Es solo a través de ella que somos seres que duran, que hasta dejamos de considerarnos seres para devenir duraciones
La duración no está nunca en la piedra imperecedera
de tiempos remotos
sino en el tiempo
en lo maleable
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sacudida temporal de la duración, tú me envuelves
con un espacio que yo vuelvo a describir
y la descripción de este espacio crea el espacio siguiente
En lo profundo, ya no somos “seres” sino vibraciones, resonancia, tonalidades, y el universo mismo llega a desmaterializarse para devenir duración, una pluralidad de ritmos que se van escalonando según esa misma profundidad
El pensamiento jamás ha logrado captar el fluir del tiempo, la duración misma, sino desnaturalizándolo, fragmentándolo, dividiéndolo, midiéndolo, reconstruyéndolo, pero, en cada vez dejando escapar aquello que constituye su propia esencia, mientras que la intuición o la emoción profunda, ese mundo vertical donde todo se organiza en profundidad, opera según un tiempo y una lógica de otra naturaleza, sin atenerse a las emociones que produce en nosotros el pasaje del tiempo
al posarse sobre mi mano la duración
se cierra la herida
de la que por primera vez soy consciente
al cerrarse
el empujón de la duración es lo que
me ha faltado
quien no ha sabido nunca lo que es la duración
no ha vivido
La esperanza, la añoranza, el duelo, la melancolía, nos dan acceso al tiempo, pero jamás ha sido descripto a partir de las emociones que engendra, en sus aspectos más reparadores o destructores
Tratamos con una duración donde no se sufre de ninguna pérdida, donde no se conoce ningún duelo, donde sin cesar se va hacia adelante, según el ritmo de la imprevisible novedad propia del impulso vital, y aquí navegamos aguas bergsonianas, donde la duración no hace desaparecer nada, al revés del tiempo proustiano que hunde los rostros y debilita los espíritus, que hace morir los seres y los yoes que los han amado
Pareciera, como dijo Heidegger que Bergson hubiera ignorado el carácter irrevocable del pasado. Se trataría de afectos que se producen en el tiempo, y que, en ese sentido lo suponen, y que solo se puede acceder a la duración”completamente pura” por un esfuerzo independiente de cualquier emoción definida
No hay duda de que el tiempo no se confunde para nosotros con la continuidad de nuestra vida interior, como la del fluir de un pasaje, no implicando el fluir una cosa que fluye y no presuponiendo el pasaje estados por los cuales se pasa
Al escuchar una melodía, habría que cerrar los ojos, no pensar más que en ella, pero a condición de borrar la diferencia entre los sonidos y abolir los caracteres distintivos del sonido mismo para no retener más que la continuación de lo que precede en lo que sigue y la transición ininterrumpida, multiplicidad sin divisibilidad y sucesión sin separación, para reencontrar al fin el tiempo fundamental
Pensar el fluir independientemente de las cosas que fluyen, así se libera el elemento espiritual del tiempo, su propia sustancia, la duración
Se trata de una reducción propiamente bergsoniana captar la duración y el cambio en sí mismo, independientemente de todo lo que dura y de todo lo que cambia. Así, los afectos temporales constituyen más bien los elementos impuros que vienen a alterar la percepción de la pura duración como lo hacen a su manera las emociones que sugiere una melodía
la duración no desplaza
me coloca donde debo estar
saliendo de la luz de foco del diario acontecer
huyo decidido al incierto campo de la duración
El melancólico es quien puede percibir el carácter irrevocable del pasaje del tiempo en nosotros
y como dice Kierkegaard,
Aferrarse al final en lugar de estar en el comienzo. Ese error es la causa de la desdicha del hombre
La espera, al ser un afecto que se produce en el tiempo, cesa de estar en el tiempo para convertirse en una disposición respecto del tiempo por entero, y la vida se transforma en una vida de espera. Vivir entonces ¿es esperar que el tiempo pase indefinidamente o que la vida comience?
