempo - el que transcurre horizontalmente - se vislumbra por medio del instante poético, la creación de un tiempo ascendente que transcurre verticalmente y acontece en la poesía. Es el desgarro vertical que rompe con la linealidad del tiempo y deviene en nuevas configuraciones temporales, el que es incapaz de aparecer totalmente a la experiencia humana, ya que depende de la conciencia y de la percepción. Así, Bachelard pulveriza el tiempo que se vivencia íntimamente y que se diferencia radicalmente de sus representaciones - el tiempo prosaico -  que se adhiere a la horizontalidad, mientras el tiempo poético taja el discurso del mundo, transgrede la desmesura de lo cotidiano, lo perturba hasta desarticularlo, y en un solo instante se disuelve la duración y “el tiempo ya no fluye, brota” y gracias a esa instancia la poesía se define como el arte de la atemporalidad.

Hay que estar en el presente, en el presente de la imagen, en el minuto de la imagen

El instante poético resulta de la contradicción, del conflicto, y esa convivencia con lo incierto logra hacer del mundo un instante, un tiempo en el que el poeta abdica del tiempo de los otros, del tiempo de la vida y del propio mundo y sucede la poesía, un nacimiento perpetuo. Es palabra viva, descorre el telón de la historia y tira del hilo del tiempo para encontrar al hombre en la soledad de su carne

En todo poema se pueden encontrar los elementos de un tiempo detenido, de un tiempo que no sigue el compás, de un tiempo al que llamaremos vertical para distinguirlo de un tiempo común que corre horizontalmente con el agua del río y con el viento que pasa

Existe un punto muerto durante el día en el cual convergen la luz y la oscuridad y dan cuenta de la belleza dela ambivalencia que existe en el mundo. El inefable fenómeno de la naturaleza, el intervalo en donde ni es de noche ni de día, preserva el secreto inefable del misterio del instante poético

Lo que tiene de vasto la noche y la claridad no debe sugerirnos una visión espacial. La noche y la luz no se evocan por su extensión, por su infinito, sino por su unidad. La noche no es un espacio, es una amenaza de eternidad, noche y luz son instantes inmóviles, instantes oscuros o luminosos, alegres o tristes, oscuros y luminosos, alegres y tristes

 

El instante poético es el dinamismo que surge de la antítesis del pasado y el porvenir, dando paso no a una nueva dimensión temporal, sino dando cuenta de la realidad propia del instante

El instante es, en este sentido, inextenso, y carece de toda horizontalidad, pero la verticalidad no tiene que ser entendida meramente como la indicación de alguna ausencia , sino como un orden sin el cual la filiación de las imágenes poéticas no podría acontecer en el espíritu; tampoco ha de entenderse en el sentido ascensional de la idea platónica sino como un fuego que abraza el espíritu, que lo guarda de las tinieblas en la marea de lo aparentemente insondable, y es allí, en lo insondable donde reside la verdadera esencia del instante poético asentando su reino en el silencio,

un silencio anterior al habla como un presagio del leguaje y un silencio que se recuesta sobre él donde se alza nuestro eterno enigma

El instante poético es una voz silenciosa, ese espacio estético que nos permite ser y dejar de ser, ascender sin dejar de caminar a través del acto estético

La poesía habita en un secreto del lenguaje y nombra lo desconocido y es ese mismo desconocimiento lo que acontece como poema, la posibilidad de decirlo sin tocarlo, de dejarlo tal como siempre, de preservarlo totalmente otro a la espera de una inminencia siempre al llegar, cada vez ausente y constantemente aplazada

La poesía es el arte de volar y el que se anime a lanzarse al vacío encontrará el misterio alquímico del instante poético del que hablaba Bachelard

La finalidad de la poesía es ese relámpago que anuncia la verdad, la aprehensión profunda del ser de las cosas, apariencia que difícilmente se puede dar si mediamos entre el ser de la cosa y el ser del hombre con conceptos o categorías que al buscar una mayor comprensión de los fenómenos que allí se están dando acaban ahogando el propio decir de lo que sutilmente se nos presenta. El tiempo del instante exige vivir con los hechos mismos, vivir una experiencia directa del acto que el discurso conceptual obstruye. Así Jean-Luc Nancy, la poesía dice el decir más de un más que decir y también el no-más decir

Las palabras se vuelven palabras cuando dicen, no cuando significan. El fin último de la poesía no es la descripción, es el asombro, hacer hablar todo, y a la vez, vaciar todo hablar de las cosas. El milagro de la palabra poética es volverse ausente haciendo desistir la referencia de las cosas. La poesía habita un estado de no-lenguaje. Es el eclipse del discurso, la palabra liberada de la fisura que nos separa de las cosas

