Quignard, enorme pensador, sublime poeta, el gran arquéologo de la aventura humana, esa aventura en que puede transformarse la existencia desde la pregunta por el origen de cada vida – cómo fue o pudo haber sido - y que se conjuga en los dos más grandes y profundos misterios que nos encarnaron, los de la vida y la escritura
Estas líneas quieren ser una errancia a través de su escritura, como hacer marcas en una corriente que tiene la memoria de falsa continuidad, al margen de los dictados del tiempo, y un atrevimiento al reconfigurar el espacio de sus letras. Algo como escribir en los margenes de un libro, o subrayar, o comentar
el libro se abre
leer vuelve a abrir el pasaje hacia la vida
el pasaje por donde pasa la vida
la súbita luz que despierta con el nacimiento
leer descubre la naturaleza
explora
hace surgir la experiencia en la palidez del aire
como si naciéramos
La literatura es la verdadera vida que cuenta y reúne la vida dislocado, bloqueada, desordenada, violada, gimiente. La escena donde toda escena tiene su origen en lo invisible sin lenguaje es una actualidad incesantemente activa
Al leer se abandona inmediatamente el mundo desde el mismo momento en que el libro es abierto, y el sentido que encontramos en él o que esperamos obtener de él apasiona esa búsqueda perpetua que es el alma
En ese diálogo de todos con todos hay una brecha, una válvula, un hueco, una fisura, que recuerda a la fossa misma donde el nacimiento interpela los rostros. La muerte también crea un agujero imaginario, un intervalo
La página vacía donde escribimos - ese extraño país blanco - es, en sí misma, heredera de esa brecha
se cierra la boca
se escribe
se está solo
se es uno mismo
se respira
Un buen libro, por su entonación, su ritmo, es música: cuando se lee, se escucha
Lo que es oído no conoce párpados ni tabique ni tapicerías ni murallas. Imposible de limitar, nadie puede protegerse de ello. No hay punto de vista sonoro. El ojo, la mirada, es posible sustraerla, pero los oídos son agujeros siempre abiertos donde toda cadena de significantes tiene distintas voces lo que hace una equivalencia entre la voz y la enunciación
Hay una forma de música casi nueva, tan escaso se ha hecho el silencio, , leyendo, se accede a un repliegue de lo sonoro en nosotros mismos que es una bendición
El libro que uno busca escribir es el que no dejaría nada, es el libro que recogería todo aquello que ha caído
De noche el callejón negro
Es nada más que traer el “érase una vez” del origen, la puerta única: nuestro cuerpo está solo entreabriéndola
Cada uno entra solo por la puerta donde otro desapareció
Se lee solo, de soledad en soledad, como un otro que no está ahí, que no responde, y sin embargo responde
Como una caja de Pandora, la lectura encierra todas las promesas faustas y nefandas que constituyen el nudo mismo de la existencia. Hay algo tenso, tortuoso, y paradójico relacionado con la palabra. Es como estar condenados al lenguaje y este uso artificial y artificioso de las lenguas constituye el pecado original y los lectores se someten a esta cacería de lo inmediato - un ritual nada inocente - de una forma involuntaria
Nuestro acceso a lo real absoluto nos está vedado porque lo real no es más que la secuela de la lengua
Leer expone a ser desestabilizado. Hay peligro - yo adoro ese peligro - uno no sabe adónde va
Al fondo de cada uno, el núcleo del sueño indomesticable, incomunicable, alérgico en su secreto
Lo que hay en el fondo de nuestro pensamiento no es la verdad sino el sueño, la posibilidad de soñar lo que nos falta
Los sueños en la noche se instalan en los intersticios, en los quicios, en las zonas marginales de la conciencia donde puede vivir la transgresión
soledad infranqueable
tanta negrura
Huir de las miradas
Terminar nuestros días bajo la mirada de nadie. Morir como los gatos en un ángulo invisible que consiguen en el lugar donde mueren
Cuando escribo me siento como un ciervo que se aleja y busca la paz del bosque
Escribir es siempre un callar terrible. Todas las palabras tienen su vacío pero tienen su secreto que las letras revelan
La literatura ama una voz que ya no suena en el espacio sino que suena en el fondo del alma, una voz que sube de lo invisible, más allá de toda música, los labios vueltos mudos aman ese canto que no se oye
Solamente para los no lectores las letras no parecen que sean la vida viviente
viva vita
vida sin muerte
vera vita viva
verdadera vida totalmente viva
Los volcanes pueden empujar y perforar el mar. En ese momento el mundo está explotando, la Tierra hierve. Hay que mantenerse siempre en contacto con ese empuje que nos precede, que es el propio Big Bang que se persigue a sí mismo con ese sol que quema y esa lava que sube.
