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532 - El capitalismo de la conciencia
Al perderse en los laberintos de la interpretación se destruye lo salvaje de la letra, la impronta de una rebelión, y, al hacerlo nos enfrentamos al peligro que implica entrar en un discurso, en un lenguaje cuya estructura responde a la base fundamental del sistema de dominio y, por ende, de apropiación

Es necesario atenerse a esa ferocidad de la letra original, al grito inconsciente y mudo de la impotencia del sujeto atado a la representación. La sociedad se ha provocado un desgarramiento a sí misma ya que ha logrado desarticular al ser humano, escindirlo y causarle así la más grave de las psicosis: la pérdida del ser por el tener

Hay voces que cambian la historia del pensamiento, contemplando todo como extranjeros de este mundo   con el propósito de despertar a los seres, atravesándose en medio del desgaste de sus retinas que solo alcanzan divisar el paisaje de una sociedad prostituida y degradada replicada al infinito, 

Esa experiencia de extrañamiento frenético que distingue a la voz del singular intempestivo que observa y ve las sombras, y, al mismo tiempo, lo sufre en carne propia, es un antídoto para lo frío y lo estéril del mundo racional. Hay una violencia originaria ínsita en todo pensamiento racionalizador de ideas claras y distintas:  la pretensión de ser una verdad y un saber

Se vive en medio de un desasosiego donde la civilización ha dado su consentimiento a la vida sin un principio que le dé sentido, lo que necesariamente no sería fatal, ya que las cosas podrían ser consideradas con mayor lucidez desde la vida misma, desde todas las vidas que deberían ser reinventadas a cada paso, donde el nuevo hombre en ciernes sería el único valiente capaz de enfrentarse con el vacío del mundo

Solo él podría mirar en el abismo de lo real y encontrar una nueva especie de seres, una nueva configuración de la cultura y de la política. Los cambios llevan implícito lo imprevisible de lo que podría llegar a ser. El mundo no debería adecuarse a un concepto, o principio. Este mundo está hecho del valor único de cada existencia, no de la obediencia y sumisión a la norma supuestamente venida desde otro lugar

La espera terca de la aparición de una realidad que ya no soporte encorsetarse dentro de los parámetros de la razón, una realidad plural, inconciliable, inacabada, que escape a toda normalización, permite vislumbrar una totalidad, pero nunca alcanzarla

Se circula entre pseudo acontecimientos con una mirada perversa que los vive reales y en los que las gentes se habitúan a vivir con una falsa conciencia acondicionada - y que además los disfruta - recompensa por el autoengaño de vivir esa falsa realidad como goce, el goce como condición de verdad y de esta forma contribuir a la desrealización de la experiencia individual y su resignificación monetaria

Una parte de nosotros vive el mundo inadvertidamente, lo acepta, lo obedece, y así pasa a ser una parte constitutiva de una especie casi gozosa de costumbrismo urbano, una identidad sin relieve, solo un gesto vacío que sirve de soporte a una sociedad consensuada replegada sobre sí

Presar atención a la naturalidad con que se ha ido instalando esa identidad sería una especie de vigilia que alertaría sobre nuestra candorosa colaboración en este estado de cosas

Cuando un estilo de vida, forma de cultura o de civilización se erosiona, solo queda la potencia del pensamiento como aliado, la razón poética, que no tiene que ver con la rigidez del pensamiento racional estratificado que torna endeble el espíritu humano, disimulando así las instancias más enigmáticas de la vida bajo fraudulentas promesas de seguridad que impermeabilizan la mirada

La sociedad devino una gran confusión donde los seres se amalgamaron en una pasividad de ideas establecidas y anularon de esta forma su capacidad de pensar y actuar, o sea, de vivir. Esta impotencia de pensar es el origen de lo existente hoy como mundo

El mercado ha cooptado los modos de vida y es el que realmente nos gobierna a través de una cultura de la sobreabundancia que empuja a un consumo bulímico

Esta situación abarca todo el espectro de nuestra época, el oscurecimiento de lo obvio, el discurso idealizado de la cultura, la estetización de la mirada: una forma extrema de autoengaño que aceita el engranaje de la economía, la religión, el arte, la vida social, el consumo, y que está íntimamente cosida a la gramática del gesto del poder. Es incuestionable porque es invisible, y se respira con naturalidad porque pasa inadvertida. Es la gran configuración de la desvalorización de la realidad que se enmascara con sofisticadas estrategias de simulación que han provocado esta crisis de hipertrofia de la realidad que hoy se respira y que es la gran distracción del desierto de lo real

La insurrección en la vida de los seres representa el mismo papel que el cogito en el orden del pensamiento: es una primera evidencia, “yo me rebelo, luego pienso”, actitud revolucionaria en sentido pleno y en particular, en sentido político

Un texto es revolucionario no por su propuesta, sino por la subversión liberadora que provoca en el orden de la literatura

No solo es indispensable la revolución social y económica sino una revolución de la conciencia que permita transformar al hombre. Si bien la transformación económica es indispensable, no lo es todo: de lo que se trata es de la destrucción de la conciencia individual, y esta idea representa una alta idea de cultura, y de esta profunda idea de cultura derivaría toda una nueva forma de civilización. No sentirse vivir como individuo equivale a escapar de esa forma temible de capitalismo, el capitalismo de la conciencia

Vivirse extranjero, desmimetizarse de la estandarización imperante - exiliarse - es la condición fundamental para generar cambios

Una sociedad es un funcionamiento que domina todo, una monstruosa inmovilización de la producción y de los gestos, de la gramática y de las costumbres, de la pasión y del lenguaje


La escisión del ser humano que se produce en todos los niveles, es la máxima fuerza de clausura del sistema. Las únicas fisuras son las experiencias límites: la poesía, el erotismo, la fuerza revolucionaria

La “astucia de la razón” del funcionamiento global que lo domina todo consiste en actuar de tal manera que cuando sus enemigos obtienen lo que creen la victoria, en realidad están sosteniendo el mismo sistema con un nuevo rostro. Es posible que se pueda tomar el poder y nacionalizar la economía, pero, de todas formas, el funcionamiento del sistema puede seguir funcionando sin modificaciones

Si tenemos una idea unívoca de la revolución, si pensamos que la revolución es solo la lucha política por la toma del poder, y después de tomado el poder, sigue la nacionalización de la economía, etc. Si consideramos que todo lo demás está al servicio de la lucha política como tal, entonces la” literatura” solo podría considerarse revolucionaria por su remisión a otra cosa: su carácter revolucionario le vendría desde afuera por delegación. Esta idea va a la par de la concepción homogénea de la sociedad 

La revolución se da en el texto cuando el texto no está al servicio de otra cosa, ya sea Dios o un partido político. Es en el texto donde una clase social lucha contra el sistema en el orden de la literatura

No es un escritor quien escribe, es una sociedad la que atraviesa la mano del escritor y desata el espacio textual, solo allí esa escritura puede ser llamada revolucionaria

Puede objetarse que esta escritura puede ser fácilmente reabsorbida por el sistema, pero esta escritura exige una lectura creadora, y si no se da, solo se la puede leer como otra cosa, pero cuando se produce la lectura creadora, el lector-autor penetra en un espacio al que solo podemos llamar revolución

La revolución existe en los revolucionarios, en un espacio, el espacio de la desposesión, el espacio del ser y no del tener, pero no del ser de la ontología sino el ser del acto, de la acción

 

 

Julio 16 de 2023