Todo ese gran relato de relatos que simula abarcarlo todo, que quiere ser un remedo de la realidad es un territorio socavado por las corrientes intempestivas de un discurso otro que el hombre trata de acallar pero que o para de decir
Somos todo eso que nos falta, nuestra propia ausencia, pero sin ese vacío que nos perturba y provoca, nos atemoriza pero interrogando, seríamos nada más que sobrevivientes, hijos de la necesidad. Pero el Azar, a nuestro pesar nos espera en cualquier esquina porque la vida es un continuo desafío, una demanda fatal de todo lo que el mundo puede ofrecer. Como consecuencia, el ser humano depone sus aspiraciones más hondas en el agujero negro del mercado, siendo cautivado - capturado – y anonadado ( o sea, según la etimología griega “reducido a nada”) en las redes del consumismo
En estos tiempos de ingobernabildad es impensable no asumir una crítica radical de la política, no en su rechazo sino en su disenso con las actuales condiciones de su impresencia, de su ausencia, y, para decirlo brevemente, de su impoliticidad. Es por eso que rehúsa toda forma de legitimación ética y aborda la negatividad, no en el sentido de lo cuestionable, sino en el sentido filosófico de la “sombra” como contraparte que igualmente la constituye, y que, de alguna manera actúa como ese resto callado que preserva el secreto de su esencia
Y a ésta la llamaríamos, la política de la nueva política, la política sin política, la política - espectáculo que crea realidad continuamente a través de una red de conceptos que forman un sistema, y ese sistema remite a la construcción de una “verdad” sin afuera, una pura tautología, donde cualquier disenso incomoda. Es un Sistema cerrado con una realidad propia, la realidad que queda establecida socialmente como realidad, la que estructura la realidad del sujeto donde el mismo no dice, sino que es dicho, donde no hay escape
Hay un agotamiento semántico de la terminología política clásica y la pérdida de sentido de los conceptos más sobresalientes con los que se piensa y se actúa - o se pensaba y se actuaba - políticamente: soberanía, representación, legitimidad, democracia
De ahí la necesidad de una deconstrucción o de una teoría política con la sospecha de que la filosofía política en realidad ha sido utilizada para escabullirse de lo político, y, por lo tanto, lo impolítico es refractario a toda forma de filosofía política, a su modalidad ineludiblemente representativa
La materialidad política, su atención privilegiada al territorio de los intereses, las alianzas, las ventajas, et al, es esa realidad viscosa, maleable, realidad irreductible a la política que la reflexión teórica nunca puede justificar ni dejar de lado ya que, de ser así, llevaría todo proyecto al fracaso. Funciona solo como ideología o falsa conciencia
No hay alternativa al poder, no existe sujeto del “anti – poder”, queda una pura dimensión de lo humano en su intimidad, como un absoluto, el secreto que inviste lo social
El Sistema permite que se niegue la verdad y el sentido pero no al sistema como verdad y sentido
Hay un violento desencuentro de lo político con la complejidad de la existencia social. La crisis que se vive es un resultado de ello, principalmente de las revoluciones tecnológicas. Pero subterráneamente circula una sofisticada red administrativa que se encarga de la aplicación de las innovaciones al cuerpo social, y son los técnicos los que toman las decisiones últimas de la política, y su ideología “neutral” encubre el ocultamiento ideológico de su saber como verdadero poder de la sociedad moderna
La técnica, la conformadora del mundo, la gran encubridora y aliada del poder, su pareja simbiótica, intenta apropiarse del sentido todo el tiempo mediante una compleja red de relaciones que actúan inconscientemente en miles de puntos simultáneos, pulsando una gran cantidad de alternativas hasta que se impone la que será ideologizada como natural
El llamado a pensarnos, es decir, el llamado a pensar la consistencia de nuestro ser-en-común, la consistencia del “en” o del “entre” que nos expone a la alteridad de lo otro, del otro y de los otros, es quizá uno de los gestos políticos más exigentes y provocadores de nuestra época, y esta circunstancia debería suscitar una política completamente distinta de la que vivimos, una que no sea la puesta en obra de un proyecto o un programa, una política que no sea la realización de una significación dada - como una pésima obra de arte – y por lo tanto ya clausurada y cerrada de antemano, sino más bien la observancia de una significación abierta
Lo que somos es lo que compartimos que no es otra cosa que la finitud. La práctica política debe servir entonces para garantizar la existencia de aquello que siendo lo más común entre nosotros, debe servir para garantizar la existencia de aquello que siendo lo más simple, banal, trivial, tiene, a su vez, un valor inconmensurable por ser del orden de lo sin valor, “sin valor calculable” en el esquema del Capital, en el cual estamos, a pesar de todo. Nos referimos al valor único e inconmensurable de cada existencia, de ese singular de los existentes, ya que no hay dueños del sentido
El pensamiento actual está encadenado a ese discurso, y solo en la hiancia, en la gran apertura, es donde se encuentra la posibilidad de escapar a las redes del Sistema y solo puede ocurrir como Acontecimiento
El ser del no-sistema es la criatura errática sumergida en la marginalidad a la que el Sistema pretende nulificar, pero lo otro siempre renace diferente en un hueco donde el Sistema se capta como sin-sentido
Lo otro, la novedad, es el gran peligro para el Sistema, ya que representa la posibilidad real de disolver su alienación. Es la cuña que inaugura la posibilidad
Los movimientos contestatarios son quienes con gran lucidez advierten la trama macabra del Sistema y, a pesar de que también pertenecen a este mundo, de alguna manera abren
cauces alternativos, y los han sabido encontrar más allá de los límites de la anomia y superando el asedio de lo real
El Sistema puede fracasar ya sea porque le resulta imposible suprimir totalmente a los otros sin suprimirse, o porque en lo otro hay algo que no se puede suprimir
Actualmente todo se ha vuelto equivalente, incluso el ser humano, que parece intercambiable. Solo se podría cambiar el régimen actual con una apertura infinita en la que todos y cada uno deberían tomar parte para lo que, conditio sine qua non, se necesitaría responsabilidad y un compromiso activo.
Entrar en este pensamiento ya es actuar y ya es hacer la diferencia, exigencia infinita de lo inconmensurable, exigencia finita de lo infinito
Una creencia de lo real que hay que hacer existir y que hay que crear
Pensar es un tajo en el Sistema. Nos descircunstancia, abre una realidad otra. Hay una intempestividad ínsita en el pensamiento, ya que pensar es siempre contra la época, contra el poder, contra la moral establecida, contra el aplauso de los falsos contemporáneos.
Es un acto de desobediencia frente a lo supuestamente incontrovertible. Es darle la espalda a la aquiescencia que siempre se auto legitima y confunde la verdad con la repetición consensuada, esa productora de realidad estandarizada
La política en su esencia es rebelde e insumisa, rechaza la clausura y el acabamiento y se asume como un pensamiento en devenir, una búsqueda constante, una continua provocación
Agosto 25 de 2023