Es mantenerse en lo actual, pero en el estado más arcaico de lo actual. No hay que cortar ese vínculo
Los verdaderos libros mantienen la memoria o el amor por la lengua que reparte y descuartiza el mundo en todo tipo de órdenes y categorías. Por eso, la lengua renueva biológicamente la devastación de toda infancia
La lengua es un código que incrimina y recrimina
El lenguaje no es un instrumento de felicidad, tampoco una creación individual o singular
Una frase leída puede ser una semilla que brota
amo los libros
amo su mundo
amo estar en la nube
que forma cada uno de ellos
que se eleva
que se estira
Amo los libros en donde quienes los escriben nunca emergen de su lectura
Amo proseguir su lectura. Siento excitación al recobrar su paso leve y su volumen dentro de mi pluma
Me gusta envejecer en su silencio
en la larga frase que pasa ante los ojos
Es un canto solitario que solo escucha el que lee. La ausencia de su exterior, la ausencia total de escándalo, de queja, de abucheos, el alejamiento máximo de la vocalización y de la multitud de los humanos que los libros permiten, vuelve a traer una música muy profunda que comenzó antes de que el mundo apareciera
Una vida dedicada a la lectura trae consecuencias temibles: exilios, silencios, retiros, dimisiones, divorcios, suicidios. Aislamientos sin cesar renovados. No solamente los días, sino todas las noches, todos los sueños, incluso la sexualidad, su muerte incluso, están implicados
La identidad de quien penetra en los libros es transformada para siempre
La contienda siempre es cruel entre las palabras y los cuerpos, la lucha territorial que se establece y en donde se juega algo crucial, al menos para Occidente, el reino del sentido, la tierra prometida a los seres de la lengua: el gozo noético, un reino frágil de papel incapaz de ahogar eso que respira como un animal escondido bajo la piel pulposa de la palabra
La experiencia de la palabra que se sabe y de la que se está privado es una experiencia en donde arremete el olvido de la humanidad que hay en nosotros en donde el carácter fortuito de nuestro pensamiento, la naturaleza frágil de quienes somos, la endeblez involuntaria de nuestra memoria y su enjundia lingüística se tocan con el dedo. Allí nuestros límites y nuestra muerte se confunden por primera vez. Es el desamparo ante lo que es adquirido
Trata de encontrar el momento primero en que la lengua adquiere un sentido preciso en cada caso, que se esfuerza en encontrar todos esos instantes donde el movimiento mismo de la denominación es vencido o forzado por un sin sentido o una fuerza o una pulsión animal o salvaje que en el fondo lo sostiene y a la que malamente la maquinaria lingüística trata siempre de sofocar
Siempre hay una duda, una sospecha sobre el lenguaje. Conservamos siempre ese mundo antiguo que no hablaba y en el cual lo sensorial o el sentido del mundo era intenso. Antes del logos hay una vida intensa que se reencuentra en los sueños
El cielo, el río, el océano, los astros y la Tierra son de una belleza majestuosa y no hablan. Las cuatro estaciones y su cortejo de plantas de luz de nieve de bestias y vestimentas. Se suceden y no hablan
Los hombres discuten entre ellos, se dirigen a los dioses y dan opiniones porque temen la belleza atroz
Para desacondicionarnos de la lengua existe esa cosa maravillosa que son los libros, o sea, la lengua puesta en silencio
Buscar escapar de la cárcel predatoria del sentido, acceder a un gozo puro que no sea noético, que invada u ocupe el cuerpo en su plenitud como lo hace la oscuridad o el deseo sexual
Sagrada vesanía la de la lectura que en un mundo sagrado parece nueva y profana y en un mundo profano, sagrada. Terreno de nadie al que nos conduce esa inconsciencia temporal en que ella misma nos sume
Lo más extraño y fascinante de la palabra escrita es justamente esta dimensión de presencia que subyuga, que es la que la dota de su carácter sagrado