La imagen poética debe ser capaz de actuar como símbolo de la realidad enlazándola al imaginario y provocando que atraiga la novedad ontológica, emprendiendo el contacto con lo desconocido, habitando el ser del límite e incluso más allá: esa es la experiencia espiritual, el viaje de ida en donde la inmediatez se aparta del concepto y de los datos de la sensibilidad para llegar a una comprensión más profunda de lo que allí se está dando. Esa inmediatez es la estética de quien entiende la poesía como un viaje de ida, un despertar inefable a veces de la conciencia. Por eso, la poesía es el camino elegido por Bachelard porque sin decir lo inexpresable, lo hace saltando del tiempo horizontal en un instante ambivalente y complejo

En la poesía a veces hay símbolos, pero lo relevante no es la mediación - y el lenguaje lo es - sino la experiencia inmediata de lo que allí se experimenta: lo ignoto, lo inconmensurable, lo inefable. Bachelard propone una ensoñación meditativa desde la palabra poética,

busca vivir una experiencia pura, radicalmente práctica, donde apenas quepa la teoría y en donde el ser habite el instante. En el budismo zen se hace referencia al fenómeno de la presencia plena, de una iluminación donde el espíritu comprende algo acogiéndolo en su propia vacuidad. La fuerza de la palabra poética es evocar en su propia ausencia la ausencia de todo. Nunca nombrar la falta va a colmar la oquedad por eso la poesía está destinada a trashumar y a enrarecerse cada vez más como si una sombra se tendiera sobre el lenguaje generando una total extrañeza, un velo que se sustrae a las obviedades de la mirada del mundo. La fuerza de la poesía está ahí, en ese hueco que abre en el lenguaje

El poema no se somete al sentido. Rescata desde el fondo de la memoria muda aquello que permanece intocado pero que hemos perdido. Por eso nos llega desde la perplejidad de vivir en un lugar que no reconocemos como nuestro

Para captar el meollo de la imagen poética es menester llegar a una fenomenología de la imaginación, en el momento en que la imagen surge en la conciencia como un producto directo del espíritu, del ser del hombre captado en su actualidad. La imagen en su simplicidad no necesita un saber. Es propiedad de una conciencia ingenua, siempre está antes que el pensamiento, en su resonancia en el espíritu, no ha tocado las profundidades antes de conmover las superficies. Nos hace habitar la sonoridad de un tiempo donde jamás estuvimos, pero en donde ya fuimos, donde aún somos

La imagen se vierte en la línea del verso, arrastra la imaginación como si esta creara una fibra nerviosa. Hay que dejar que la imagen diga lo que nadie pudo pensar de antemano

La imagen es el salvoconducto a aquellos matices olvidados, adormecidos, que la gracia desde la imagen poética puede transformar en espacios oníricos cercanos a lo terapéutico. Hay que poder prestar atención a los detalles para después despertar

La atención es como una plegaria que propicia la libertad donde puede nacer una mirada sin sombra

El cógito se afirma en el alma de un soñador que vive en el centro de una imagen radiante

El espíritu arranca la expresión poética del lenguaje del mundo relatado y lo hace retornar a lo que era en un principio, lo restituye a la vida, a la experiencia original del primer murmullo: el todo lo por decir antes de todo decir, la curva del eco que nos alcanza desde el pasado develando la relación primordial entre las palabras y las cosas

Es preciso que el saber vaya acompañado por un olvido igual del saber mismo. No es ignorancia sino un difícil acto de superación del conocimiento. Solo a este precio una obra es a cada instante esa especie de comienzo pero que hace de la creación un ejemplo de libertad

El intento de “comprender” una imagen poética, es ya de traicionar el espíritu de la inmediatez con que la poesía exhibe sus verdades. Por eso recuerda,

nada prepara una imagen poética, sobre todo no la cultura en el modo literario, ni la percepción en el modo sicológico…La menor reflexión crítica detiene este impulso, situando al espíritu en posición secundaria, lo cual destruye la primitividad de la imaginación

Instante desnudo. Palabra no domesticada por el pensamiento. Palabra nacida, no pensada, venida de un lejos, - y con Zambrano - hallada en un claro, tiniebla iluminada que conserva la raíz de la noche

La poesía es la única que sigue diciendo cuando todo parece haberse dicho, y aún, en medio de las sombras de dios continúa explorando ese afuera imposible, siendo el único discurso ajeno que explica todo, por eso le cabe la posibilidad de lo imposible, de lo indescifrable

No somos nosotros los que hacemos otras las cosas mediante la poesía, sino que es el estado poético de las cosas los que nos hace otros

 

 

                         Noviembre 17 de 2022