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581 - Jean-Luc Nancy. Un Maestro que el mundo no debería olvidar
Un instante de mundo
El mundo se ha convertido en un síntoma que cava hondo en cada uno. Nos habita, nos invade, nos amalgama al tiempo que nos excluye, conspira con nuestra singularidad a través de sus mandatos, va por nuestro consenso inclaudicable, va por el alma
 
Una vez fue un mundo ordenado, una creación, hoy se ha quebrado en mil pedazos y se erige como un poder tentacular, una dictadura de sin-sentido como único sentido. No puede ya sostenerse frente a los victimizados, los explotados, los exiliados de las periferias, los abandonados a su suerte, un mundo donde los valores son intercambiables, en un flagrante estado de excepción que nos abate en la desesperanza y en el sin-sentido, pero a pesar de eso sentimos (tenemos ese sentido) que vivimos de estar expuestos a ese abandono del sentido
 
Lo que resiste a todo y acaso siempre lo hace, en toda época, no es un mediocre instinto de supervivencia, es ese sentido. No se trata solo de una crisis pasajera, ni solamente del fin de las ideologías sino de una derrota total del sentido, sentido de la historia, de la comunidad, de los pueblos o de las naciones, sentido de la existencia, sentido de cualquier trascendencia o de cualquier inmanencia posibles... Es en el lugar mismo de la formación, del nacimiento o de la donación de sentido que se abre un extraño agujero negro
 
El mundo ha devenido mundial, ya no hay afuera, vivimos la clausura de todo el sentido con que lo revestíamos porque ha desaparecido la referencia a esa entidad superior que hacía posible determinarlo, interpretaciones fugitivas de una auto trascendencia imaginaria. Fue el canto de cisne de una época que ha configurado tanto el mundo como el sentido y hoy tocó a su fin
 
Su ausencia es un desafío, la oportunidad de sabernos instalados en un mundo más allá de la espera y la súplica, en el pasmo de haber nacido en este aquí que da la espalda a la otrora incesante demanda de sentido que funcionaba principalmente a expensas de la libertad de la existencia
 
Hoy nos encontramos en una abertura esencial, la existencia, a un mundo más- allá que no está más en otra parte que aquí mismo y que nos afecta en de una manera absoluta. Lo que somos en tanto existentes es eso que compartimos que no es otra cosa que la finitud, somos una pluralidad de singularidades finitas, únicas y por lo tanto irreemplazables y por eso inconmensurables
 
No hay que escuchar otra cosa que la vida misma (…), mejor aún, no hay que escuchar otra cosa que la constitución formal a priori del vivir en su desnudez, ella hace del hombre ese extraño viviente que haga lo que haga –o deje de hacer lo que deje de hacer-, padezca o no, hable o calle, responde al mundo y responde del mundo
 
 
El proyecto del mundo es hoy la expansión indefinida de un dato finito, es decir,  un espaciamiento indefinido del espacio mismo
El mundo se separa de sí mismo: se desune de su propia unidad, de su centralidad, por lo tanto, también de su finalidad
 
Los grandes pensamientos del sentido siempre lo referenciaron como una realización última - una representación muy reducida de las posibilidades del pensamiento- a la que los seres humanos se adecuaron y conformaron encontrando de este modo las razones de la sin- razón pero algo murió en el corazón de los hombres cambiando el curso de la historia hacia un sentido eterno, ausente. No obstante el clímax religioso brotó siempre en un abandono, en un desapego del sentido respecto de sí mismo, en el acceso al sentido del más allá del sentido
 
Los seres humanos en el recogimiento de su vida íntima, silenciosa, en su estado menos consciente hallan ese nivel más secreto que no se deja reducir a la relación con lo absoluto sino que se percibe como lo absoluto mismo, absoluto espaciamiento, vacío de una apertura que no abre sobre nada, sino que se abre. Y este abrirse sería la única forma de auto-constitución posible –no fundarse ni engendrarse ni realizarse. Tal sería la espacialidad del sentido: se abre
 
El sentido, como el arte, comparten la irreferencialidad como destino, Julia Vincent blog, post 28 - 2016
 