Se espera siempre como se añora en vano. La espera no es otra cosa que una melancolía invertida, otra figura del infortunio de los hombres
Sea por un afecto o por un complejo de afectos, nada impide que se constituya un nuevo orden del tiempo
Bergson establece una relación indisoluble entre duración y libertad. Ella es la que nos vuelve efectivamente libres
Es por la inserción en la duración que nos reconciliamos con el yo de las profundidades, con el que se emociona, que vibra interiormente, como si solo la duración pudiera devolvernos una vida rica
Eses acontecimiento a través del cual la duración, la vida, la libertad, son restituidos
en este momento … hay una brizna de hierba, seca desde hace
mucho tiempo
crepita en mis manos
y vuelvo a oír las primeras gotas de lluvia de entonces
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y pude explicar con palabras el sentimiento de la duración
como un acontecimiento que consiste en estar atento,
un acontecimiento que consiste en percatarse,
un acontecimiento que consiste en ser abrazado,
un acontecimiento que consiste en ser atrapado
por un sol suplementario,
por un viento refrescante,
por un acorde silencioso, dulce,
que afina y pone de acuerdo todas las disonancias
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no es a quien está en casa
sino a quien va de camino a casa
a quien le llega la duración
pero también en casa me viene a ver una y otra vez
cuando paseo de un lado a otro del jardín
bajo la nieve, bajo la lluvia, al sol, cuando hay tormenta
Si el porvenir se abre nuevamente es a partir del pasado más profundo, del pasado por entero, a la manera de un tiempo recobrado proustiano. Es el pasado por entero recobrado el que se libera en la obra por hacer, por eso Deleuze al leer a Bergson cuando habla de los presentes que se suceden y expresan un destino, dirá que interpretan siempre lo mismo, la misma historia con diferencia de niveles. Por eso el destino se lleva tan mal con el determinismo pero tan bien con la libertad: la libertad es elegir el nivel
me he educado a mí mismo
para la espera de la duración
sin necesitar del lujo de peregrinar otros lugares
La sucesión de los presentes actuales es solo la manifestación de algo más profundo, la manera en que cada uno retoma toda su vida pero a un nivel diferente del precedente, coexistiendo todos los niveles y ofreciéndose a nuestra elección, desde el fondo de un pasado que jamás fue presente
Cada uno elige su tono, quizá sus palabras, pero la melodía es la misma, y bajo todas las palabras, un mismo tra-la-lá, en todos los tonos posibles y en todas las alturas
En la calma que hay junto a estos lagos
sé lo que hago
sé por primera vez quién soy
estoy en sus orillas
con los ojos y los oídos abiertos
y dejo que llegue el atardecer
muchos tipos de ruido de aves acuáticas
dan espacio al silencio
aprendo de él
La libertad consiste entonces en actualizar las virtualidades contenidas en un élan vital concebido como memoria, pero en Bergson hay dos concepciones de lo virtual. Una define el pasado en tanto jamás ha sido presente o actual. Es siempre ya el antiguo presente que ha sido, la imagen en el pasado del presente que pasa. El pasado es un mundo paralelo al del presente, no está detrás nuestro sino al lado nuestro. El pasado no tiene que devenir pasado, lo es de una vez. Bordea nuestra vida presente y se forma al mismo tiempo que ella, no justo después de que el presente ha dejado de ser, sino al mismo tiempo que él como una imagen en un espejo
Para Bergson el recuerdo del presente es inútil ya que disponemos del original, para qué podría servir?. Es una memoria pasiva, inactiva, que recoge automáticamente los recuerdos al desplegarse. Esos recuerdos solo se vuelven útiles para otro presente y es entonces el pasado el que ilumina el presente dándole un sentido
seguir siendo amigo de tí mismo a lo largo de los años
es algo que también puede darte la duración
poder mirarme de un modo amable a los ojos
es a veces una absolución
extraño también el sentimiento de duración
a la vista de algunas pequeñas cosas
cuanto más insignificantes más conmovedoras
el más sensible de los ruidos
con solo que estés haciendo lo que debes hacer
suena como la más hermosa de las músicas
Hay otra definición que caracteriza a lo virtual como reserva o potencia, potencialidades indeterminadas sordamente activas, actuantes como tendencias implicadas unas en otras. La memoria es una energía espiritual, no una reserva de sentido. Lo virtual testimonia otra forma de memoria de una manera activa, informada por la vida
Qué hace que un individuo extraiga su potencia para romper la trama del determinismo (material, social) al cual está sujeto, cómo extrae su energía espiritual para explotar en un acto libre? ¿de la energía espiritual de la memoria?
