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601 - Agitaciones de superficie
Cuando la mirada se desplaza se abren brechas en la supuesta homogeneidad de lo mismo y se crean zonas inéditas de la lectura del mundo

 Hoy la subjetividad está encerrada en el claustro de su propio destino epocal. Es una subjetividad que vive en un tiempo abstracto, sojuzgado por la trama del determinismo material, social, político, etc, por la sucesión de necesidades imperiosas que le sustraen el presente vivo y lo constriñen a un ahora puntual sin perspectiva de un horizonte abierto a un otro tiempo por-venir

Pero hay otro presente que no pasa, una memoria del espíritu, es la memoria de lo que somos y que jamás hemos dejado de ser, aún sin saberlo, un resto, una reserva. Algo, una inquietud desde lo profundo que hace estallar toda la vida apelmazada del escenario rutinario de la cotidianidad hasta que por fin se libera y se expresa, una emoción que se revela inseparable de nuestra libertad, inseparable del movimiento que está en el fondo de las cosas, y que el espíritu capta: el espíritu mismo de las cosas y los seres con lo que vibramos en profundidad: es emoción, emoción frente al pasaje mismo del tiempo, y es justamente lo que nos libera de lo que nos ata a los seres y no al movimiento de los seres: el puro devenir

En la vertiginosa edad del tiempo real, de la uniformidad de la falta de tiempo y del arquetipo del presente eterno que hoy nos toca transitar se ha dejado atrás la concepción de un tiempo lineal que arrancaba desde un pasado hacia un futuro cada vez mejor y más abierto y con un mañana esperanzado en el que se esperaban llevar a cabo los proyectos más deseados Ahora el porvenir se destemporalizó sufriendo un quiebre en su apertura hacia el futuro con el que se mantiene atado al tiempo omnipresente de la eterna permanencia. Todo sucede como si se viviera en el afuera del tiempo que pasa esperando el gran acontecimiento que les dé sentido, y al darse cuenta de su existencia ya es demasiado tarde

Este tiempo paralizado remite a una especie de escenario predeterminado donde se asiste a la representación de la sociedad como espectáculo donde el yo autoconstruido se alimenta de imágenes preexistentes que modulan sus propias narrativas. Un yo relatado sin experiencia, sin novedad

Se anticipan futuros en los bordes del ahora sin vivir la experiencia de entrar en ese tiempo para transcurrir con él en vez de mirarlo pasar atados a eternidades efímeras

Un pasar al adentro del tiempo en vez de pensarlo desde afuera mientras fuga

Hay una otra peculiar manera de vivenciar la propia inscripción en el tiempo que parece haberse desorientado, pero todo lo que es, es en el tiempo y la libertad es justamente lo que permite descender en el tiempo y reencontrar allí la corriente subterránea de la que estamos hechos, las emociones, los afectos que vienen de afuera, inesperados, imprevistos, como un verdadero cataclismo pues el tiempo ya no pasa en el exterior, nos atraviesa dejándonos indefensos

La materia y la vida que llenan el mundo están también en nosotros, las fuerzas que obran en todas las cosas las sentimos en nosotros, cualquiera sea la esencia íntima de lo que es y de lo que se hace, nosotros estamos allí

Así el ser humano podría percibir la eterna duración como lo grita la realidad en lugar de un presente instantáneo. Todo el ser es durar, vibrar, resonar.

No somos nada más profundo que las resonancias, las vibraciones, ritmos, nada más que ritmos

La sociedad nos impone sus innumerables exigencias a través de normas preestablecidas, un mapa de rutas cotidianas automatizadas que no queda más que seguir y repetir conforme a las expectativas del orden político, social, profesional. No se espera de nosotros más que acciones que se inserten en las tramas preestablecidas

Nuestra libertad, arrinconada, reside en esos miles y miles de sentimientos, pensamientos, percepciones, cuya síntesis somos

El acto libre adquiere densidad por todo un pasado que representa el alma entera, de allí emana la decisión libre. Es la totalidad íntegra de la historia de la persona, de sus sentimientos, de sus pensamientos, de sus aspiraciones

En cada sustancia hay huellas de todo lo que le ha sucedido

El impulso vital -élan vital- Bergson dixit - tiene dos direcciones. Si asciende va creando y purificando la materia hasta la liberación completa del espíritu humano. Si, en cambio desciende, se va reduciendo, encogiendo, para repetir siempre lo mismo hasta llegar a la materia inerte y carente de interioridad, sin conciencia y sin creación

El acto libre al estar así conformado, cargado de todas las emociones reprimidas posee una dimensión política propia esencial más decisiva que toda “política”. Las emociones de las que está preñado nos hacen nacer a la política verdadera, permanecer en la lucha contra las maneras de habitar, ver, hablar y actuar, única condición que nos posibilita volver a un mundo que seanuestro”

La libertad es inseparable de la afirmación de uno mismo, de un yo profundo que se configura con las emociones más intensas que hemos experimentado en nuestra vida. Solo empezamos a pertenecer al tiempo a través de la emoción que parece no responder a las preguntas que el mundo nos formula – sí permanecer al lado de ellas -, es una respuesta que no está precedida por ninguna pregunta previa, no está determinada

Nos convertimos en autómatas conscientes debido a que así obtenemos pertenencia, seguridad y beneficios adicionales, sometido el cuerpo a la homogeneidad de los hábitos, sometido el pensamiento a un ritual de asociación

El yo de las profundidades es la síntesis de todas las emociones que lo componen, la memoria de todos los pliegues secretos de su personalidad. La emoción es la síntesis de los movimientos con los que vibra interiormente, un movimiento virtual que duplica el movimiento real del mundo, un movimiento virtual que es exigencia de expresión exigencias mínimas, insignificantes tomadas en sí mismas, que son las que van a constituir la energía espiritual cuya expresión es el acto libre

Emoción única, conmoción o impulso recibido desde el fondo mismo de las cosas. La exigencia de creación

No se puede enfrentar la libertad sin tener en cuenta hasta dónde el sistema de la vida social se opone en nosotros a toda forma de expresión, innumerables coerciones, represiones, repudios de la sensibilidad, desgaste de su potencia

Todo pasa como si el mundo no nos dejara ocupar ninguna posición ni ningún ritmo de duración distinto a aquellos que nos impone su presente, pero también colaboramos contra nosotros mismos, con nuestra propia inercia, con esa repugnancia a querer que nos hace abdicar de nuestra libertad. Somos libres cuando nuestros actos emanan de nuestra personalidad entera, cuando la expresan

Una cosa es una agitación de superficie, otra, una emoción, un estremecimiento del alma

 

¿No estamos saturados de las agitaciones de superficie, de toda esa elocuencia instantaneísta que esgrime un brillo retórico y vacío?

Nos la recuerdan diariamente los medios de comunicación, y habitan la pirámide social y alrededores. Mientras, en la base, el alma vive arrinconada y realmente estremecida, cargada de todas las emociones reprimidas que la sociedad le impide expresar, vacilando entre la necesidad y el no poder ser lo que son, un abandono que reduce a lo amorfo, una violencia “refinada” que no abre hacia el porvenir, que no da cabida al otro, y, sobre todo, que impide dialogar con la vida

 

 

Marzo 29 de 2024