Vamos hacia las palabras no para tratar de revelar universos de sentido sino más bien para que nos lleven a través de un trayecto que interrumpa el lenguaje habitual, tropezando con señales que indican las fracturas de la representación de un decir acerca de lo que se ve o se cree ver, un modo de aproximarnos a lo extraño, una forma de cuestionar la familiaridad con la que nos movemos en el mundo, así como también el concepto de identidad
Así es como la escritura va redescubriendo el lenguaje, y es a través del lenguaje como se desbaratan los conceptos esenciales de nuestra cultura, y en primer lugar, lo realidad
Desde un punto de vista político, y teniendo en cuenta que ningún mensaje es inocente, la escritura se asume revolucionaria
Hay un abismo entre las clases carenciadas y el sector social dominante; entre ambos se abre un vacío que constituye el asiento imaginario de la ideología, el lugar donde reposa esa nada hiperactiva de las multitudes silenciosas que apoyan y legitiman al Poder establecido
Si bien es cierto que la ideología se instala en un espacio teórico imaginario, en la realidad social se derrama con una gran solidez material sobre las contradicciones sociales y culturales. Es la imagen invertida e inerte de lo real, es una pantalla que impide comprender la dinámica de una organización comunitaria, territorial y mental
Para comprender su acción hay que desideologizar la ideología, pasar de la historia de las ideas a la de su asentamiento y sustitutos
Ideología no es el discurso que explora la institución social a partir de un poder de expresión, de creación, cuya clave no posee, cuyo final ignora, imposible de rastrear. En cambio, es el saber que convierte esa indeterminación en dato positivo y, que, al mismo tiempo, menosprecia las huellas de universalidad que van dejando las acciones de los hombres tratando de ocultar las experiencias que no encajan en el discurso establecidos para borrar los signos de la no coincidencia del disenso. Su misión es reconfigurar el entramado social que instaura un sentido de pertenencia
El poder actúa como un ejecutor que taja la vida, la escinde, y esto nos lleva a considerar la indistinción entre vida y política que supone la absorción de distintos mecanismos de poder como una continuidad en el desarrollo histórico de la soberanía
Una nueva forma de pensar la relación entre política y derecho y entre orden jurídico y la vida sería apartarse de las escisiones, de las fracturas que han producido las dicotomías que estructuran nuestra cultura, neutralizar esas falsas dicotomías entre lo universal y lo particular para comprender los infinitos modos en que la vida ha sido manoseada mediante la articulación y la división, en función del interés y de su utilidad. Sería la única vía de acceso al presente
En los pueblos de antaño la espiritualidad era considerada la forma más alta de la política, un modo otro de construir sentido, formas distintas de sentir y de pensar, de interactuar y de posibilitar la superación de esa visión fragmentada y fragmentaria de la realidad heredada del racionalismo cartesiano
En medio de toda la precariedad ética que vivimos no nos llama la atención que la espiritualidad esté ausente, es más, suena como una dimensión desconocida, pero yendo al núcleo de la cuestión, o sea lo que deja entrever esta omisión, es que devela claramente el desconocimiento de lo que somos
En nuestra cultura, el ser humano ha sido pensado siempre como la articulación y conjunción de dos principios opuestos, el alma y el cuerpo, el lenguaje y la vida, un elemento político y un elemento viviente, pero, hoy deberíamos considerar al ser humano como aquello que resulta de la desconexión de estos dos elementos e investigar no el misterio metafísico de la conjunción sino el misterio político de la separación
Seguimos lamentando la pérdida de sentido, la imposibilidad de la experiencia, la crisis de los valores, la muerte de la historia, de la cultura, el colapso de las ideologías, la crisis de los paradigmas, la evaporación así como también la proliferación de éticas, un pensar apocalíptico de final incierto que fue producto de la manipulación y el dominio de la subjetividad en nombre de un principio racional de organización del mundo que la neutralizó desde una particular voluntad de dominio, y que hoy necesita ser liberada mediante la reinvención del sujeto que aun siente angustiosamente la falta de las grandes certezas y ha perdido la fe en su propio valor en este pliegue del tiempo configurado por la debacle de la época en la que los fundamentos tiemblan ante su inconsistencia y la ingravidez del mundo
Hay dos grandes zonas de poder que confluyen, la soberanía y luego la economía y el gobierno. Así, se piensa y reproduce un Poder que deriva en el triunfo de la economía y la gestión sobre todos los aspectos de la vida humana, o sea, la captura de la vida humana por parte de la politica , pero el sujeto - la subjetividad inexplorada y no colonizada - puede llegar a ser la gran diferencia, por ser el lugar donde el sistema puede hacer agua
Hay que llamar sujeto a la brecha, la abertura, el vacío que precede al gesto de subjetivación. No solo el mundo que interiorizamos es una ficción regulada por los condicionamientos sociales, también lo es la que el ego se hace de sí mismo. Este Afuera que interiorizamos se va configurando como un producto compartido por una sociedad a través de las restricciones impuestas
