a veces una esperanza vacila enroscada en una vibración del tiempo
ingrávida
como pausada en el aire
mientras la vida sigue errando distraída de sí
en el tránsito de su propia obsecuencia
gravitando visceralmente en cada uno
desgarrando quizá el espesor de una plegaria
en el escándalo de un sentido que se cae y permanece siempre inabordable
sin importarle la furia del viento los gestos airados los abrazos el ruego de los hombres la angustia los odios los amores los momentos perdidos
y son los sueños los que respiran la profundidad del mundo
su extrañeza
una brecha por la que escapamos
adonde habitan los cronopios que ven las cosas como quien es visto por ellas
una Tierra fulgurante que se levanta como un salvoconducto de matices olvidados
pero no hay sueño que al despertar no se abra como una herida
que vuelva inconsistente el irreparable peso de lo real
la abstrusa ambigüedad de lo simple
y que hasta nos haga recelar de nuestra misma condición humana
una especie de clamor que interroga esta contingencia
una rebeldía infinita
un sufrimiento frío que arde y que traemos desde donde venimos
de nuestra ausencia
mayo 7 de 2024