La inminencia de una revelación que nunca se produce, al buscar escapar de esa cárcel predatoria del sentido para acceder a un gozo puro provoca esa sensación donde se mezcla el fastidio y hasta la el resentimiento con el desamparo, el del amante absoluto que se entrega a un dios desconocido y ausente y
hacer callar a quien escucha, fascinar, poner de rodillas, alimentar la esperanza de que quien lo lea toque con el dedo la belleza o la solidez de la enunciación
La literatura tendría una función abstrayente o distrayente. Al suspender lo real y volcarnos en una especie de limbo, al sumir el tiempo mismo en un tiempo vacío, la función de los libros sería no desde luego tratar de evitar o superar el tiempo que todo lo corrompe y lo devalúa en la pretensión de una suerte de falsa eternización, sino por el contrario mostrar lo diferenciado respecto a lo indiferenciado, lo lujoso respecto de lo que es útil, lo más destructor respecto del efecto de lo real indestructible, de lo más perecedero respecto de la muerte imperecedera
El grito hace abismo donde el silencio se precipita donde el sujeto no aparece más que como significado de la abertura. Drama opaco sino estuviera ahí la angustia para revelar su sentido
Entre el pensamiento y la muerte hay una cuerda frágil y necesaria, un puente colgante, un puzzle de pensamientos fragmentados
el final del tiempo es cada mundo
la noche era tan negra como ahora
como lo sigue siendo
hay miradas que se alejan de nosotros
se pierden en el vacío
de pronto nada más existió
estaba en el borde de sus libros
la palabra perdida
y toda palabra recuperada es una maravilla
Que la palabra pueda perderse prueba que ella no es nosotros mismos y que en nosotros la lengua es adquirida quiere decir que podemos saber de su abandono, estar expuestos a él y que el todo del lenguaje puede dejar aflorar la sombra húmeda de las ruinas del pasado, una sombra que se da prisa y que es innecesariamente tomada de nuevo en el abismo interior del cuerpo, de la garganta, o incluso un vapor que huye al exterior de nosotros mismos, una ligera palabra que ha escapado en el aire y se ha desvanecido en él
tengo memoria de aquello que no me acuerdo
recorría un territorio donde una palabra se había despistado
intenté desandar el tiempo
No escribo por deseo, por costumbre por voluntad, por oficio. He escrito para sobrevivir. Era la única manera de hablar callándome, acechar la palabra que falta, leer, escribir, es lo mismo, porque el desposeimiento fue la apertura, la única manera de permanecer al abrigo sin exiliarme por completo del lenguaje como los locos, las piedras que son desgraciadas como ellas solas, como las bestias, como los muertos
después me calló el por qué
el nombre en la punta de la lengua es mi secreto
El pensador se traviste de mendigo, loco sabio, nunca de poderoso. El poder nubla, embrutece
Aquel que piensa está en el paraíso, pero allí está completamente solo, desnudo, sin muertos, temblando con los pies mojados
el pensamiento
como la belleza de un verso
conserva la transitoria libertad de lo efímero
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Agosto 3 de 2024
Uno de mis escritores más admirados, una summa inclasificable, de una cultura que viene desde el origen de los tiempos y recorre todos los espacios posibles, Quignard, enorme pensador, sublime poeta, el gran arquéologo de la aventura humana, esa aventura en que puede transformarse la existencia desde la pregunta por el origen de cada vida – cómo fue o pudo haber sido - y que se conjuga en los dos más grandes y profundos misterios que nos encarnaron, los de la vida y la escritura
Estas líneas quieren ser una errancia a través de su escritura, como hacer marcas en una corriente que tiene la memoria de falsa continuidad, al margen de los dictados del tiempo, y un atrevimiento al reconfigurar el espacio de sus letras. Algo como escribir en los margenes de un libro, o subrayar, o comentar
el libro se abre
leer vuelve a abrir el pasaje hacia la vida
el pasaje por donde pasa la vida