La subjetivación es tan necesaria como la desubjetivación donde el hombre se presenta como un campo de fuerzas recorrido por dos tensiones opuestas, una que va hacia la subjetivación, y otra opuesta, o sea sería la no coincidencia de estos dos procesos
El gran desafío es interesarse por la vida, volverla posible, construir un concepto de vida donde no tenga sentido diferenciar entre la vida contemplativa y la biológica y en el que se encuentren las miradas estética y política
Esa interiorización del discurso racional con el que nos hemos identificado nos provee la máscara para nuestra representación. Estamos mediados por nosotros mismos
Los conceptos y las epistemes no pueden explicar esa energía que trasciende nuestra humanidad y que es la base de la cosmovisión de los pueblos tradicionales
Somos conscientes de que mencionar Hoy la espiritualidad de la política perece una paradoja, dada la profunda deslegitimación en que ha caído, ya que es nada más que el Lugar más apropiado para la lucha por el poder y para obviar la acción individual o colectiva que busque cambiar la vida para mejorarla: es solo una confabulación de estrategias e intrigas para acceder al Poder y mantenerlo. No obstante, todo debería girar ineluctablemente alrededor de una energía interior que mueva a la acción, que hiciera posible asumir un compromiso disensual, combativo, para la transformación del mundo, y que estaría inextricablemente ligado a otra forma de alteridad - un término profusamente empleado, no siempre bien - una fuerza insurgente, transformadora, necesaria para sacudir la modorra del anclaje al facilismo
La historia se eslabona con nuestra conciencia y nos vemos confrontados con su propio lenguaje. Allí se encuentran diseminadas por un poderoso aparato las huellas que es necesario desbaratar, o sea, destrabar la forma de cómo ese esquema conceptual del sistema de pensamiento se sostiene, cuestionando nuestros modos de representación lingüística de la realidad
Es preciso entender las palabras en su manifestación simbólica ya no tanto para poner en entredicho nuestros valores pero sí para volver a fundar el mundo generando relatos que acaben modificando muestra percepción y representación de lo real
Es preciso considerar que las palabras son traiciones múltiples
No hay transmisión neutra del conocimiento. El sujeto es un pliegue del pensamiento y se alimenta de ese Afuera de donde viene y donde encuentra lo no pensado
El lenguaje está relacionado con el propio devenir del hombre, es como una memoria de la antropogénesis, Agamben dixit, de lo que hay de humano y de inhumano en el hombre. Creyendo transmitir la lengua, los hombres se dan voz unos a otros
Traemos a colación la transvaloración que pone en duda las certezas, la seguridad de la tabla de valores establecidos, y, lejos de significar desvalor o destrucción, remite a una revaluación del individuo para reinventarlo otro, un algo distinto del ser humano demasiado humano. Es la posibilidad de que la humanidad comience una nueva historia, una nueva temporalidad, un nuevo estado de cosas, nuevas tablas de valores, no falsos, sino que muestren como falsos a lo que se tienen por verdaderos ya que implican un aprendizaje, un cambiar lo que se cree, o, más bien, cómo se cree
Hoy, cuando las categorías jurídicas ya no evidencian ningún atisbo de ética, cuando todos los días se inventa un derecho nuevo y se acaricia la impunidad en un mundo perplejo por la violencia oculta tras lo incomunicable - y la otra, la de los ataques que brutalmente se cobran víctimas inocentes – y lo inasimilable del discurso político (o de la política del discurso que abreva en la mentira mas desvergonzada - una total impostura) la vida se ha visto despojada de sus formas
Para el hombre ser, existir, quiere decir vivir. La vida, continúa Agamben, no es problema mío, es problema del pensamiento. La política tiene que ser un elemento que incluya la vida como el derecho y la soberanía, tienen que incluir al ser viviente
Deponer lo instituido sin instituir a la vez una nueva institución es una dinámica que remite a una especie de revolución permanente entendiéndola como una potencia que no se desarrolla nunca en acto, llegar a pensar de un modo otro, de una forma nueva la relación entre la potencia y el acto, lo posible y lo real, no como lo posible que exige ser realizado, sino como la realidad que exige volverse posible
Lo grave de la creciente conversión de la democracia parlamentaria en gubernamental y el aumento del decisionismo del poder ejecutivo, es que hay quienes aun no registran los cambios y hay quienes creen seguir viviendo en democracia, y esta circunstancia apaga los fuegos que ineludiblemente se necesitan para despertar de esta política eclipsada. Los ciudadanos confían cada vez menos en las urnas y crece la abstención. La gente se ha dado cuenta de que los gobiernos son legales, cumplen las leyes, pero no son legítimos
La mirada crítica debería recorrer escenarios inéditos. Pensar sería una meditación sobre este presente en el que el que se vive un caos impredecible. Un dialogar con la vida, no con la abstracción de la razón
setiembre 14 de 2023