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585 - Democracia en fuga
Una política democrática abriría un espacio donde puede acontecer el destino del ser humano como una diferencia en el mundo, pero sin asumirlo como suyo

La democracia más que una forma es un espíritu dice Jean-Luc Nancy. Es espíritu antes de ser forma, institución, régimen político y social, espíritu que dinamiza y promueve la exigencia de una realización finita de lo infinito

Esto representa una tensión inalcanzable que provoca una demanda continua, la de un deseo de democracia y a la vez una permanente falta de sí misma, de falta de democracia en las políticas, incluso en las que fueron democráticas, porque lo que distingue a la democracia es esa separación que ella ejerce sobre sí misma para dejar hacer: su retracción, su rehuso. La democracia nunca es suficiente. No descansa. Siempre persevera

Es una especie de incógnita porque no designa un orden sino más bien un estilo institucionalizado, el modo de ser “carne” que Merleau -Ponty definía como un equilibrio inestable un enigma, el de estar atrapado en una dinámica constante de auto-institución, algo que adjudicaba a la falta de una referencia trascendental compartida, provocada a su vez por la disociación que produjo la modernidad entre lo teológico y lo político

Para Lefort esta característica viene a ser una mutación simbólica

Así, la democracia moderna debería su nacimiento al desplazamiento de lo religioso del dominio de lo simbólico al dominio de lo imaginario. En esa mutación - desde lo teológico político hacia lo democrático político - la religión pasaría a ser una ideología que ya no gobernaría más nuestro acceso al mundo

 

De ahí que lo político deviene lo simbólico como tal, el espacio en que la sociedad se representa a sí misma como un sentido auto-instituido. Por lo tanto, la democracia sería el único sistema que representa el poder, de tal forma que devela la existencia de un lugar vacío que mantiene distancia entre lo simbólico y lo real , ya que en la democracia de puro cuño nadie encarnaría el poder y nadie sería su dueño, por eso requiere de un hecho periódico y repetido, la alternativa de poder y el voto, con los que las sociedades democráticas celebrarían la auto-institución de los valores, lo que actuaría como una cuasi representación de sí mismas

Cada vez que votamos nos enfrentamos al lugar vacío del poder, a su enigma, pero si llegara a resolverse de una vez y para siempre, la democracia se destruiría, desaparecería, ya que la esencia de la democracia siempre tendrá la figura inesencial, la no-esencia misma de un fantasma según Derrida

 

El drama de la política no nace de una lucha entre valores contrapuestos sino en el combate por el sentido divergente de unos valores que todos comparten. Por tanto hay en el carácter inevitablemente tensionado del vínculo entre el poder, la política y lo social un obstáculo insalvable

La acción política es impura en sí misma porque es acción de uno sobre otro y porque es acción entre varios. Gobernar es prevenir y la política no puede justificarse sobre lo imprevisto pero lo imprevisible existe y debe traducir los valores en el orden de los hechos, por lo tanto hay en ella un desacople originario que la define

 

Lo político es la institución de lo social, su permanente labor de puesta en escena, interpretación y configuración de sí misma ante sí misma como una entidad auto - instituida

El campo político es el campo fenomenológico por excelencia en cuanto espacio incierto , variante móvil, siempre insatisfactorio, lejos de todo ese orden rígido, de todos esos parámetros que hoy se encuentran cuestionados en la experiencia política, social y cultural. Así, nuestro mundo devino por entero fenomenológico, no solo en teoría. La razón es tan contingente como el propio mundo, de tal modo que la palabra “contingente” es la que mejor capta nuestro ser en el mundo y nuestro quehacer en él. Es la que mejor expresa el rasgo fundamental de la vida política como el lugar de la coexistencia ínterhumana. Nada hay escrito ni predeterminado ahí

 

No creo que hoy se pueda construir una sociedad a fuerza de imperativos. Toda política seria se recuesta sobre un análisis de la situación local y mundial. Es la que produce lo que el tiempo requiere

El tiempo que vivimos es es el del presente, el tiempo que tenemos y somos. Es en la exuberancia del presente donde se juega esencialmente nuestra existencia, nuestra acción y nuestra libertad y donde debe posicionarse una política seria que quiera comprender antes que mandar e imponer

 

La comunidad es un rizoma, una pluralidad en movimiento, una potencia que conecta aleatoriamente consigo misma y que está abierta a la contingencia del devenir nunca acabado ni unívoco

Antes que luchar por la soberbia del poder, del poder - poder, la prepotencia, el interés propio, los privilegios, las vanidades, la política siempre es el nombre del espacio de la coexistencia, el ser de lo humano, el lugar de la lucha por la existencia, el combate por desarrollarse en tanto seres vivos, en tanto ser en el mundo, ser con los otros y para nosotros

 

Una de los principales protagonistas de esta trama es el discurso de autoridad que llega a convertir todas las palabras enunciadas en ideología. Un discurso sin el afuera de rigor de una verdadera democracia donde el gobierno no debería confundirse con el Estado y erosionar así sus fronteras

Al perderse en los discursos de pretendidas verdades y estrategias de salvación se destruye lo salvaje de la letra, la impronta de una rebelión, y al hacerlo, nos enfrentamos al peligro que implica entrar en un discurso, en un lenguaje cuya estructura responde a la base fundacional de un sistema de dominio y, por ende, de apropiación

 

Sería preciso liberar y desterritorializar el pensamiento, rescatarlo de los discursos legitimados, cuestionando el mismo principio de legitimación, y al desobedecer desde el núcleo mismo de la vida

se filtraría una parte de transgresión pura, una anarquía ontológica, la verdadera potencia del espíritu con el que nacimos

 

Una parte de la sociedad vive el mundo inadvertidamente en su espacio de confort y por ende pasa a ser una parte constitutiva de una especie de feliz costumbrismo urbano, una identidad sin relieve, solo un gesto vacío que sirve de soporte a una sociedad

formateada y/o replegada sobre sí. Es la máxima fuerza de clausura del sistema

 

Es difícil lograr la caída de un sistema ya que una vez que se obtiene la victoria se puede seguir sosteniendo el mismo con un nuevo rostro

La verdadera revolución existe en los revolucionarios, en el espacio de la desposesión, en el espacio del ser y no del tener, en el ser de la acción

 

 

Las insoslayables líneas de J-L Nancy

 

Mundo privado de ritmo, que se privó del ritmo, que se vedó la posibilidad de ver sus días y sus noches responder al régimen de una naturaleza o una historia

Mundo desigual hasta hacer que el sueño mismo quede devastado por la desigualdad

Durmientes abrumados siempre en alerta precipitados por un embrutecimiento de breves horas

Durmientes menos dormidos que fulminados vencidos a la noche como lo están durante el día expulsados de sus lechos tempranos

Noches atravesadas por relámpagos de fuego de locura de hambre

¿Cómo dormir en un mundo hipnotizado por la visión de su propia falta de visión del mundo así como por la inanidad de todas las visiones que se han disuelto y que además prometían despertares

mañanas triunfales sucesoras de grandes anocheceres en cuyo incendio la noche habría que quedar descalificada para siempre

 

Febrero 21 de 2024