la súbita luz que despierta con el nacimiento
leer descubre la naturaleza
explora
hace surgir la experiencia en la palidez del aire
como si naciéramos
La literatura es la verdadera vida que cuenta y reúne la vida dislocado, bloqueada, desordenada, violada, gimiente. La escena donde toda escena tiene su origen en lo invisible sin lenguaje es una actualidad incesantemente activa
Al leer se abandona inmediatamente el mundo desde el mismo momento en que el libro es abierto, y el sentido que encontramos en él o que esperamos obtener de él apasiona esa búsqueda perpetua que es el alma
En ese diálogo de todos con todos hay una brecha, una válvula, un hueco, una fisura, que recuerda a la fossa misma donde el nacimiento interpela los rostros. La muerte también crea un agujero imaginario, un intervalo
La página vacía donde escribimos - ese extraño país blanco - es, en sí misma, heredera de esa brecha
se cierra la boca
se escribe
se está solo
se es uno mismo
se respira
Un buen libro, por su entonación, su ritmo, es música: cuando se lee, se escucha
Lo que es oído no conoce párpados ni tabique ni tapicerías ni murallas. Imposible de limitar, nadie puede protegerse de ello. No hay punto de vista sonoro. El ojo, la mirada, es posible sustraerla, pero los oídos son agujeros siempre abiertos donde toda cadena de significantes tiene distintas voces lo que hace una equivalencia entre la voz y la enunciación
Hay una forma de música casi nueva, tan escaso se ha hecho el silencio, , leyendo, se accede a un repliegue de lo sonoro en nosotros mismos que es una bendición
El libro que uno busca escribir es el que no dejaría nada, es el libro que recogería todo aquello que ha caído
De noche el callejón negro
Es nada más que traer el “érase una vez” del origen, la puerta única: nuestro cuerpo está solo entreabriéndola
Cada uno entra solo por la puerta donde otro desapareció
Se lee solo, de soledad en soledad, como un otro que no está ahí, que no responde, y sin embargo responde
Como una caja de Pandora, la lectura encierra todas las promesas faustas y nefandas que constituyen el nudo mismo de la existencia. Hay algo tenso, tortuoso, y paradójico relacionado con la palabra. Es como estar condenados al lenguaje y este uso artificial y artificioso de las lenguas constituye el pecado original y los lectores se someten a esta cacería de lo inmediato - un ritual nada inocente - de una forma involuntaria
Nuestro acceso a lo real absoluto nos está vedado porque lo real no es más que la secuela de la lengua
Leer expone a ser desestabilizado. Hay peligro - yo adoro ese peligro - uno no sabe adónde va
Al fondo de cada uno, el núcleo del sueño indomesticable, incomunicable, alérgico en su secreto
Lo que hay en el fondo de nuestro pensamiento no es la verdad sino el sueño, la posibilidad de soñar lo que nos falta
Los sueños en la noche se instalan en los intersticios, en los quicios, en las zonas marginales de la conciencia donde puede vivir la transgresión
soledad infranqueable
tanta negrura
Huir de las miradas
Terminar nuestros días bajo la mirada de nadie. Morir como los gatos en un ángulo invisible que consiguen en el lugar donde mueren
Cuando escribo me siento como un ciervo que se aleja y busca la paz del bosque
Escribir es siempre un callar terrible. Todas las palabras tienen su vacío pero tienen su secreto que las letras revelan
La literatura ama una voz que ya no suena en el espacio sino que suena en el fondo del alma, una voz que sube de lo invisible, más allá de toda música, los labios vueltos mudos aman ese canto que no se oye
Solamente para los no lectores las letras no parecen que sean la vida viviente
viva vita
vida sin muerte
vera vita viva
verdadera vida totalmente viva
Los volcanes pueden empujar y perforar el mar. En ese momento el mundo está explotando, la Tierra hierve. Hay que mantenerse siempre en contacto con ese empuje que nos precede, que es el propio Big Bang que se persigue a sí mismo con ese sol que quema y esa lava que sube.