Pero hace falta introducir otra clase de memoria – ni del presente ni del pasado- sino de una memoria del porvenir, para el porvenir
Hay en las profundidades otro presente que no pasa y que acumula energía sin cesar - el espiritual -, una memoria del espíritu: es la memoria de lo que somos y jamás hemos dejado de ser. Es ella la que figura el tiempo, la que abre o cierra el porvenir. Su presencia se explica porque hay algo en el pasado, y por tanto en el presente, algo que no fue vivido. Se trata de algo que no ha sido actuado, algo en reserva
Hace falta volcarse del lado de la vida hacia aquello que hace de nosotros vivientes o que nos hace sentir como tales
nada especial, nada insólito, nada sobrenatural,
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la comparto con millones de seres humanos
con el vecino al igual que
con los habitantes de los confines del mundo;
allí donde, por medio de esta cosa común,
surge el centro mismo del mundo
que hay aquí, a mi lado
Algo asciende desde las profundidades y llega a reventar la superficie del yo superficial, toda la duración de una vida comprimida en los marcos de una vida ordinaria finalmente se libera y se expresa a través de una serie de actos libres
Entonces, sería la emoción la que constituye la energía espiritual de una memoria-espíritu, puramente intensiva, irreductible a la memoria-recuerdo y a sus virtualidades
Si hay un sentido del porvenir y si puede ser engendrado es a partir de la emoción
y solo de la emoción
Es la emoción como el movimiento a través del cual el espíritu capta el movimiento de las cosas, de los seres y el suyo propio, el espíritu mismo de las cosas con las que vibramos interiormente, en profundidades
Por tanto, la emoción es el movimiento virtual -pero real- de los movimientos actuales que se levan a cabo en el mundo. Es aquello de lo que el yo no deja de llenarse y cuya expresión son los actos libres
Emocionarse es la pura duración, adoptar el devenir que es la vida de las cosas. Nosotros participamos en el movimiento de lo que se hace en la medida en que nos emocionamos, pero la emoción no es un afecto que reacciona ante la presencia o la ausencia de algo (afectos temporales), es un afecto que se emociona del pasaje del tiempo en lugar de emocionarse de los seres como tales Es emoción del pasaje mismo del tiempo, y pensar ese pasaje, simpatizar con ese pasaje, es justamente liberarse de lo que es, de lo que nos ata a los seres
La duración se confunde con el puro devenir
La emoción de la duración es un afecto que ya no es atadura, es una nueva concepción de la libertad. Es una ascesis, casi una lección moral
ocurre la duración
cuando en el niño
que ya no es ningún niño
- tal vez un anciano -,
reencuentro los ojos de un niño
es a veces una absolución
poder pensar en el niño
que fui
significa ya volverlo a encontrar
practicar la benevolencia con mis defectos
(no con mis abusos);
apaciguarme cuando se me ha hecho una injusticia,
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la duración tiene que ver con los años
con los decenios, con el tiempo de nuestra vida
la duración, es el sentimiento de la vida
Peter Handke/Poema de la duración -fragmentos -
28 de Julio de 2024