Quien se compromete en una búsqueda o en una acción también se compromete a sí mismo, se expone a un valor absoluto hic et nunc, la dignidad. Es el valor que se basa en la misma fuerza de la evaluación que es la del propio sujeto en su proyecto. Los fines proyectados deben estar desligados del fin último y de sí mismos sin suscribirlos como  bienes apropiables. Si falta esa auto evaluación es como borrarse en vida. Su único valor debe ser el ser y el hacer un instante de presencia, de exposición al mundo: un instante de mundo, el mundo en un instante
 
Es la producción, la creación del hombre por el hombre mismo, re-crear el mundo en cada gesto, remitir a un goce del mundo en tanto tal y no a su apropiación, pasar de la necesidad a la libertad, al existir mismo, el único espacio de la libertad, el otro nombre de la existencia
 
Es un mundo, no un mundo-de-otra parte, sí es en-ninguna parte y en todas las partes del que todas las cosas de la tierra son sus signos
 
 
Es la singularidad de existir en la co -presencia, no solo la de los humanos sino la de todas las cosas. El sentido de la co- presencia está en ella misma, por eso cada presencia singular tiene tanto sentido como todas juntas
 
El otro no es solamente el otro del cara a cara, es también aquel del lado a lado, en el cual podemos ignorarnos
 
 
Este mundo será el predicado de quienes sean sus habitantes porque la creación de sentido del mundo - expresión tautológica ya que ambos,mundo y sentido, son lo mismo e intercambiables en este contexto - es una empresa humana, y un mundo no debe estar regido por valores sectarios sino por las evaluaciones de todos y cada uno
 
Ese mundo debe estar hecho del inmenso valor de cada uno, de nuestro” ser-en-común”, de la consistencia del “en” o del “entre” que nos reparte y nos espacia, que nos expone a la alteridad con vistas a una política que no sea un programa pautado puesto en obra, que no sea la realización de una significación dada con antelación y por tanto clausurada desde el vamos, sino más bien que tenga en cuenta la realización de la significación abierta del “con” y garantice la existencia de lo que hay de más común entre nosotros y que tiene un valor incalculable, literalmente, del orden del valor sin medida de las actas del régimen al cual a nuestro pesar, pertenecemos
 
La política debe comprenderse en una distinción –y una relación- con lo que no puede ni debe ser asumido por ella, no ciertamente porque esto debería ser asumido por otra instancia (arte, religión, amor, subjetividad, pensamiento) sino porque esto debe ser tomado a cargo por todos y cada uno según unas modalidades que resulta esencial que sigan siendo diversas, incluso divergentes, múltiples, incluso heterogéneas
 
 
Hoy el mundo es siempre la perspectiva (no el punto de vista subjetivo), la afirmación de cada uno cada vez incalculable, el lugar donde uno se encuentra y que no se puede aprehender sino desde su mismo interior
  
Se está en un mundo, no delante de él, por eso nunca se ve. Se lo habita, se lo explora, uno se encuentra o se pierde
 
 
La verdad, es el mundo: no es la verdad del mundo sino el mundo mismo, en cuanto él es la totalidad del sentido en acto evitando la apropiación. No hay adecuación del mundo a un concepto, a una Idea, a un Fin o Principio. Hay por el contrario una inadecuación fundamental del mundo que abre el juego de la verdad
Lo verdadero es lo inadecuado por excelencia, la imposibilidad de la adecuación del sentido y al sentido 
 
La verdad es el mundo –lo real mismo en su totalidad- en tanto esencialmente inadecuado con respecto a toda adecuación
 
Es esta verdad la que queda por pensar, la de un mundo global abierto sobre lo inadecuado, sustraído a la dominación de un principio o de un fin
 
El mundo del sentido acaba hoy en lo in -mundo y en el no-sentido. Está cargado de extravío, de sufrimiento y de revuelta. Todos los “mensajes” están agotados desde allí de donde parecen provenir. Es entonces que surge más imperativa que nunca la exigencia de sentido, que no es otra cosa que la existencia en tanto que ella no tiene sentido
Y esta exigencia por sí sola ya es el sentido, con toda su fuerza de insurrección
 
 
 
La vida es leve como un soplo. Es movimiento, libertad, puntual y continuo asomo en lo desconocido,  hinchamiento de las raíces y nacimiento del vacío. Es allí donde el aire se abre aire y la tierra a la tierra, el paso que adelanta
 
Febrero 9 de 2024 Febrero 9 de 2024
(re-post Octubre 2018)