Es mantenerse en lo actual, pero en el estado más arcaico de lo actual. No hay que cortar ese vínculo
Los verdaderos libros mantienen la memoria o el amor por la lengua que reparte y descuartiza el mundo en todo tipo de órdenes y categorías. Por eso, la lengua renueva biológicamente la devastación de toda infancia
La lengua es un código que incrimina y recrimina
El lenguaje no es un instrumento de felicidad, tampoco una creación individual o singular
Una frase leída puede ser una semilla que brota
amo los libros
amo su mundo
amo estar en la nube
que forma cada uno de ellos
que se eleva
que se estira
Amo los libros en donde quienes los escriben nunca emergen de su lectura
Amo proseguir su lectura. Siento excitación al recobrar su paso leve y su volumen dentro de mi pluma
Me gusta envejecer en su silencio
en la larga frase que pasa ante los ojos
Es un canto solitario que solo escucha el que lee. La ausencia de su exterior, la ausencia total de escándalo, de queja, de abucheos, el alejamiento máximo de la vocalización y de la multitud de los humanos que los libros permiten, vuelve a traer una música muy profunda que comenzó antes de que el mundo apareciera
Una vida dedicada a la lectura trae consecuencias temibles: exilios, silencios, retiros, dimisiones, divorcios, suicidios. Aislamientos sin cesar renovados. No solamente los días, sino todas las noches, todos los sueños, incluso la sexualidad, su muerte incluso, están implicados
La identidad de quien penetra en los libros es transformada para siempre
La contienda siempre es cruel entre las palabras y los cuerpos, la lucha territorial que se establece y en donde se juega algo crucial, al menos para Occidente, el reino del sentido, la tierra prometida a los seres de la lengua: el gozo noético, un reino frágil de papel incapaz de ahogar eso que respira como un animal escondido bajo la piel pulposa de la palabra
La experiencia de la palabra que se sabe y de la que se está privado es una experiencia en donde arremete el olvido de la humanidad que hay en nosotros en donde el carácter fortuito de nuestro pensamiento, la naturaleza frágil de quienes somos, la endeblez involuntaria de nuestra memoria y su enjundia lingüística se tocan con el dedo. Allí nuestros límites y nuestra muerte se confunden por primera vez. Es el desamparo ante lo que es adquirido
Trata de encontrar el momento primero en que la lengua adquiere un sentido preciso en cada caso, que se esfuerza en encontrar todos esos instantes donde el movimiento mismo de la denominación es vencido o forzado por un sin sentido o una fuerza o una pulsión animal o salvaje que en el fondo lo sostiene y a la que malamente la maquinaria lingüística trata siempre de sofocar
Siempre hay una duda, una sospecha sobre el lenguaje. Conservamos siempre ese mundo antiguo que no hablaba y en el cual lo sensorial o el sentido del mundo era intenso. Antes del logos hay una vida intensa que se reencuentra en los sueños
El cielo, el río, el océano, los astros y la Tierra son de una belleza majestuosa y no hablan. Las cuatro estaciones y su cortejo de plantas de luz de nieve de bestias y vestimentas. Se suceden y no hablan
Los hombres discuten entre ellos, se dirigen a los dioses y dan opiniones porque temen la belleza atroz
Para desacondicionarnos de la lengua existe esa cosa maravillosa que son los libros, o sea, la lengua puesta en silencio
Buscar escapar de la cárcel predatoria del sentido, acceder a un gozo puro que no sea noético, que invada u ocupe el cuerpo en su plenitud como lo hace la oscuridad o el deseo sexual
Sagrada vesanía la de la lectura que en un mundo sagrado parece nueva y profana y en un mundo profano, sagrada. Terreno de nadie al que nos conduce esa inconsciencia temporal en que ella misma nos sume
Lo más extraño y fascinante de la palabra escrita es justamente esta dimensión de presencia que subyuga, que es la que la dota de su carácter sagrado
La inminencia de una revelación que nunca se produce, al buscar escapar de esa cárcel predatoria del sentido para acceder a un gozo puro provoca esa sensación donde se mezcla el fastidio y hasta la el resentimiento con el desamparo, el del amante absoluto que se entrega a un dios desconocido y ausente y
hacer callar a quien escucha, fascinar, poner de rodillas, alimentar la esperanza de que quien lo lea toque con el dedo la belleza o la solidez de la enunciación
La literatura tendría una función abstrayente o distrayente. Al suspender lo real y volcarnos en una especie de limbo, al sumir el tiempo mismo en un tiempo vacío, la función de los libros sería no desde luego tratar de evitar o superar el tiempo que todo lo corrompe y lo devalúa en la pretensión de una suerte de falsa eternización, sino por el contrario mostrar lo diferenciado respecto a lo indiferenciado, lo lujoso respecto de lo que es útil, lo más destructor respecto del efecto de lo real indestructible, de lo más perecedero respecto de la muerte imperecedera
El grito hace abismo donde el silencio se precipita donde el sujeto no aparece más que como significado de la abertura. Drama opaco sino estuviera ahí la angustia para revelar su sentido
Entre el pensamiento y la muerte hay una cuerda frágil y necesaria, un puente colgante, un puzzle de pensamientos fragmentados
el final del tiempo es cada mundo
la noche era tan negra como ahora
como lo sigue siendo
hay miradas que se alejan de nosotros
se pierden en el vacío
de pronto nada más existió
estaba en el borde de sus libros
la palabra perdida
y toda palabra recuperada es una maravilla
Que la palabra pueda perderse prueba que ella no es nosotros mismos y que en nosotros la lengua es adquirida quiere decir que podemos saber de su abandono, estar expuestos a él y que el todo del lenguaje puede dejar aflorar la sombra húmeda de las ruinas del pasado, una sombra que se da prisa y que es innecesariamente tomada de nuevo en el abismo interior del cuerpo, de la garganta, o incluso un vapor que huye al exterior de nosotros mismos, una ligera palabra que ha escapado en el aire y se ha desvanecido en él
tengo memoria de aquello que no me acuerdo
recorría un territorio donde una palabra se había despistado
intenté desandar el tiempo
No escribo por deseo, por costumbre por voluntad, por oficio. He escrito para sobrevivir. Era la única manera de hablar callándome, acechar la palabra que falta, leer, escribir, es lo mismo, porque el desposeimiento fue la apertura, la única manera de permanecer al abrigo sin exiliarme por completo del lenguaje como los locos, las piedras que son desgraciadas como ellas solas, como las bestias, como los muertos
después me calló el por qué
el nombre en la punta de la lengua es mi secreto
El pensador se traviste de mendigo, loco sabio, nunca de poderoso. El poder nubla, embrutece
Aquel que piensa está en el paraíso, pero allí está completamente solo, desnudo, sin muertos, temblando con los pies mojados